En la agricultura tradicional existen prácticas no sustentables como la quema de materia orgánica (paja de los cultivos, la cual se puede procesar para crear abonos orgánicos), ya que los campesinos cultivan como les enseñaron sus padres, abuelos y bisabuelos; para que exista una agricultura sustentable se necesita de educación, señaló Candelario Vázquez Cruz, profesor investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas del Instituto de Ciencias de la BUAP (ICUAP).
Por ello, consideró necesario “educar al campesino” para que tenga buenas prácticas agrícolas como la utilización de biofertilizantes y la rotación de cultivos, ya que algunos son muy demandantes de nutrientes, por ejemplo el maíz que extrae los nutrientes del suelo.
“Llegará un momento en que la tierra sea incapaz de producir, siendo así relevante introducir cultivos que incorporen nitrógeno al suelo”. Una opción es alternar gramíneas con leguminosas e incorporar abonos orgánicos, en lugar de químicos, de esa manera se crea sustentabilidad en el suelo.
Destacó que otro problema que presenta la agricultura es la carencia de agua, “hay zonas donde se utiliza el riego, sin embargo ésta es una medida anti sustentable porque saliniza los suelos”.
Vázquez Cruz enfatizó que una forma de crear sustentabilidad es “utilizar microorganismos que promuevan el desarrollo de las raíces de las plantas para que necesiten menos agua, así el suelo se vuelve sustentable al evitar contaminación por sales”.
En este sentido en el Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas se estudia la bacteria Azospirillum brasilense, que se asocia a las raíces de varias plantas, principalmente cereales como maíz, trigo y cebada.
“Esta bacteria produce una fitohormona, relacionada con el crecimiento, de tal suerte que al asociarse a la raíz de la planta le aporta ésta, mientras que la planta le proporciona fuentes de carbono”, indicó Javier Martínez Morales, investigador de esta dependencia universitaria.
Al aumentar el crecimiento de la raíz, hay un aumento en el área radicular, es decir, “que tiene más área de contacto con el suelo para obtener los nutrientes, como consecuencia éstos suben a la parte aérea y refleja en el aumento de la productividad de la planta en un corto tiempo”.
Por otra parte Joaquín Aguilar Piedras, también investigador de este Centro, mencionó que igualmente se trabaja en la relación bacteria-planta y su capacidad de asociación a nivel genético.
María Luisa Xiqui Vázquez, investigadora del ICUAP, agregó que para ello se trabaja la biología molecular básica para la identificación de genes, así como realizar mutantes en el metabolismo para mejorar un biofertilizante.
Fuente: ladobe.com.mx
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