Una mayor remuneración, el logro de mayores derechos sociales y el reconocimiento de una identidad profesional se han convertido en el objetivo de muchas mujeres que viven y trabajan en el campo y que luchan por equilibrar una situación que tradicionalmente ha estado en manos de los hombres. La mujeres reclaman su sitio en el mundo rural y no quieren se solo se hable de ellas el Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se celebró como cada año el pasado día 15.
Desde hace unos años la mujer se ha ido incorporando a una serie de actividades donde hasta hace no mucho parecían ser coto reservado para el varón. Hoy en día es normal ver mujeres en el Ejército, la Policía o en el Cuerpo de Bomberos. Sin embargo, todavía hoy no es fácil verlas conduciendo un tractor, una cosechadora o cualquier otro tipo de maquinaria agrícola.
Actualmente, más de un tercio de las personas que trabajan en explotaciones agrarias son mujeres, pero en el 71,19% de los casos los titulares de dichas explotaciones son hombres, según datos de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur).
Nuevas tecnologías
Hoy en día las mujeres se han especializado en el manejo de maquinaria agrícola, sistemas de agricultura de conservación, de ahorro de eficiencia energética, formación en prevención de riesgos laborales, técnicas de «marketing»
Ante una mayor demanda son cada vez más numerosas las iniciativas de formación, como el proyecto Tecno Rural Woman, con apoyo de la UE, el Ministerio de Agricultura y la Asociación Española de Agricultura de Conservación/Suelos Vivos. Esta formación permite a la mujer incorporarse a las nuevas tecnologías agrarias y como base de aprendizaje para la creación de empresas y empleo estable en el territorio rural.
«Hasta ahora se pensaba que conducir tractores era una tarea exclusiva para los hombres», afirma Carmen, que añade que «ya es hora» de que las mujeres «asuman la dirección de sus explotaciones agrícolas».
«Deben perder el miedo a llevar una explotación», afirman desde Agracon
Leonor, una agricultura andaluza, asegura que al precio que está el aceite y los altos costes de producción «no me puedo permitir tener en nómina a una persona, por lo que estas tareas las realizo yo misma».
Por su parte, Ruth Hernández, ingeniera técnico agrícola de la Asociación Aragonesa de Agricultura de Conservación (Agracon), está convencida de que «las mujeres deben perder el miedo al hecho de llevar una explotación agrícola. El campo puede ser profesionalmente una salida más.
En este sentido, la presidenta de Fadmur, Teresa López, cree que en el actual contexto económico se está demandando más información para aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan en cuanto a avances tecnológicos aplicables a la agricultura y la mujer no debe ser ajena a ellas.
Fuente: abc
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