Desde el pasado 25 de septiembre, estudiantes de la Yokohama National University y de las Universidades Europeas de Madrid y Canarias, han realizado un trabajo de investigación basado en la recuperación de la zona costera de Tacoronte a través del agroturismo.
En este workshop, diseñado por el arquitecto canario Fernando Menis y coordinado por los profesores arquitectos de la reconocida Yokohama Graduate School of Architecture (Y-GSA), Koh Kitayama y Kazuhiro Kojima, así como la jefa de estudios de dicha escuela de arquitectura, Mariko Terada, y los asistentes Masatoshi Hirai y Motosuke Mandai, los alumnos han contado con el asesoramiento de destacados expertos como Wolfredo Wilpret (Catedrático Emérito de la Universidad de La Laguna), Marisa Tejedor (Doctora en Biología y Catedrática de Edafología y Química Agrícola por la Universidad de La Laguna), Óscar Vázquez (abogado y Registrador de la Propiedad en Cataluña), Luis Hernández (geólogo), Pilar Parejo (experta en turismo) y el paisajista Fernando Ascanio. Asimismo, han recibido la información sobre los servicios que ofrece Cartográficas de Canarias (Grafcan) a través de su director técnico, Jorge Rosales León.
La iniciativa ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Tacoronte a través del expreso interés del alcalde Álvaro Dávila por realizarlo. Quien ha contado con el concejal de Urbanismo, Ignacio Álvarez, para llevarlo a buen puerto. Desde el consistorio se han facilitado todos los medios para poderlo realizar: información, aulario, medios audiovisuales, acceso a las zonas de investigación, así como atenciones protocolarias precisas para hacerlo posible.
La Universidad Europea de Madrid y la Universidad Europea de Canarias también han colaborado para que sus alumnos puedan beneficiarse de este intercambio internacional, que les permite incorporar a su expediente académico no solo créditos de libre elección, sino una experiencia de gran utilidad para su futuro profesional.
Workshop
El objetivo del workshop está enfocado a una acción de recuperación del territorio afectado por la erosión, basada en la implantación del agroturismo, mediante una intervención arquitectónica que permita rescatar los bancales (fincas escalonadas) convirtiéndolos en áreas de cultivo.
Este modelo de transformación del paisaje actual englobaría otros aspectos importantes como el social, ya que se produciría una interacción cultural entre agricultores locales y turistas, puesto que ambos establecerían una estrecha relación e intercambio de experiencias. Por otra parte, un efecto inmediato sería el beneficio geológico, con la recuperación de bancales afectados por la erosión, a través de la agricultura, consiguiendo generar un terreno fértil. Este contexto conlleva, a su vez, un beneficio económico, generando un nuevo tipo de negocio en el que el agricultor puede conseguir ingresos ofreciendo su trabajo en la tierra, a la vez que contribuye a su rehabilitación y a la protección del entorno paisajístico de la costa.
Se trabaja, por tanto, pensando en diferentes aspectos: economía agrícola, pues se trata de que el agricultor pueda mejorar sus ingresos; economía sostenible, ya que se propone el estudio de la creación de un posible “mercado” de CO2, donde la tierra tenga valor económico, aunque no se destine a terreno urbano; el aspecto geológico, pues con la intervención propuesta se consigue evitar la erosión, o frenarla en el tiempo y, por tanto, frenar también la pérdida de terreno; y por último el aspecto turístico, pues el agricultor puede obtener del turismo un ingreso, al fomentarse el agroturismo.
Partiendo de este fundamento básico planteado por el equipo de profesores, los alumnos se han dividido en cinco grupos, a cada uno de los cuales se le ha dado un concepto clave sobre el cual han realizado su trabajo de investigación tales como vegetación, transporte, climatología, agua o arquitectura, para dar forma a un proyecto general que permitiría la implantación del agroturismo y la recuperación del territorio de bancales de la costa tacorontera.
Transporte ecológico, agricultura y arquitectura
La zona de Mesa del Mar presenta una orografía muy especial, que hace que el tema del transporte sea un factor importante para cualquier desarrollo que se plantee para esta área costera. Es por ello por lo que Yusaku Goto, Yashushi Kobayashi, Juri Haramiishi y Javier de Puelles han centrado su investigación en este aspecto del proyecto. El acceso a la zona debería ser con transportes libres de CO2, como por ejemplo el uso de burros, para trasladar la cosecha de los campos del cultivo. Para ello, proponen la creación de pasillos de madera, que no sólo servirían como vía de transporte, sino también para proveer a la zona del suministro de agua. Gracias a este camino, generado a lo largo del paisaje, la gente puede moverse libremente, a la vez que se ven involucrados en la conservación del medio ambiente.
Por su parte, Takao Ofuji, Kenzo Tanaka, Haruka Tomosugi y Arturo Rodríguez, también parten de la orografía del lugar y aprovechan los balcanes para diseñar una pasarela, que juega con la horizontalidad y verticalidad, según la necesidad de contención, realizada con muros de piedra en forma de bucles que permiten generar espacios de descanso. Estos bucles se conectan entre sí y permiten obtener una vista limpia de todo el paisaje.
Los estudiantes Yuta Otsuka, Naoko Harada y Yuka Yamaguchi han considerado la variedad del ecosistema trabajado para atenuar los descensos en el terreno, creando para ello una terraza dividida, haciendo laderas y escaleras, teniendo en cuenta la salida del sol y la dirección del viento.
El grupo de Yu Iwasaki, Nobuhiko Sawa y Ui Ono plantean una nueva relación de las personas con el uso del agua y los bancales, mediante la purificación del agua proveniente de los hogares, que serviría para el riego, lo que permitiría, a su vez, evitar la erosión del suelo. En estas nuevas terrazas de cultivo la gente podría deleitarse de la agricultura y consumir productos frescos, a la vez que disfrutarían de su estancia en la granja.
Por último, Kai Echigo, Midori Segana y Yuko Higashide centraron su trabajo en la vegetación, diseñando terrazas de cultivo adecuadas a las características geográficas de la zona y al ecosistema. Reflexionan también acerca de cómo se cdebería comportar la arquitectura y la acción del ser humano para producir un cambio.
En todas las propuestas presentadas por los universitarios predomina una intervención arquitectónica acorde al paisaje de la zona, permitiendo preparar el terrenos para el cultivo y facilitando el acceso, de forma que los bancales actuales, afectados por la erosión, se conviertan en un nuevo espacio productivo.
Esta experiencia surge como consecuencia de un trabajo iniciado en Japón, en el área de Tohoku, una zona muy dañada donde es necesario partir de cero para su rehabilitación. Sin embargo, la zona costera de Tacoronte cuenta con un avance en comparación con Tohoku y es el turismo, ya que en Tenerife este aspecto está implantado, pero se trata de ahora de conseguir un agroturismo, que permitirá, a su vez, la recuperación del territorio y la dinamización de la economía local.
Este intercambio de trabajo es muy enriquecedor para ambas áreas que, aunque presentan características geográficas distintas, permiten generar ideas y conceptos que sirven de ayuda en los campos de investigación en los que el alumnado trabaja en la escuela de arquitectura.
Fuente: lavozdetenerife
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