El primer compost obtenido tras la implantación, de la mano de Sogama, de un programa de compostaje doméstico en 250 viviendas unifamiliares pertenecientes a los ayuntamientos lucenses de Guitiriz, Quiroga, Palas de Rei y Ribadeo, además del coruñés de Ortigueira, se salda con un balance positivo, reuniendo todos los requisitos de calidad recogidos en la normativa vigente para ser aplicado al suelo con absolutas garantías. De acuerdo con los parámetros establecidos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y tras ser analizado por el Laboratorio Grupo de Investigación GI-1649 de la Escuela Politécnica Superior del Campus de Lugo de la USC, dependiente del Instituto de Biodiversidad Agraria y Desarrollo Rural (IBADER), fue catalogado como Clase A.
El proyecto arrancaba el pasado mes de mayo tras la distribución, por parte de esta empresa pública, de un total de 50 compostadoras por localidad para que los hogares que voluntariamente habían decidido participar en el mismo pudieran fabricar su propio abono a partir de la materia orgánica generada, evitando de esta forma que en torno al 40-60 por ciento de los residuos producidos fueran depositados, junto con la fracción no reciclable, en los contedores verdes convencionales.
De forma paralela, se llevó a cabo un curso de formación dirigido a los representantes municipales que asumieron el rol de maestros composteros, encargándose posteriormente de enseñar la técnica a las familias incorporadas al sistema y de efectuar un seguimiento de todo el proceso, que estuvo reforzado con el reparto de material didáctico y divulgativo (carteles y manuales fundamentalmente) en el que se describían los pasos a seguir para que el vecindario adscrito a esta iniciativa obtuviera unos resultados favorables. El objetivo último no era otro que lo de cerrar el ciclo de reciclaje de la materia orgánica en origen y aprovecharla íntegramente en la vivienda como fertilizante natural para huertas, jardines y tierras de cultivo.
Las compostadoras, de 360 litros de capacidad y fabricados con material reciclado y reciclable, ayudaron a los participantes a llevar a cabo un proceso más higiénico y controlado. Simultáneamente, los ayuntamientos repartieron entre los vecinos bolsas de colores reutilizables de 20 litros de capacidad cada una, elaboradas a partir de polipropileno reciclado, con la pretensión de hacer más cómoda la selección de desechos en origen, intentando así mejorar las tasas de reciclado a nivel municipal; un logro que no sólo traerá consigo compensaciones medioambientales a nivel de ahorro de energía y materias primas, sino también económicas, incrementándose los ingresos para las arcas locales en función de la cantidad y calidad del material remitido a los centros recicladores, y aminorando el importe de la factura a pagar a Sogama.
Pero, más allá de los beneficios ambientales y económicos, la autocompostaje también trae consigo significativos beneficios sociales, ya que evita los continuos desplazamientos que la población del rural, habitualmente envejecida, debe realizar hasta los contedores, por lo general alejados de las viviendas debido al alta dispersión de la población. Asimismo, se demostró que este tipo de proyectos no suponen ningún esfuerzo adicional para el vecindario del medio rural, ya que la segregación de los restos orgánicos para alimento del ganado y fabricación de compost forma parte de su acervo cultural, permitiendo que el programa, ahora modernizado, se adapte plenamente al estilo de vida de la ciudadanía.
La satisfacción con el programa fue la tónica habitual en los cinco municipios. Es por eso que, debido a la alta demanda de composteros y a la existencia de listas de espera, algunas localidades se estén formulando dar continuidad a esta iniciativa.
Transcurridos más de seis meses desde el inicio oficial del programa, se procedió al análisis del compost obtenido, concluyendo su idoneidad como enmenda orgánica. Para proceder a su estudio, se recogieron 25 muestras distribuidas entre los cinco ayuntamientos participantes, evaluando parámetros tales como el pH y la densidad, que se encuentran dentro de la normalidad, así como la relación carbono/nitrógeno, considerada idónea, siendo un importante indicador del grado de madurez del compost.
En cuanto a nutrientes tales como el fósforo, potasio, calcio, magnesio y sodio, todos ellos posiciónanse dentro de los rangos normales, lo mismo que la granulometría, indicando los informes que el 98,12 por ciento del producto pasaría por una malla de 10 mm (en el Real Decreto 824/2005 se establece que, al menos, el 90 por ciento debería pasar por una malla de estas características).
Quizás el punto más delicado fue el contenido de humedad, ligeramente superior a los valores medios deseados, pudiendo deberse este desvío a las frecuentes lluvias de los últimos tiempos. Es por eso que se recomendó a los usuarios que dejen secar el compost extraído antes de proceder a la aplicación del mismo.
Fuente: agroinformacion
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