El plan «B» de la Junta para el futuro del campo se publicó ayer en el Boletín Oficial de Castilla y León y su filosofía está muy clara para UPA y COAG: supone amputar directamente las posibilidades de desarrollo de los agricultores y ganaderos. Los sindicatos denuncian que la nueva normativa sobre mejora y modernización del sector amputa la llamada línea «B» de planes de mejora para todos aquellos casos que no estén vinculados a una nueva incorporación. Sí apoya la primera instalación para jóvenes, pero se carga la línea de modernización y mejora, que desaparece.
La hoja de ruta del campo castellano-leonés ya está trazada: que los agricultores y ganaderos se busquen la vida como puedan. Así de triste, así de crudo. Si quieren modernizar las explotaciones, que lo hagan por su cuenta, con su dinero. Esto, que puede ser normal en otros sectores económicos, es una barbaridad en el agrario porque, no lo olvidemos, esta es una actividad -en parte- intervenida, que tiene que adecuarse a normativas restrictivas que fijan cupos, cuotas y dictámenes que limitan la producción y los precios.
La empresa agropecuaria no es como las demás. No tiene libertad para fijar lo que quiere producir ni en las cantidades que desee. La Política Agrícola Común (PAC) marca el ideario, a veces de forma esperpéntica, por cierto, y los estados miembros y las comunidades autónomas y regiones de los mismos, fijan los matices.
Dejar de incentivar la mejora y modernización de las explotaciones agropecuarias es cortar la savia que regenera la planta. Si dejamos el campo sin alimento, pronto morirá de inanición.
Ya se sabe que la crisis ha dejado vacías las arcas de las administraciones, pero hay partidas que si no se mantienen supondrán el estrangulamiento de actividades económicas vitales. Eso va a ocurrir con el campo, que cada vez estará más abandonado, más dejado de la mano de Dios si no se sigue insuflando oxígeno a unos pulmones gastados por los años y la desidia.
Decisiones como la de la Junta al negar fondos a la modernización y mejora del campo, rompen los esquemas del progreso y condenan al sector-pilar de la agricultura castellano-leonesa al ostracismo. Ya se sabe, si no se invierte en futuro, dentro de nada todo será pasado.
Fuente: laopiniondezamora
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