AGRO 2.0 ESPAÑA DEFENSA DEL AJO PROPIO

El sector del ajo lleva muchos años intentando solucionar sus problemas de mercado, uno de los cuales proviene de las fuertes importaciones de China, a precios por debajo del ajo español. En el momento actual el mercado está muy paralizado con pocas operaciones y a precio muy bajo, tal como concluyó hace pocos días la Mesa Nacional del Ajo. Entre otros factores, ha influido la constricción del consumo, como consecuencia de la crisis. Sin embargo, las perspectivas son buenas. La salida del ajo viejo y del temprano no almacenado, debe facilitar una próxima reactivación. En relación a esta previsión y en lo que se refiere al ajo chino, las importaciones han caído y el precio de entrada está siendo menor que el del ajo nacional, por lo que parece que este año la dura competencia de este gran productor oriental va a ser mucho menor. También las importaciones de Argentina y Chile se han visto reducidas.

Aunque este año parece que no va ser un problema, el sector denuncia de manera reiterada la competencia desleal del ajo chino. Esta será nuevamente una de las reclamaciones del Foro de Productores y Profesionales Europeos del Ajo que se reúnen el próximo día 21. Pero realmente, no es desleal, es una competencia basada en el gran diferencial de costes de producción, no solo por las normas fitosanitarias menos restrictivas, sino sobre todo, por el reducido coste de la mano de obra, en un sector que demanda muchos trabajadores. Cuestión muy diferente es la entrada ilegal de ajo a través de nuestras fronteras, algo a lo que sí hay que poner coto.

En lo que también hay consenso es en el malestar del sector por la aprobación de una marca de calidad de ajo chino reconocida por la Unión Europea, la IGP Ajo Jingxiang Sasuan, que coincide con la nueva explotación de la marca de calidad Ajo Español. Ha sido reconocida dentro del acuerdo 10+10 entre China y la UE, para el mutuo reconocimiento de marcas de calidad.

La última en registrarse en este marco comercial, ha sido una variedad china de melocotón, que también acompaña a manzanas, vinagre, y otros productos específicos de este país que no compiten con producciones europea.

Por otro lado, en enero de 2013 será de aplicación el Reglamento 1099/2009 que regula las nuevas normas de sacrificio del ganado. Si hace unos meses parte del sector ganadero puso sobre la mesa el riesgo de estas normas para el ovino y caprino, ahora son los productores de pollos de carne los que hacen lo propio, y por el mismo motivo. La nueva norma exige aturdir a los animales antes de sacrificio para evitarles estrés, y para ello se establece una intensidad mínima de la descarga que asegure la eficacia.

Es fácil de entender que la reacción de un organismo a la misma intensidad de corriente es diferente en función de su peso. Para un cordero del norte de Europa, sacrificado con bastante mayor peso que el español, una corriente de un amperio significada aturdimiento, pero en un animal mucho más pequeño podría estar más próximo al electrocución.

También o sobre todo, los aspectos económicos juegan un papel esencial. El efecto de una descarga demasiado intensa afecta a la calidad de la carne y, por lo tanto, a los rendimientos económicos de la canal. El sector del pollo afirma que los mínimos establecidos para el aturdimiento son demasiado altos y pueden provocar exceso de sangrado en la carne y por tanto pérdida de calidad comercial; uno de los efectos que también se ha planteado en el ovino y el caprino.

El sector ganadero defiende el aturdimiento, ya que mejora el manejo del sacrificio y la calidad de las carnes debido al menor estrés. Es algo lícito, que no impide que también se quiera proteger el bienestar de los animales, aunque eso es ya más subjetivo y depende del valor que le de cada persona. Llevado al extremo, la Comisión ya está estudiando sistemas de aturdimiento para el sacrificio de los peces. Seguro que recomendable para mejorar la calidad del pescado, pero quizás un exceso si hablamos de bienestar.

Fuente: hoyagro.es