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AGRO 2.0 “En América Latina no entienden la importancia de la biotecnología”

El científico chileno Pablo Valenzuela, uno de los pioneros de la biotecnología, es el descubridor de la vacuna contra la Hepatitis B y del virus causante de la Hepatitis C. Hace poco visitó nuestro país para dictar la conferencia Nuevos emprendimientos, la biotecnología y su impacto en la salud humana, organizada por la empresa Digital Education. En diálogo con El Comercio, el también director científico de la Fundación Ciencia & Vida de Chile habló sobre sus últimos estudios, tales como uno relacionado con un nueva terapia de diagnóstico y tratamiento contra el cáncer y la importancia que tiene el desarrollo de temas científicos en países como el nuestro. Si quieres saber más sobre este tema, sigue leyendo esta interesante entrevista de Sandro Medina Tovar.

Su carrera está relacionada con el estudio de la genética molecular de los virus…

Hace más de 30 años cuando uno se hacía una transfusión de sangre no había la seguridad de que saliera bien, porque había o existía los peligrosos virus de la hepatitis B, hepatitis C, el sida, entre muchas otras. Nuestro primer trabajo, en Chiron Corporation (EE.UU.), fue hacer segura la sangre de los bancos para quienes los reciban, lo cual lo logramos.

¿Para ello clonaron los virus?
Exacto. Deseábamos, desde la empresa de biotecnología conocer los virus al detalle. Y una vez que lo hicimos resultó ser un negocio de varios billones de dólares, porque todos los bancos de sangre del mundo tenían que hacer un test. No se podían exponer a transferir sangre contaminada.

¿Fue así como logró una solución con el tema de la hepatitis B?
Hicimos una vacuna, a tal punto que hoy es una enfermedad que está desapareciendo. En cuanto a la hepatitis C, que fue un virus que descubrimos nosotros, fue llamado “virus transfusional”, pues la gente luego de las transfusiones se moría, pero no se sabía de qué. Hoy en todos los bancos de sangre del mundo se usan unos ensayos que lo elaboramos para detectar este mal, pero hasta hoy es una enfermedad mortal y no existe un tratamiento efectivo.

Bajo su dirección también se clonó el genoma del virus del sida. ¿Cuánto tiempo pasará para encontrar la solución a este mal?
Conocemos el virus, pero no se sabe aún cómo atacarlo. De momento, el conocimiento de este virus ha permitido solo el diseño de drogas inhibidoras. También desarrollamos una tecnología para la producción de varias proteínas foráneas en levaduras, tales como la insulina humana.

Pese a los avances en la biotecnología, ¿todavía hay mucho por hacer?
Los científicos hemos fracasado con los casos del sida y la hepatitis C. No hay vacuna para ambos. Entonces nada es seguro. Son retos. Imagina que alguien descubriera la vacuna, estoy seguro que usted pagaría entre US$100 y US$500 por una vacuna que lo libre del sida.

¿Y hoy está inmerso en otros proyectos?
Sí. Algunos creen que ya dejé de investigar. Pero paulatinamente les daré a conocer en lo que estamos trabajando. Se trata de un proyecto relacionado con el cáncer. Específicamente hablo de una droga que ataca a las células cancerosas.

¿En qué consiste el estudio?
La quimioterapia actual es una droga dirigida a todas las células (cancerosas o normales) que se dividen rápidamente. Es importante esta terapia pero es totalmente limitante, porque la gente aguanta una o dos sesiones, pero la tercera ya no. La idea es tener un medicamento que la persona pueda tomar todos los días sin que le pase nada.

¿Ya tiene resultados?
Por supuesto. Ya tenemos resultados preliminares. En eso estoy. Hemos hecho pruebas en ratones con resultados interesantes.

CIENCIA Y DESARROLLO

¿Cómo observa a los países de América Latina en proyectos de biotecnología?
Estamos atrasados todavía, porque en esta parte del mundo, tenemos una baja cantidad de producción de investigación de biológica básica. Y también es bajo el financiamiento que destinan los gobernantes a estos asuntos, en comparación con otros países. Por lo tanto, todo juega en contra. No se entiende que la biotecnología es la aplicación del conocimiento de la biología para algo útil.

Pasan los años y las inversiones en ciencia y tecnología no aumentan.
En Chile tenemos un sistema de apoyo a la investigación básica en las ciencias. Está financiado a un nivel medio bajo, comparado a los países desarrollados. Por ejemplo, Chile gasta el 0.55 del PBI en ciencia y tecnología, mientras que Suecia, Finlandia, Israel invierten el 4%. Son ocho veces más. Y los PBI de esos países también son más altos. Por ende, el dinero que se invierte por cada 100 mil habitantes es 60 veces más de lo que hace Chile, Argentina y, probablemente, Perú.

¿Hoy vivimos en un escenario económico para revertir la situación?
Yo creo que sí. En Chile o Perú y otros países que se están moviéndose para adelante, perfectamente podrían subir de 0.4% a 0.8% y a hasta un 1.5% de inversión de su PBI.

¿Para ese incremento solo tiene que intervenir el Estado?
Lo que pasa es que nuestra ciencia es financiada por nuestro Estado. Las empresas no lo van a hacer a menos que sean problemas que lo hagan ellos mismos. Y además nuestras empresas no son las tecnológicas como Google, que tiene un 60% de sus ventas invertidas en investigación. En mi país las empresas del oro, el salmón, las madereras o las empresas de fruta invierten el 2% o 1% de sus ingresos en investigación. Es lo mismo que hacen las empresas de ese tipo en USA. No tenemos ese tipo de empresa aquí como las farmacéuticas o de tecnología que son las que invierten mucho dinero.

¿Existe suficiente capital humano para comenzar a desarrollar megaproyectos?
Andamos bien. Diría que hasta tenemos de sobra.

¿Habría que replantear los programas que buscan evitar la fuga de científicos?
No podemos importar todo y no podemos obligar a todos los que están afuera para que regresen, porque no hay trabajo para ellos. Y a veces estando afuera son más exitosos y a la vez útiles para sus países de origen.

Específicamente, ¿cómo es el caso de Chile?
Están dispersos en el mundo, pero también están en el país. Los que no están en Chile nos han servido de mucho porque hemos podido hacer redes de colaboración. Muchas veces los connacionales que están afuera tienen un rol protagónico en prestigiosas universidades, y lo que es mejor, están dispuestos a ayudar. Así lo vienen haciendo los argentinos y brasileros.

¿Dejaremos de ser países que dependen de las materias primas?
Ese es el problema. Tenemos una economía basada en productos naturales. En ninguna parte del mundo, este tipo de industria invierta tanto dinero en investigación. Nuestra gran tarea es cómo pasamos de este tipo de economía a la economía de conocimientos, la cual se basa en la producción del conocimiento nuevo, a diferencia de la otra que solo busca en cómo sacar oro y demás minerales, pero no hay mucha tecnología.

Fuente: elcomercio.pe

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