La recogida de níscalos se ha convertido en una alternativa en tiempos de dificultades económicas para muchas familias en aquellas zonas de España donde abunda esta seta, cuya recolección se ha convertido en una fuente extra de ingresos.
Cuando cae la tarde en el municipio ciudadrealeño de Piedrabuena, en sus accesos se puede observar el tránsito de numerosas furgonetas que vuelven del "tajo"; son familias completas que han pasado toda la jornada recorriendo a pie los pinares del entorno en busca de esta seta, que cada vez es más apreciada desde el punto de vista culinario.
Muchas de estas familias son de origen rumano y para ellos, la recogida del níscalo supone disponer de una alternativa de obtener ingresos en el tiempo en el que el trabajo escasea en el campo, una vez que ha concluido la vendimia y esperan el inicio de la campaña de recogida de la aceituna.
En Piedrabuena se concentran varios puntos de compraventa de níscalo de la provincia de Ciudad Real; allí, los recolectores venden su producto a los intermediarios que se encargan posteriormente de colocarlo en las grandes mercados de España.
Uno de ellos está regentado por Domingo Navas, quien cada día abre las puertas para comprar cientos de kilos de níscalos, en una campaña que, explica a Efe, "está siendo buena".
Navas comenta que esta temporada el níscalo "es de buena calidad", puesto que las condiciones meteorológicas han favorecido que su desarrollo en el campo sea óptimo.
"El níscalo está sano y su tamaño es el adecuado para ponerlo encima de la mesa de cualquier buen restaurante, o en la mesa de cualquier casa que aprecie su sabor y sus características", dice.
A las puertas de su puesto de compra se concentran más de una decena de furgonetas que acaban de regresar con la recolección del día, casi todas ellas ocupadas por ciudadanos rumanos que tratan de venderle el producto recolectado horas antes.
Los hermanos Cosmih y Marius Lingurar son un ejemplo de una de las muchas familias que se apremian a vender al mejor precio sus níscalos, para cerrar así una dura jornada de trabajo en el monte.
Cosmih Lingurar coincide con Domingo Ruiz en que este año la campaña está siendo buena y que el níscalo recolectado es de una gran calidad.
En lo que no se ponen de acuerdo y discrepan es en el precio al que se paga el kilo de níscalo recolectado, que ronda entre los 2 y 2,50 euros, un precio muy inferior al que comenzó pagándose al principio de la temporada y que alcanzó los 7,5 euros.
Los precios en origen quedan muy lejos de los 16 euros/kilo que hace unas semanas se vendía el níscalo en algunos mercados de Valencia, o los 9 euros/kilo a los que hoy se podía encontrar en varios mercados deMadrid.
Los hermanos Lingurar creen que el precio actual del kilo de níscalo no da para pagar el esfuerzo que realizan para recolectarlo", aunque afirman que "te permite sacar ingresos extras y afrontar mejor el futuro".
Ruiz también opina que en estos momentos el precio es "demasiado bajo", algo que "no debería ser así", pues un precio más razonable sería "pagar a los recolectores entre 4 y 5 euros/kilo", añade.
"El mercado es el que manda y nosotros no podemos hacer otra cosa que pagar en función de la demanda y de la oferta que cada día encontramos", comenta.
La familia Lingurar asegura que mañana volverá a recorrer los pinares de Piedrabuena en busca de níscalos, y lo harán con un único objetivo: "ganar un poco de dinero con el que poder seguir comiendo", dicen.
Fuente: lainformacion
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