España continúa siendo un referente mundial en la producción de frutas y hortalizas frescas. De hecho, en medio de una profunda recesión, las exportaciones han evolucionado de forma positiva en 2012 y el sector hortofrutícola prevé concluir el ejercicio con un volumen de crecimiento del 10% con relación al año anterior, y una facturación que superará los 9.500 millones de euros. Según estas cifras, los engranajes de la denominada huerta de Europa siguen funcionando correctamente proporcionando unos rendimientos aceptables.
Sin embargo, el sector hortofrutícola español siempre ha destacado por su carácter emprendedor para no perder esa posición privilegiada ganada con el trabajo eficiente de muchos años. La agricultura siempre ha buscado la rentabilidad máxima y los ‘huecos’ o ‘rendijas’ que ofrece el mercado. En esta senda, diversas entidades y administraciones públicas, en colaboración con los productores, están explorando la implantación de nuevas variedades y cultivos alternativos con mayor demanda y posibilidades comerciales. Sin perder la identidad, ni despreciar las producciones con más arraigo de cada zona productora, se trata de diversificar con cultivos poco explotados en España. Cultivos deficitarios en volumen, de productos que Europa debe importar de países terceros para satisfacer la fuerte demanda de los consumidores. En este contexto, especies como el kiwi, el granado, el aguacate, el caqui, el mango, el paraguayo, el arándano... están cobrando protagonismo.
Comunidad Valenciana
En la Comunidad Valenciana el cultivo hegemónico, y con más peso económico, son los cítricos, pero los productores no renuncian a abrirse a otro tipo de producciones o variedades que ofrezcan rentabilidad. Por ello, más de 300 profesionales del sector agrario asistieron el pasado 17 de enero a la jornada técnica ‘Modernización de la Fruticultura Valenciana’, organizada por Cajamar Caja Rural en su Centro de Experiencias de Paiporta. El objetivo de esta iniciativa ha sido dar a conocer las alternativas existentes para la reconversión del sector citrícola a través de otras especies y variedades con positivas posibilidades de producción y venta, entre ellas el kiwi, el granado, el aguacate o el paraguayo.
La jornada fue inaugurada por el vicepresidente del Consell y conseller de Presidencia y Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua, José Císcar, que destacó “el apoyo del Consell para diversificar la producción agraria hacia cultivos alternativos con mayor demanda y rentabilidad”.
José Císcar indicó que la Generalitat mantiene, a través del IVIA, “diversas líneas de trabajo con el objetivo de encontrar variedades y cultivos que se ajusten a las características de suelo y clima de la Comunidad Valenciana, a las preferencias de los consumidores y con perspectivas interesantes para el futuro de nuestra agricultura”.
Durante su discurso, el vicepresidente resaltó el desarrollo del caqui “que se ha convertido en un ejemplo de éxito de un cultivo alternativo en la propia Comunidad, donde sólo en una década ha multiplicado su producción por cuatro y supone actualmente la tercera parte de toda la superficie de frutales de regadío al margen de los cítricos”.
Por su parte, el responsable de Negocio Agroalimentario y Cooperativo de Cajamar, Miguel Rodríguez de la Rubia, subrayó que “estamos en un momento en el que la agricultura debe buscar la rentabilidad máxima de sus producciones y ello requiere introducir nuevas variedades que se adapten a la demanda del mercado. Hay que ampliar el calendario de producción para que el consumidor pueda adquirir el producto durante prácticamente todo el año, así como mejorar sus cualidades para que resulte más atractivo”.
En este sentido, explicó que uno de los principales objetivos de Cajamar es impulsar el sector agrario a través de dos líneas de actuación: el traslado de conocimiento técnico de las oportunidades de producción de las distintas variedades y la financiación para llevar adelante el proyecto.
“Queremos contribuir de forma decidida al desarrollo de la agricultura valenciana por la vía de los hechos, mediante la aportación de los recursos financieros necesarios para acometer los proyectos de modernización del sector”, precisó Miguel Rodríguez de la Rubia.
La jornada estuvo dedicada a la reconversión del sector citrícola a partir de la modernización de las estructuras de producción para mejorar la productividad de las explotaciones, y la introducción de nuevos productos que se adaptan fácilmente a las condiciones climatológicas de la Comunidad Valenciana.
El responsable del Servicio Técnico Agroalimentario y Cooperativo de Cajamar, Roberto García, indicó en su intervención que “el sector citrícola va a seguir siendo estratégico pero va a tener que incorporar nuevas variedades, principalmente en el cultivo de mandarina, que tienen un precio de venta superior a las tradicionales. Asimismo, planteamos la diversificación de la oferta con nuevas especies como el kiwi, el granado o el paraguayo, cuya demanda es creciente y puede suponer una alternativa exitosa para el sector”. “La modernización del campo —según resaltó— requiere sistemas productivos más intensivos que permitan rentabilizar las inversiones en un menor plazo de tiempo”.
Tradicionalmente las explotaciones frutales tenían una vida útil de hasta 20 años, cuando en la actualidad no alcanzan los 10. Por ello, según Roberto García, “Cajamar ha lanzado una campaña de financiación que va a permitir a los agricultores disponer de los importes necesarios para hacer frente a la inversión que requiere el proyecto. Asimismo, vamos a facilitarles la amortización de los préstamos con generosos periodos de carencia y condiciones preferentes”.
