Por Francisco Javier de Miguel
Presidente del Clúster Empresarial Biomasa & Energía (CEB&E)
Las inversiones se alejan del sector
La autogeneración y consumo propio de energía empiezan a estar presentes en la mayoría de debates acerca del futuro de nuestro sistema energético. Los precios de las placas solares han disminuido un 80%, y las tecnologías de minigeneración mediante renovables ya constituyen una amenaza para el modelo energético tradicional, que se resiste, obstaculizando su desarrollo mientras estas mismas empresas presumen de “verdes”.
El gran problema de las energías renovables es que ya son rentables, y suponen una competencia para las tradicionales.
Lo que ocurre es que los desarrollos tecnológicos liderados con gran esfuerzo inversor por España se están perdiendo, en vez de ser rentabilizados en mercados que atraen los esfuerzos de suecos, austríacos y alemanes; e incrementan su capacidad tecnológica y de autogeneración mientras que España pierde puestos en el ranking. Incuso Estados Unidos apuesta por las renovables con el anuncio de nuevos apoyos por parte del estado. La conclusión es que las renovables no son el problema, como tratan de hacernos ver, sino una parte de la solución.
Poner en valor nuestros recursos y capacidades tecnológicas alcanzadas junto al autoconsumo energético es parte de la solución.
Sin embargo, todo apunta a que los grandes ganadores vuelven a ser quienes han generado una situación insostenible y que ahora reclaman que paguen los consumidores.
La situación es incongruente. Mientras que los responsables de la UE y los diferentes ministros españoles de este y anteriores gobiernos resaltan la oportunidad que el desarrollo las energías renovables y la economía verde en general suponen para creación de empleo, cada día nos sorprende una nueva medida que perjudica su desarrollo real.
¿Ignorancia? ¿Incapacidad? Nada de ello parece ser la causa.
Hay quien sospecha que las barreras son una consecuencia de la presión que ejercen los fuertes lobbies de la energía, que sistemáticamente acogen en sus nóminas a los expresidentes y altos cargos de los gobiernos salientes. Cualquiera les dice que no…
Un ejemplo son las centrales hidroeléctricas y nucleares españolas,ruto de la inversión pública realizada cuando el sector eléctrico no estaba aun liberalizado. Su desarrollo ha sido directamente financiado por el contribuyente, mientras que los beneficios actuales repercuten en las arcas privadas. Se impone el beneficio de unos pocos al del conjunto de la sociedad.
Los más de 22.000 millones déficit son, por tanto, una consecuencia de acuerdos políticos, ya que las grandes cuentas no se hacen con calculadora. Ahora nos lo están cobrando de nuevo a los usuarios, con la coartada de hacer culpables a las primas de las renovables y, a su vez, hacer creer a la opinión pública que los culpables del déficit son las primas de las renovables.
Solo hay que fijarse en el entorno. Para comenzar, unas referencias: Suecia autogenera más de la mitad de la energía que consume. España importa más del 80% de la energía primaria que consumimos. Somos el país europeo más dependiente energéticamente y con mayor escalada de precios de la energía. Les ganamos a todos. Entretanto, Austria desarrolla un plan nacional para transformar en cultivos energéticos un 6% de su superficie cultivable. En España hay grandes superficies abandonadas que constituyen un peligro por su facilidad para propagar incendios. Estas superficies pueden y deben constituir un yacimento de empleo rural estable.
Es igual de prioritario fomentar el ahorro energético que incentivar nuevas fuentes energéticas.
Otro caso es el de Finlandia, que lidera la obtención de combustibles líquidos para el transporte a partir de biomasa. Los centros de investigación españoles tienen una capacidad tecnológica reconocida a nivel internacional que no se rentabiliza. El desarrollo de las energías verdes en España ha constituido una referencia a nivel mundial que hemos pagado muy caro y ahora se está perdiendo.
Por último, los bosques centroeuropeos constituyen una fuente de ingresos notable por la generación de biomasa y el atractivo turístico que suponen. En España, los bosques están abandonados, no generan riqueza y son habituales escenarios de incendios imposibles de controlar consecuencia del abandono de las pistas y accesos.
Una de las aportaciones más interesantes para hacer frente a esta situación es la energía proveniente de biomasa. El uso de las biomasas con fines térmicos proporciona una emisión neutra de CO2. Además, las biomasas absorben lo mismo que emiten y suponen un ahorro energético próximo al 35-45%, incluso del 55 y 65% en los casos de calor distribuido, tan común en el centro y norte de Europa. No hay que olvidar que crea trabajo estable en el entorno rural en proporción de 9,5:1 respecto a la eólica y solar. Las cifras son todavía mayores si lo comparamos con la hidroeléctrica o nuclear.
Mientras tanto, nosotros preferimos importar combustibles fósiles que pagamos religiosamente a terceros, desequilibran nuestra balanza de pagos y, luego, tenemos que contribuir al pago por lo que contaminan.
Todos los expertos parecen admitir que el ahorro, la eficiencia y las renovables son necesarias para ayudar a salir de la crisis energética, pero mientras el bloqueo a su desarrollo se mantiene.
El proyecto ENERMASS promueve el desarrollo
de las biomasas energéticas en los países
del sur de Europa.
Que nadie piense que este conjunto de afirmaciones supone una aprobación a la anterior situación de primas insostenible. Incluso los productores fotovoltaicos, principales beneficiados del descontrol, admitían lo absurdo de una situación en la que no se correspondían las cuotas previstas con las alcanzadas. Falta de previsión que ahora no deberíamos pagar de nuevo con el frenazo actual que bloquea el sector. Ni tanto, ni tan poco, simplemente que el ejecutivo cumpla con su obligación de regulador.
El RD 1/2012 hace referencia expresa a su carácter temporal, y la urgente necesidad de disponer de un sistema energético más sostenible sigue existiendo. Con dependencia energética cada vez más cara y costes de financiación por encima de nuestros competidores, no hay futuro. Poner en valor nuestros recursos y capacidades tecnológicas alcanzadas junto al autoconsumo energético es parte de la solución. Entre otras razones, para tender a eliminar el 20% que perdemos en las redes de distribución.
En estos días es frecuente leer artículos en la prensa especializada internacional con títulos como este: “El gobierno de España toca y hunde a la termosolar”, acompañados de anuncios de demandas judiciales por parte de grupos de inversores internacionales. En resumen, que el desarrollo alcanzado en el sector con grandes esfuerzos puede convertirse en una fuente de pagos si las reclamaciones prosperan.
Pero la mejor eficiencia proviene de la energía que no llegamos a consumir. La mayor comprensión del ciclo energético que conlleva el autoconsumo fomenta la eficiencia energética, ya que es igual de prioritario fomentar el ahorro energético que incentivar nuevas fuentes energéticas. El autoconsumo contribuye a mejorar la deplorable tasa de autoabastecimiento nacional, crea empleo estable y reduce la dependencia energética.
Fuente: ecotimes (ambientum)
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