Con la sequía, no todos pierden. Al menos, los agricultores de la comunidad, y sobre todo los de León, que han arriesgado este año y apostado por el maíz se llevarán una grata sorpresa al comprobar que el precio del producto se ha disparado como consecuencia de la falta de lluvias. Esta ha provocado que los precios de los alimentos, según refleja el último Índice de la FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, hayan aumentado un 6% en el mes de julio, tras tres meses consecutivos de descenso de los precios.
El alza repentina de los precios del maíz y el trigo en el mercado internacional se debe a los efectos adversos de la sequía en Estados Unidos, lo que ha supuesto una alteración en los cálculos respecto a la disponibilidad de estos granos en el corto plazo.
En Castilla y León este año se han sembrado 104.986 hectáreas de la gramínea, lo que significa una mínima variación del 0,3% con respecto al año pasado, que se sembraron 102.051 hectáreas.
Por provincias, las que más siembra de maíz tienen son León, que encabeza el ránking, con 60.406 hectáreas; Zamora, con 16.524; Salamanca, 16.000; Valladolid, 8.450 y Palencia, 1.658. Dentro de las que menos superficie sembrada tienen son las provincias de Ávila con 780 hectáreas; Burgos, 650; Soria con 348 y Segovia, con un total de 170 hectáreas.
Superficie base
El presidente de Asaja de Castilla y León, Donaciano Dujo, indica que en la actualidad se siembra una superficie menor que en años anteriores, cuando la comunidad llegó a tener hasta 131.815 hectáreas de maíz. Fue en el año 2005, cuando la superficie base para Castilla y León era de 92.800 hectáreas, un número establecido por la Unión Europea y el Gobierno central en función de la compensación de superficie de unas comunidades autónomas y otras.
Los cinco grandes productores de maíz del mundo, según la FAO, son Estados Unidos, China, Brasil, México y Argentina. La sequía ha golpeado especialmente al medio oeste norteamericano durante el mes de julio y ha afectado al 63% de las tierras cultivables del país, con niveles de sequía que van de moderada a extrema, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. En consecuencia, los precios internacionales de los granos han subido de manera significativa; el maíz ha crecido un 35% entre la primera semana de junio y la tercera semana de julio, llegando a 337 dólares la tonelada; el trigo incrementó su precio en 32% en igual periodo, llegando a 327 dólares la tonelada; y la soja subió un 33%, hasta 688 dólares la tonelada.
En España, actualmente el kilo de maíz tiene un precio que se sitúa en torno a 0,25 euros (41 de las antiguas pesetas) y seguirá en aumento en los próximos meses, aseguran desde las organizaciones agrarias. Desde el punto de vista de UCCL «no es bueno subir tanto de precio al recordar una situación similar; la que se produjo en 2008, cuando el precio del maíz subió a 40 pesetas y después descendió a 20 pesetas tras haber un alza».
Especulación
Para Julio López, secretario general de UPA, el incremento de precio previsto en el cereal significa «una situación muy negativa para los ganaderos por el coste de producción de los piensos, base alimentaria de los animales». Los ganaderos, recuerda López, «viven una situación dramática debido a la subida de precios del pienso, sumado a que ahora tienen que devolver los préstamos del 2008».
Según el coordinador de UCCL, Jesús Manuel Palacín, este incremento del precio del cereal no es rentable y «a la larga es malo porque los altibajos solo benefician a los especuladores». Los agricultores demandan estabilidad en los precios, «de forma que exista siempre un margen». La demanda de maíz, subraya, se está incrementando todos lo años, «llegando a precios récord que nunca se habían alcanzado. Son desobirtados, nunca ha ocurrido, nadie sabe donde está el techo», por este motivo añade que sería conveniente regular el mercado.
También va a repercutir en el consumo, apunta Palacín, «porque hay muchos ciudadanos que no van a poder pagar esos precios por cereales como el arroz y el maíz. Los países pobres no tienen dinero para comprar y tarde o temprano se tendrán que equilibrar los precios».
Fuente: El Norte de Castilla
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