Bajo una gran carpa central se agolparon un buen número de corrales en los que se exponían ejemplares de razas de muy diversa procedencia. Ni que decir tiene que, además del interés que despertó a los ganaderos, también congregó a multitud de curiosos, especialmente a los más pequeños.
Entre los expositores de dicho recinto se encontraba la cooperativa de Pollença, que mostraba ejemplares de su especial cabaña, distinguida con una marca de calidad reconocida a nivel europeo. Paco Úbeda, gerente, y Martí Solivellas, presidente de la entidad, atendieron personalmente a muchos interesados.
Mostraron los resultados del cruce practicado desde hace unos años entre oveja mallorquina y la neozelandesa shuffol, de la cual algunos carniceros no dudan en asegurar que tiene una costilla de más.
Saliendo de la gran carpa en dirección a la calle Major se encontraba la muestra de ganado caprino. Una docena de corrales exhibían lo mejorcito de varias razas de cabra de muy diversos puntos de Mallorca.
Raza autóctona
La oveja mallorquina se encontraba en una calle lateral. También cabe destacar una nutrida representación de la raza autóctona.
Sin embargo, para los más profanos, lo que llamó de verdad la atención fueron las demostraciones de esquilado que llevaron a cabo algunos expertos. Las cámaras fotográficas no dejaron de inmortalizar las evoluciones de unos profesionales cuyo oficio va cayendo en desuso.
Fuente: diariodemallorca.es
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