La Clemenules es la 'reina' de las mandarinas, y cuando llega esta variedad al mercado, o mientras quedan existencias de calidad, las demás variedades van bastante a remolque. Por ello, cualquier productor de Clemenules al que le hablen de la posibilidad de alargar la campaña de esta variedad, pasando de los actuales dos meses -o poco más- a cuatro, firmaría de inmediato, porque sería como volver a la envidiable situación de cuando no había miedo excesivo por si la fruta se estropeaba, y por tanto no había prisas por vender, como ocurre hoy; no había continua presión vendedora, por lo que una menor oferta ante la demanda se traducía en mejores precios que ahora.
Y el caso es que no se trata de una quimera, eso de volver a tener Clemenules durante cuatro meses, o más, si se pusieran rápidamente en marcha las innovaciones del IVIA, combinándose la disponibilidad anunciada de nuevas subvariedades de maduración adelantada y retrasada, junto a prometedores 'patrones', inexplicablemente en situación de estudio reservado, que tienen la virtud demostrada de inducir iguales cualidades de precocidad o retardo.
El 'pie' amargo atrasaba
Al referirnos a la época en que la Clemenules disponía al menos de cuatro meses para comercializarse, hablamos de cuando casi toda nuestra citricultura se basaba sobre árboles con 'pie' amargo, que es el más 'borde' de todos, en el sentido de que aglutina cualidades de resistencia general que incluía precisamente el de no adelantar la maduración.
Pero el 'pie' o 'patrón' amargo, como otros minoritarios de entonces (hasta los años 70), era sensible a la enfermedad de la 'tristeza', que arrasó todas las plantaciones y obligó a un cambio histórico en el cultivo. En pocas décadas fueron sustituidos decenas de millones de naranjos y mandarinos, fue arrasado por el devastador avance de la dolencia, y toda la citricultura valenciana, como de otras zonas productivas, fue cambiando a los 'patrones' tolerantes, como Troyer, Carrizo, Cleopatra, Volkameriana, Macrophyla...
El Carrizo aguanta poco
Hoy, un 80% de la producción citrícola española se basa en el 'pie' Carrizo, lo que representa un potencial problema de monocultivo, puesto que si apareciera alguna enfermedad que lo afectara seriamente (por ejemplo razas de 'tristeza' más severas), volveríamos a tener el mismo problema que con el amargo.
Pero no sólo hay complicaciones potenciales por ello, algunas ya son reales. Por ejemplo, el Carrizo induce que la fruta de algunas variedades tenga menos duración, sea más sensible a determinadas deficiencias y, en general, se acortan los periodos de comercialización con buena calidad.
Esto es especialmente notable en el caso de muchas mandarinas, y en la Clemenules, que es la de mayor producción, representa un serio handicap. La oferta que antes -con menos tonelaje- se alargaba desde finales de octubre hasta febrero, incluso en algún sitio hasta primeros de marzo, ahora -con mayor volumen- se ha de sacar entre noviembre y diciembre, y si las temperaturas otoñales aprietan y persisten después las lluvias aparecen los deterioros de la piel, como el 'pixat'. Con el Carrizo, la misma variedad tiene un comportamiento diferente y se estropea antes.
Nuevas herramientas
Por tanto es vital que el sector pueda disponer de herramientas que le permiten salvar estos inconvenientes, porque eso se traduciría de inmediato en dinero, mucha riqueza a repartir entre todos los que intervienen en el cultivo, la recolección y la comercialización, aparte de dar más larga satisfacción a los consumidores.
Uno de los planes del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) consistió en irradiar material genético de Clemenules. Un sistema clásico para inducir mutaciones. Al final del largo proceso de multiplicación, valoración de resultados y selección, los responsables del centro han decidido entregar ya a los viveros, para su reproducción comercial, material de la subvariedad Nero, aunque en algunas zonas ha habido descuidos que ya han permitido su reproducción en campo.
Las características de la Nero son: frutos como la Clemenules pero con tendencia a algo más de calibre y uniformidad, con predominio de elementos achatados, que son los más apreciados, y con más zumo; sin semillas incluso en casos de clara polinización cruzada; y lo que es más interesante aún: precocidad en la maduración, que se adelanta de dos a tres semanas.
Para maduración más retrasada han sido seleccionadas en principio dos mutaciones; la Clemenverd (¿a quién se le ocurriría apellidar como verde a una clementina?) y la Neufina. Los investigadores casi tienen aparcada la primera, porque ven que la segunda es mejor y más recomendable, aunque no ha vuelto a repetir su marca de 2009, cuando se retrasó la maduración hasta primeros de marzo. Ahora parece que queda más fijada en enero, que ya es algo.
Aunque su nombre remite a la Clementina Fina, que peca de poco calibre, el de la Neufina es como el de la Clemenules, también sin semillas y con la peculiaridad de tener una piel fina pero muy resistente, por lo que la denominan también como 'la Clementina perdurable'.
Patrones en rara espera
La combinación de estas subvariedades, y de la propia Clemenules standard, con nuevos 'patrones' que inducen precocidad o retraso en la maduración, facilitará un escalonamiento deseable de la producción y de la consiguiente oferta, lo que es evidente que se podrá traducir en mejores resultados para todos.
Sin embargo, esos nuevos 'pies' o 'patrones' tan recomendables todavía no están a disposición de los agricultores y ni siquiera se sabe cuándo podrán salir del IVIA para que su reproducción comercial.
Se trata de un caso extraño, porque el hecho es que existen pruebas de experimentación que demuestran claramente las ventajas de este material. El V-17 adelanta la maduración de forma destacada, lo que hace que una misma variedad parezca otra. Y María Ángeles Forner, responsable de 'patrones' en el IVIA, asegura que tiene otros que atrasan, que inducen resistencia a enfermedades, que aguantan más la clorosis férrica, que dan frutos más gruesos, etc. Muchas opciones para poder maniobrar en una citricultura moderna.
Pero la superioridad del IVIA no permite que salga aún este material al campo porque dice que está en fase de saneamiento. Sin embargo es sabido que las virosis no se propagan por semilla.
Fuente: lasprovinicias.es
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