La difícil situación por la que atraviesa el mundo ganadero volvió a ponerse de manifiesto en las dos citas organizadas durante este fin de semana en Cantabria. En una, la que estaba previsto que se celebrara el sábado en Polaciones, no entró al recinto ni una sola res. En la otra, la que tuvo lugar en Quintanilla de Lamasón, la demanda dio la espalda a la oferta. La crisis, que se ha cebado con el mundo rural, volvió a hacer de este último un frustrante fin de semana de actividad ganadera en la región.
Señalada en el calendario para el sábado 11 de mayo, la feria anual de Puente Pumar -en Polaciones- no llegó siquiera a celebrarse. Lamentablemente para los ganaderos que se habían desplazado a la zona en una jornada espléndida (de sol), al recinto no llegó a entrar ni una sola cabeza de ganado, por lo que los asistentes tuvieron que conformarse con contemplar una cabaña de vacas asturianas propiedad de Desiderio Gutiérrez y su hijo Ángel pastando en la pradera.
Poca recompensa para un viaje tan largo que, desde luego, todos podían haberse ahorrado.
Mayor movimiento, por suerte, registró la feria 'de año' celebrada ayer, domingo, en la localidad de Quintanilla de Lamasón, aceptable a todos los niveles.
Vacuno y caballar
En el recinto ferial, habilitado en una finca ubicada a orillas del río, hubo ganado vacuno y caballar de cierta talla y hubo igualmente público abundante. Falló la demanda, pues los pocos compradores comparecientes se limitaron a 'tanteos' y muy poco más.
La mayor parte de ganado vacuno que se observó fue de tudanco, del que se vieron tres cabañas numerosas: las de Lorenzo González, Mario Fernández y Nieves Álvarez. El primero, un ganadero de Cires, presentó más de un centenar de reses que partieron pronto del recinto rumbo a los pastizales de Tanea. También se presentaron vacas casinas, las de Julián Collado, y vacas con crías de raza parda de La Montaña, las de Carlos González.
Manadas de caballar presentaron, entre otros, Gonzalo y Fidel Agüero, que no faltaron a una feria en la que se vio ganado bien 'fresnao', esto es, de muy buen ver, señal inequívoca de que ha salido airoso del crudo invierno.
Fuente: eldiariomontanes.es
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