La vuelta a la agricultura ha pasado de ser un sueño utópico para convertirse en una realidad. Cientos de jóvenes leridanos apuestan por volver a trabajar en el campo como medio de salvación a la incesante crisis económica que vive el país. Mientras las escuelas universitarias eran hace poco más de un lustro el objetivo de los trabajadores del futuro, ahora, proyectos como el de la Escola de Pastors de Catalunya se han tornado en una salida mucho más suculenta en el momento de zambullirse en el mercado laboral.
“El perfil medio de nuestros alumnos son de una media de edad de treinta años y con estudios superiores”, afirma Vanesa Freixa, responsable del Projecte Grípia, que fomenta el relevo generacional en el campo. Muchos, según Freixa, “dado los tiempos que corren lo que hacen es replantearse la situación y, sobre todo, el futuro. El trabajo de agricultor o ganadero son faenas básicamente vocacionales y que los propios alumnos llevaban dentro desde hacía mucho tiempo”.
El proyecto lleva implícitas cinco líneas de trabajo. Desde la formación, hasta el asesoramiento en las explotaciones pasando por la comercialización de la lana y la sensibilización de los hijos de los propios payases de que en la tierras existe un futuro potencial muy amplio. De hecho, uno de los puntos que destacan y que apunta Danesa Freilar es que “la mayoría de las personas que vienen a hacer el curso no son hijos de payases ni ganaderos”. Además, desde la Escola se apunta que más del sesenta por ciento de los alumnos que acaban el curso -que consta de cuatro meses de prácticas y uno de teoría- tienen un vínculo con el oficio ya sea a través de la payesía, de inicio de algún proyecto o como pastores de montaña.
Oriol Pi, un joven de 25 años de Matadepera, no dudó en ningún momento en matricularse al curso. “Me llegó la información y al día siguiente me encargué de rellenar los formularios y enviarlos”, expresa. Él es uno de los integrantes de la primera promoción de la Escola de Pastors de Catalunya, que tiene su sede mediante la Associació Rurbans en Rialp. Con un Grado Medio de Forestal en su currículo, Pi trabaja de payés y ganadero en Matadepera y, junto a dos compañeros, se encarga de comercializar sin intermediario alguno sus hortalizas y carne ecológica a particulares y restaurantes de la zona. Asimismo, ha creado una empresa que también se dedica a la limpieza de bosques con ovejas, una medida que mantiene las zonas boscosas limpias durante todo el año.
“Este sector siempre está en crisis”, apunta Oriol Pi, “no se pueden contabilizar las horas, porque entonces nuestro trabajo sería impagable, y las ayudas acostumbran a llegar muy tarde”. No obstante, asegura ser feliz con lo que hace, aunque algo molesto. “Lo que nos encontramos es que la gente en la ciudad acostumbra a cuidarlo todo y cuando se desplazan al campo parece que no hay normas ni leyes. Todos debemos tener un sumo respeto al entorno y más cuando estamos viviendo de ello”, explica.
El Departament de Agricultura, Ganaderia, Pesca, Alimentació y Medi Natural (DAAM) ha ayudado a 354 jóvenes emprendedores catalanes a instalarse en una explotación agraria. El importe total otorgado es de 11.534.958,09 euros, de los cuales 11.112.239,24 son en forma de subvención directa y los 468.210,05 euros restantes en bonificación de intereses de préstamos. Este dato representa el mayor número de expedientes de jóvenes agricultores aprobados en una convocatoria del Programa de desarrollo rural de Catalunya (PDR) 2007-2013. Superando en un 13% el importe total otorgado en la convocatoria 2011 y de un 23% el de la campaña 2010, la cual supuso un punto de inflexión con la flexibilidad de los requisitos respecto de las anteriores.
Esta subvención en Lleida supone un total de 4,8 millones de euros de los que se beneficiarán 154 personas. La media por joven emprendedor en el mundo de la agricultura será de 31.400 euros.
fuente: lavanguardia.com
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