Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han analizado más de 60 marcas de queso habituales en los supermercados. La concentración de contaminantes organoclorados en la mayoría de las muestras es inferior a lo que marca la legislación europea, pero en unas pocas está por encima. Los científicos recomiendan vigilar los bifenilos policlorados, por ser cancerígenos. Las mayores concentraciones de estos compuestos han aparecido en quesos orgánicos.
“En general, los niveles de residuos de contaminantes clorados han sido bajos en las muestras de queso que hemos analizado, y se cumplen los límites que marca la legislación española y europea, salvo en unos pocos casos”, explican a SINC Luis Domínguez-Boada y Octavio Pérez-Luzardo, responsables del Grupo de Investigación en Medio Ambiente y Salud (Unidad de Toxicología) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Un equipo de esta universidad ha analizado durante más de un año muestras de 61 marcas comunes de quesos –54 convencionales y 7 orgánicos– y ha encontrado que en un grupo reducido de estas los niveles de ‘bifenilos policlorados similares a las dioxinas’ (dioxin-like PCB o DL-PCB en sus siglas en inglés) superan lo establecido por la UE. La recomendación es no superar los 3 picogramos WHO-TEQ de este contaminante por gramo de grasa del queso, pero en algunas muestras se han detectado hasta 76 pg WHO-TEQ/g. El valor TEQ (toxic equivalent) es una medida de toxicidad promovida por la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés). "Si se consumen las marcas de queso más contaminadas aumenta la probabilidad de sufrir efectos perjudiciales para la salud" Esta organización también recomienda que la ‘ingesta diaria tolerable’ sea inferior a 2 pg WHO-TEQ de dioxinas y análogos por kilogramo de peso corporal. “Pero si se consumen las marcas de queso más contaminadas se podría superar esa cantidad, y por tanto aumenta la probabilidad de sufrir efectos perjudiciales para la salud”, advierte el doctor Domínguez-Boada. Los riesgos por la ingesta continuada de contaminantes clorados no se han establecido de forma inequívoca, pero se sabe que son sustancias carcinogénicas –capaces de producir cáncer– y mutagénicas –pueden inducir mutaciones en el ADN–, además de actuar como disruptores endocrinos que alteran el delicado equilibrio hormonal del ser humano. Estos compuestos también pueden afectar negativamente al metabolismo. De hecho son diabetogénicos y obesogénicos, por lo que su exceso eleva el riesgo de padecer diabetes y obesidad.
Fuente: agroinformacion
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