Hace siete años que Adel llegó a Galicia para trabajar en la construcción. Es de Marruecos, de un pueblo cercano a Libia, pero ahora vive en Santa Comba con su familia. Aunque aquí la burbuja inmobiliaria estalló algo más tarde que en el resto de España, cuando lo hizo pulverizó cientos de puestos de trabajo. También fulminó el de Adel. Y ha tenido bastante que ver en que el año pasado en Galicia el número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social se redujera en 8.147 personas con respecto al 2008.
Ahora este marroquí busca empleo, pero en alguna granja de cerdos o pollos porque, como dice, «es donde puedes encontrar trabajo en este momento». Algo semejante le ocurre a Barek, que llegó desde la República Checa a Galicia hace cinco años. Aquí fue, entre otras cosas, operario en una explotación ganadera. Adel y Barek buscan trabajo en un terreno copado hasta no hace mucho por extranjeros como ellos, pero la crisis ha provocado que cada vez sean más los gallegos o los españoles de otras comunidades -muchos rebotados de la construcción- que enfoquen su vida laboral a empleos en el campo, la pesca o el servicio doméstico, sectores que hasta no hace mucho se veían obligados a importar mano de obra extranjera para poder cubrir los puestos que ofertaban.
Basta con repasar los anuncios que aparecen en diferentes portales de Internet para comprobar que hay demanda, un hecho que confirman fuentes de Unións Agrarias. «Agora hai moita xente de aquí traballando nas granxas, pensaba que había menos, pero hai bastante», dicen.
Uno de los que busca es Jonathan Pomares. Tiene 29 años y llegó a Sarria desde Cataluña hace año y medio con su mujer y su hija. Recaló en Galicia porque tiene familia aquí, su tía y su prima, y porque, como dice, «en Galicia todo es más barato». No le importa trabajar en lo que sea. Ya estuvo un mes empleado como interno en una granja. Durante ese tiempo no podía ver a su niña, pero asegura que era mejor eso que no poder darle de comer. Ahora está en paro y busca algo en cualquier sector. «El trabajo que sea, en una granja..., no me importa, incluso sería pastor de ovejas», repite.
Algo parecido a lo que está ocurriendo en el campo sucede en la pesca. Cuando la construcción estaba en alza, igual que había pasado hace más de dos décadas en A Mariña lucense con los caboverdianos (ahora completamente integrados en Burela), el sector del mar se vio obligado a echar mano de trabajadores peruanos e indonesios para formar las tripulaciones de los barcos. Pero ahora son muchos los gallegos que están retornando. «Hai moitos armadores que teñen tripulación mixta de estranxeiros e de xente que volveu agora. No meu barco teño agora un camerunés e esta semana embarca un rapaz de aquí que foi albanel, ata me parece que estivo por Polonia. Tiven tamén un indonesio, pero marchou hai pouco», explica Rubén, patrón del barco Lúa Nova en Malpica.
Empleo en el monte
Al contrario de lo que está comenzando a ocurrir en el sector agropecuario o en la pesca, el forestal todavía requiere mano de obra extranjera. De hecho fue en el 2002 cuando se organizaron los primeros contingentes para traer trabajadores de Rumanía. Aunque ahora los desbroces o las talas han bajado y muchas empresas han reducido drásticamente el número de empleados, los empresarios consultados aseguran que precisan inmigrantes.
«O monte é un traballo duro e complicado e os que están cobrando a axuda familiar non queren ir traballar oito ou nove horas por 900 euros cando poden estar na casa con 450», explica un empresario de la zona de Castroverde. Y el propietario de otra compañía que tiene empleados a varios rumanos cuenta su experiencia. «Teño ido á oficina do Inem para buscar traballadores aquí, vir e ao día seguinte dicir que marchaban, que preferían continuar cobrando o paro. Non creo que no caso do monte os rumanos estean quitando traballo a ninguén porque polo de agora ao sector forestal, a cortar ramas ao lado das liñas eléctricas, non quere vir practicamente ninguén», dice.
De hecho, aunque algunos han regresado tras perder el empleo, la colonia rumana es la que más ha crecido en Galicia desde el año 2008.
fuente: lavozdegalicia.es
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