Guillermo Valdés Quiles, ayer, en pleno injerto en la Granja Experimental. | y. socorro

Juanjo Jiménez Guillermo Valdés Quiles, ingeniero agrícola y técnico de la Estación Experimental Agraria de la Comunidad Valenciana, ha iniciado esta semana un peculiar safari por toda Gran Canaria en busca del almendro perfecto, el mato filosofal que reúna en sus frutos las mejores características de la, para él, la muy peculiar y característica almendra de la tierra.

Para explicar esta búsqueda y captura hay primero que entender que el almendro en las islas tiene casi tantas variedades como ejemplares existen - "una de las riquezas genéticas más grandes que he visto", afirma Valdés-, debido a que se hibridan entre ellos formando un caos de sabores y texturas. No existe pues, como en el caso de la Península o Estados Unidos, los dos mayores proveedores mundiales, un pequeño número de variedades seleccionadas que ofrezca a la industria repostera o los consumidores, un producto definido. Aquí, el frutal de una curva es de una manera y el de la siguiente recta, de otra, si bien, como explica el especialista, poseen un denominador común: generalmente es mucho más pequeña, y ofrece un ligero sabor amargo al principio para luego entregar toda el azúcar que llevan dentro, un valor "que la hace muy especial", según Valdés.

Pero, para eliminar este rebumbio Valdés Quiles ha cogido libreta, bolígrafo y tijeras de injertar por encargo de la Consejería insular de Agricultura, que dirige Francisco Santana y que está inmersa en una operación almendra para potenciar la explotación y la industria repostera. Para ello está asesorando a los productores, ofreciendo cursos sobre plantación, poda e injerto, organizando catas y, como es el caso, estudiando la raza autóctona para sacar lo mejor de ella.

El trabajo del especialista ahora consiste en encontrar un número reducido de matos pata negra, cribar de entre ellos lo que den mejores almendras e injertarlos en los patrones para clonar la maravilla.

Se crea así uno o dos estándares, a los que habría que bautizar, tipo canarión I y canarión II, de tal forma que el que lo adquiere conozca sus característica oligolépticas y sus cualidades específicas. Valdés, que no sabe si es por la luz, por el terreno o por la latitud, considera que su potencial, precisamente por rara y exquisita, "es enorme".

Fuente: laprovincia.es