Miguel Cambezes es el presidente de la Organización Europea de Industrias del Tomate (OEIT), que representa a la industria de transformación del tomate de Italia, España, Portugal, Grecia y Francia. Abarca alrededor del 95% de la industria europea, más de 200 entidades de procesamiento de tomate. Estas transforman anualmente 9,5 millones de toneladas de tomates frescos en los derivados del tomate (primera y segunda transformación). La generación de empleo directo e indirecto suma más de 40.000 personas. En Agroexpo 2013 pronunciará una esperada conferencia sobre el sector desde una perspectiva internacional.
--¿ Si se aprueba la nueva PACtal y como está afectará tanto a los productores que tendrán que dejar el cultivo?
--La propuesta es malísima para el sector. Creemos que puede traer como consecuencia que muchos productores decidan abandonar el cultivo. Si se aprueba tal como está será un desastre para el tomate transformado.
--¿Cuál es su propuesta desde la OEIT?
--Queremos que haya una limitación, porque las culturas de regadío son las más afectadas. Una persona no puede bajar su nivel de ayuda desde un 100 por 100 a un 10 por 100. No puede olvidarse que el tomate es un cultivo muy productivo pero hay que invertir mucho para hacerlo. Para cultivar una hectárea de tomate se necesitan 6.000 euros y para una de maíz 2.000 euros. Este hecho no puede olvidarse. La ayuda no puede ser la misma.
--El invierno está siendo muy riguroso ¿Está afectando a la producción tomatera?
--No. La producción comenzará en el mes de febrero de este año y si todo va con normalidad no afectará a nadie. Es aún temprano para decirlo.
--La cosecha extremeña de tomate acabó el 2012 con un 20% más de producción con 84 toneladas por hectárea, cuando se esperaban 72. ¿Está aparejada la mayor producción con un aumento de la calidad?
--No creo que se pueda conectar directamente una cosa con la otra. Se ha verificado un incremento general de producción por hectárea como consecuencias de las condiciones climáticas del año pasado. Es bueno para el productor, aunque estropeó la planificación de las industrias. Imagino que los productores estarán muy contentos
--¿Conoce las industrias transformadoras extremeñas como Tomix, Tomates del Guadiana o Tomalia? ¿Cree que están al nivel tecnológico deseado?
--Las conozco de oídas, no las he visitado. El nivel tecnológico ideal es muy difícil de alcanzar, porque sería comprar la última tecnología para transformar tomate y son muy caras. Todos me han comentado que están al mismo nivel que cualquier industria europea.
--¿Qué es lo último en tecnología para la producción de tomate?
--El Apollo. Se trata de un preconcentrador. Cocemos el fruto y quitamos las semillas y la piel. Finalmente se elimina el agua, pero para lograrlo hace falta mucha energía. Esta máquina disminuye el gasto energético de este proceso ya que vuelve a introducir en el sistema la energía que se ha utilizado en la otra máquina. Permite trabajar a un nivel más alto con menos energía e incrementar la rentabilidad de la fábrica.
--El tomate además se somete a unas exhaustivas garantías sanitarias antes de su consumo.
--Son muchísimas e importantes, porque el tomate es un producto alimentario y tiene que estar sometido a las directivas de sanidad de la Unión Europea. Además, todas las industrias son visitadas por los clientes en la fase productiva para que comprueben que se cumplen las especificaciones del producto. Las exigencias de nuestros clientes son mucho más rigurosas que las de la propia directiva europea. El tomate es uno de los productos europeos más controlados.
--Usted va a hablar en Agroexpo del tomate desde una perspectiva internacional ¿Trabajan los productores europeos en una misma dirección?
--No, en la actividad comercial cada uno opera por su cuenta. No puede decirse que haya una estrategia común, pero mi idea es que desde la OEIT se intente llegar a una actuación conjunta, aunque siempre se impongan las gestiones comerciales que son propias de cada una de las empresas.
--¿Tiene futuro el cultivo de esta solanácea?
--Sí, el tomate es tradicionalmente el cultivo que ofrece al productor más rendimiento, aunque sea también el más caro de hacer. Es un producto con mucho mercado, futuro y se está desarrollando de una forma fantástica en los últimos 20 años. Tenemos que encontrar una fórmula, que no es la propuesta por la Comisión Europea, para que el productor siga cultivando y teniendo un rendimiento que invite a seguir.
--¿Qué le diría a un profesional del campo que esté pensando en dejar el cultivo?
--No puedo decir a nadie que es libre de decidir lo que tiene que hacer. Pero les diría que mirasen con cuidado las alternativas, porque puede haber cultivos que se acerquen a los rendimientos del tomate pero que no son tan estables como él.
Fuente: Elperiodicoextremadura.com
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