La provincia de Soria ha iniciado, con la llegada a la capital de más de mil ovejas merinas desde Brazatortas (Ciudad Real), la recreación de la vida y la cultura del pastor trashumante, santo y seña durante siglos de la comarca de Tierras Altas, que no quiere olvidar sus raíces. "Mientras existan ganaderos, seguiremos empeñados en realizar esta actividad porque es una forma de reconocer el trabajo de tanta gente durante años", ha explicado a Efe Raquel Soria, agente de desarrollo rural de la Mancomunidad de Tierras Altas. La trashumancia ha sido, hasta mediados del siglo XX, el sustento de una comarca que alberga hoy a 1.600 habitantes empadronados en dieciséis municipios -con menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado-, y ha quedado hoy reducido a la presencia testimonial de tres ganaderos trashumantes.
Las ovejas han sido recibidas en el Cañuelo de Soria, cerca de la estación ferroviaria, tal y como se hacía antiguamente, para ser conducidas acto seguido hasta Los Campos, en Tierras Altas, por la Cañada Real Soriana Oriental -la de mayor recorrido de toda España con una distancia de 800 kilómetros-, cruzando la capital soriana ante la atenta mirada de muchos escolares que han salido a su encuentro.
La IV Fiesta de la Trashumancia, organizada por La Mancomunidad de Tierras Altas y los ayuntamientos de Las Aldehuelas y Oncala, tendrá su día grande el próximo sábado cuando el rebajo de ovejas llegue a primera hora de la mañana al pueblo de Los Campos, donde se contará y separará el ganado, se degustarán migas pastoriles y una caldereta de cordero, se hilará la lana y homenajeará a los mayores trashumantes, antes de inaugurar una estatua dedicada al pastor, obra del escultor Andrés Lasanta.
Una profesión con poco futuro y muchas trabas
El pastor que conduce la reata llegada a Soria, Eduardo del Rincón, ha pronosticado que los trashumantes se acabarán en poco tiempo en España, porque todo lo que le rodea está encarecido, en especial los portes -cada camión cuesta 1.400 euros- y los pastos, así como por la propia dureza del oficio, donde "estamos los 365 días del año, sin convenio ni nada".
Del Rincón ha asegurado que quiere que sus dos hijos adolescentes sigan estudiando, lo que él no pudo hacer, porque es el cuarto de una familia formada por once hermanos y que inició su oficio trashumante con apenas diecisiete años, desde Tierras Altas (Soria) al Valle de Alcudia (Ciudad Real).
"Los españoles nos hemos hecho muy cómodos, hemos vivido muy bien y lo del campo no lo quiere nadie", ha resaltado.
Del Rincón ha asegurado que es muy complicado que se incorporen jóvenes a esta actividad porque las administraciones exigen muchos requisitos y "papeles" y a los políticos, a su juicio, les interesa poco apoyar.
Fuente: agroinformacion
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