Cultivos alternativos
Durante la jornada, los ponentes destacaron las posibilidades que ofrecen las nuevas variedades de cítricos, por su gran aceptación y demanda en el mercado, así como por sus posibilidades de explotación. Estas nuevas variedades permiten ampliar el calendario de producción y, por tanto, mejorar la rentabilidad.
Respecto a los cultivos alternativos, las intervenciones se centraron en el kiwi, el granado y el paraguayo, dada la creciente demanda que han registrado en los últimos años.
En España se consumieron, el pasado año, un total de 152.000 toneladas de kiwi, de las que sólo 23.000 se habían producido en nuestro país. El cultivo de este producto podría cubrir un mercado que actualmente requiere la importación de otros países, principalmente Italia y Nueva Zelanda.
Por su parte, el granado es un producto cada vez más demandado por sus propiedades antioxidantes. Este cultivo se adapta a terrenos pobres que hacen difícil la explotación de otros cultivos, por lo que representa una buena alternativa con buenas posibilidades de venta. Además, según expusieron los expertos que participaron en la jornada, hay numerosas posibilidades de introducir el producto a través de su comercialización tanto en fresco, como en cuarta gama o derivados.
Diversificar
España busca una oferta creciente de producciones diversificadas, amplias en el calendario y con menos competidores. La pregunta es ¿cuáles son las tendencias actuales de cultivo?.
El director del Servicio Técnico Agroalimentario y Cooperativo de Cajamar, Roberto García, tiene claro que España puede crecer como potencia hortofrutícola, pero necesita diversificar más. Como ejemplo, ha indicado, en unas declaraciones a Efeagro, que la Comunidad Valenciana “debe seguir pensando” en cítricos, que han sido “su santo y seña” y la tradicional fuente de divisas, pero también puede introducir kakis, granados, kiwi, nísperos o aguacates. En su opinión, debe tenderse hacia explotaciones más grandes —al menos 20-25 hectáreas, más intensivas y con variedades más tempranas—, a agrupar la gestión y venta de los minifundios —con cooperativas u organizaciones de productores— y apostar por la agroindustria, como la elaboración de zumos y IV y V gama.
El director de la Fundación Ruralcaja Valencia, Carlos Baixauli, ha asegurado a Efeagro que esta Comunidad depende demasiado de los cítricos pero que, después de tres años seguidos con precios bajos, se necesita diversificar —ha expandido el kaki— para evitar el abandono del campo, un problema “económico y medioambiental”.
Baixauli ha resaltado las oportunidades del kiwi, del que ya se han realizado algunas plantaciones pese a la difícil adaptación climática, con un consumo de dos kilos por persona y año de esta fruta en España, un mercado copado ahora por Nueva Zelanda. Lograr alta productividad y máxima calidad deben ser apuestas de los productores de kiwi, pese a que tienen que hacer frente a una inversión elevada para poner en marcha los invernaderos y la amenaza de la bacteria “PSA” que arrasa las plantaciones.
Baixauli también ha añadido que puede crecer mucho el consumo de granadas a raíz de descubrirse el potente poder antioxidante de sus zumos y granos, de forma que se abren oportunidades para este cultivo —emblemático ahora en Alicante— y para los aguacates y los paraguayos.
Este último cultivo se consolida en Cataluña, que cuenta con 3.700 hectáreas (unas 47.000 toneladas en 2012), tras un fuerte incremento del 41% interanual, según resalta la Federació de Cooperatives Agráries.
El arándano ha ganado terreno en Huelva, principal productor español, y está muy presente ya en Asturias o Cantabria. Fuentes de la firma Campoberry (Güemes, Cantabria) han planteado que “el futuro se ve muy bueno, con perspectivas de crecimiento importantes”, hasta el punto de que en los próximos dos o tres años quieren ampliar de 10 hasta 100 las hectáreas para atender a una creciente demanda en todos los países europeos. “Nuestra perspectiva es llegar a exportar entre 300.000 y 400.000 kilos al año”, han precisado las mismas fuentes.
En Almería, han tenido éxito comercializadoras de “bocados” u hortalizas “minis” —pepinos, tomates (como los Cherry y Baby), pimientos, calabacines o sandías— como Agromullor, Canalex, Ejidomar o Nature Choice, y también se ha introducido bien la fresa en los invernaderos (Unica Group), según Coexphal.
La agricultura murciana, por su parte, se ha caracterizado precisamente por su diversificación en los últimos años, y según el presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Región (Fecoam), Santiago Martínez Gabaldón, se producen hasta 7 u 8 variedades de lechuga, caqui, cereza, albaricoque y cítricos —naranjas, limones o pomelos—, entre muchos otros.
Desde la Universidad Politécnica de Cartagena han apuntado que en breve comenzará la segunda fase de investigación del proyecto impulsado por García Carrión, previa a la producción comercial de piñas en este territorio, aunque hasta octubre y noviembre no se tendrán conclusiones definitivas, “la primera fase dio resultados muy buenos y se ha dado continuidad al proyecto”.
En el caso del mango —unas 3.000 hectáreas—, gana peso en España, tras la eclosión de otro tropical, el aguacate (14.500 Ha), que se consolida en Canarias y crece en Andalucía. Pistachos, frambuesas o cacahuetes son otros cultivos que se abren camino en España, que apuesta por la constante exploración de alternativas agronómicas en estos tiempos de crisis.
Fuente: valenciafruits
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