El papel de los huertos urbanos para combatir los efectos del cambio climático y la contaminación, y su potencial para suministrar alimentos a la distribución e incluso su uso con fines hoteleros han sido algunas de las cuestiones abordadas en el taller organizado hoy en Madrid por la Fundación Foro Agrario. El debate contó con expertos procedentes del ámbito académico, de la administración pública y de la empresa privada, que analizaron diferentes experiencias de huertos urbanos y sus beneficios ambientales, sociales y económicos.
El catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de la Politécnica de Madrid, José María Durán, ha subrayado en su ponencia que un metro cuadrado de cubierta vegetal puede generar la cantidad de oxígeno que necesita una persona durante un año.
Además, la misma superficie es capaz de absorber unos 50 gramos diarios de CO2, amortiguar la temperatura ambiente en unos cinco grados, tanto en invierno como en verano, y reducir la contaminación sonora hasta en 10 decibelios.
Al mismo tiempo, ha explicado los beneficios de la fertilización carbónica para los vegetales, ya aplicada en invernaderos y que puede aumentar la productividad hasta en un 40 %.
Una plantación de tomate, ha dicho, puede llegar a absorber entre 200 y 500 kilos de CO2 por hectárea al día.
Entre los aspectos que habría que resolver a la hora de implantar los huertos urbanos, se ha referido a la necesidad de aligerar el peso de las cubiertas, al uso de energía solar para mejorar su rendimiento y a la posibilidad de alcanzar acuerdos con la distribución y la hostelería para comercializar los productos.
También ha llamado la atención sobre la necesidad de lograr un mínimo empleo de fertilizantes y de agua, y que en el caso de la segunda no debería concurrir con la de consumo humano.
Los participantes también han expuesto ejemplos de huertos urbanos ya en marcha en colegios, centros de mayores, comunidades de vecinos o incluso en hospitales.
El consultor Alexei Cortina, de una firma de huertos ecológicos, ha citado el ejemplo de Elche, que ha dedicado una superficie importante a huertos urbanos, o el del pueblo inglés de Todmorden, que cuenta con 70 espacios dedicados al cultivo de vegetales, granjas piscícolas y corrales, y que en 2018 espera alcanzar una producción de huevos suficiente para toda la población.
Fuente: agroinformacion
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