España lleva más de tres años de retraso en la presentación a Bruselas de los planes hidrológicos de cuenca, que se debe a la "contaminación política del agua" de las autonomías, territorialización que perjudica al agricultor, y que complica la aprobación, a corto plazo, de un plan nacional. Así lo asegura a Efeagro el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, quien lamenta que el afán de los gobiernos autonómicos por querer establecer demarcaciones políticas y no geográficas del agua juega en contra de los intereses del agricultor y resta competitividad al sector.
En la actualidad hay 25 planes de cuenca para 7 ríos principales, mientras que en Alemania, con el mismo número de ríos, hay 10, y esta proliferación, según Del Campo, impide una mejor coordinación para organizar los recursos hídricos.
Advierte que el reparto del agua se intenta realizar según intereses políticos y no técnicos.
Así, por ejemplo, critica que las dotaciones de agua realizadas en los planes de cuenca del litoral andaluz, aprobadas el pasado viernes en Consejo de Ministros, son diferentes para un mismo cultivo entre la demarcación atlántica (Gaudalete-Barbate y Tinto-Odiel-Piedras) y la Mediterránea, cuando "debieran ser las mismas", lo que perjudica claramente al agricultor.
Sin embargo, no es el principal afectado por esta disputa, ya que el retraso en la aprobación de los planes de cuenca está suponiendo "la devolución de fondos Feder destinados a infraestructuras de regulación de agua" y afecta negativamente al desarrollo del medio rural.
Por otro lado, la falta de recursos públicos ha supuesto un frenazo al proceso de modernización de regadíos.
En la actualidad están pendientes de transformación más de un millón de hectáreas de regadío en toda España, apunta Del Campo, ya que un 70 % se financiaba a través de las Sociedades estatales de infraestructuras agrarias (Seiasas) y CCAA y el 30 % restante del coste de modernización lo aporta el regante.
Según explica, "los intereses totales para los préstamos -tanto de la banca privada como del Instituto de Crédito Oficial (ICO)- a un plazo inferior a 20 años superan en más de un 50 % lo que desde Fenacore consideramos que podría resultar admisible para que resultase viable la transformación", ya que están en torno al 8 %.
Sin embargo, no es solo el sector primario el que, en estos momentos tan complicados, ve como su competitividad se resiente por el retraso en la ejecución de un plan hidrológico nacional, sino toda la cadena agroalimentaria.
Los ingresos de los agricultores disminuyen, se contrata menos mano de obra y sufre todo el complejo agroalimentario asociado, además de perjudicar a otros negocios, como por ejemplo el transporte, por lo que el desarrollo económico de la zona se resiente.
Insiste en la necesidad de contar con obras de regulación del agua y explica que "España, sin obras de regulación, no podría disponer más del 8 % del agua de lluvia, porcentaje que supera el 45 % en Europa".
Gracias a embalses y trasvases con los que actualmente cuenta el Estado "hemos conseguido un nivel de regulación de más del 45 %, lo mismo que en Europa sin regular y donde, sin embargo, continúan realizando embalses".
Por eso es tan importante la aprobación, en el menor plazo posible, de un plan hidrológico nacional, aunque Del Campo señala que, para llevar adelante los planes de cuenca, además de terminar con el afán de los autonomías por "politizar el agua", habría que simplificarlos.
La excesiva cuantificación de datos y unos informes demasiado exhaustivos, que no se da en otros estados europeos, es otra traba más que dificulta su aprobación.
Hace un llamamiento al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, comprometido y consciente de la necesidad de un plan hidrológico nacional, matiza, para agilizar estos trámites.
Fuente: agroinfoacion
© 2024 Creado por AGRO 2.0. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de AGRO 2.0 para añadir comentarios!
Participar en AGRO 2.0