AGRO 2.0

AGRO 2.0 El futuro para la juventud europea en la agricultura

Recordemos cómo se inicia la declaración de los principios comunes de la Coordinadora Europea de la Vía Campesina (CEVC): «Nosotras, organizaciones miembros de la Coordinadora Europea Vía Campesina, deseamos reforzar el movimiento campesino europeo para hacer cambiar la Política Agrícola Europea (PAC). Defendemos el derecho de Soberanía Alimentaria, necesario para este cambio[…]». Desde que se redactó, en 2007, muchas cosas han sucedido y se han hecho desde la juventud presente en las organizaciones miembros de CEVC, lo que nos lleva a pensar que más allá de la lucha para el necesario cambio de la PAC, vamos más lejos, estamos en lucha para “un cambio de modelo de la sociedad en su globalidad”. Y desde luego, dicho cambio pasa por la incorporación o relevo de las y los jóvenes en el campo, en las organizaciones, luchando por la soberanía alimentaria.


La situación de la agricultura y el futuro de la PAC para la juventud

Parece que no podemos hablar del relevo y de la incorporación de los y las jóvenes en Europa sin hablar de la PAC y del modelo capitalista. ¿Por qué? Desde su inicio, la PAC tenía como objetivo reducir el número de personas campesinas a la vez que intensificar la producción agrícola. Con el capitalismo, sus normas y las leyes del mercado, se llegó al modelo agrícola dominante dejando terribles consecuencias: las pequeñas fincas agrícolas casi han desaparecido; en las que quedan la edad media de las y los agricultores se acerca a los 55 años; y no contemplan la posibilidad de traspasar su granja a otras personas. En definitiva, se han reducido las perspectivas para las personas jóvenes que quieren instalarse, se ha destruido la agricultura campesina y la vida rural, dificultando la posibilidad de producir de una manera sostenible.

El enlace internacional y LA VIA CAMPESINA

La realidad descrita, lamentablemente, la compartimos con todas las regiones del mundo, algunas con mucha más población campesina pero igualmente con una juventud que día a día sale del campo hacia la ciudad buscando otra manera de sobrevivir. En nuestro caso, la lucha se construye desde lo local hasta lo internacional, por caminos diferentes pero con un solo objetivo común: recuperar nuestros derechos básicos de poder decidir quedarnos o regresar al campo, una opción hoy vetada. Exigimos decidir cómo vamos a producir y alimentarnos, con la reivindicación del derecho a la tierra como primer paso hacia la soberanía alimentaria.

Desde 2004, con la primera conferencia internacional de los y las jóvenes de la Vía Campesina, venimos trabajando todas y todos juntos, compartiendo nuestros problemas y soluciones, experiencias de campo y de lucha. Y hemos identificado las problemáticas comunes entre Europa y las otras regiones, a saber:

- La falta de reconocimiento social de los campesinos y campesinas y la imagen negativa de la agricultura. No se reconoce nuestra función fundamental: producir alimentos saludables y sostenibles respetando y dinamizando el territorio.

- El difícil acceso a la tierra, a las infraestructuras y a la financiación para la instalación o para seguir en la granja familiar. En Europa hay que destacar que muchos proyectos de instalación en el campo vienen de jóvenes de la ciudad que quieren regresar al campo y a la actividad agrícola. Para quienes no tienen una tierra familiar, es muy difícil encontrar un terreno para comprar o alquilar a precios razonables. La pelea con la administración para encontrar apoyos es constante, porque mayoritariamente ésta pone trabas. Son pocas, también, las hijas e hijos que continúan la actividad familiar, entre otras razones porque se encuentran con fincas intensivas y muy endeudadas.

- La formación. Es muy difícil encontrar formación para las y los jóvenes que quieren instalarse bajo “otro” modelo de producción. En todas partes se ofrecen formaciones dirigidas a una agricultura industrial, productivista y química sin relación ninguna con la agricultura sostenible y proveedora de alimentos que queremos desarrollar.

Las experiencias

Desde hace años, frente a estas dificultades, se han construido centenares de alternativas, entendiendo que la instalación en el campo es la base de la lucha por la soberanía alimentaria y el cambio de sociedad. Sintiendo esta responsabilidad conjunta, apostamos por vivir en nuestras granjas, en nuestros entornos, en nuestros pueblos, demostrando que tenemos capacidad para encontrar caminos propios para desarrollar nuestra agricultura campesina.

Hablamos, por ejemplo, de nuevas relaciones en cuanto a la propiedad con propuestas de granjas comunales, cooperativas, etc. En ocasiones, las pensamos como responsabilidad común entre campesinas y campesinos, y en otras incluyendo también a las y los consumidores. Existe una gran variedad de formas de organización, pero todas tienen el objetivo común de garantizar una producción sostenible de la alimentación a nivel local, con un precio justo y sobre todo con respeto para las y los productores.

Respecto al acceso a la tierra, se construyen cooperativas de tierras, como “Terre de Liens” (Tierra de Enlaces) en Francia y su hermana, “Terre en Vue”, en Bélgica, para recuperar tierras y garantizar la instalación de jóvenes con proyectos sostenibles. Aunque estas iniciativas son muy importantes, no pueden paliar el ritmo de pérdida de tierras agrícolas que sufrimos, ni satisfacer las cada vez mayores necesidades de las y los jóvenes. Es en este contexto en el que organizamos ocupaciones de tierras en numerosas regiones de Europa. Por ejemplo en Francia, contra la construcción de un aeropuerto, en Euskadi contra del Tren de Alta Velocidad o en Rumanía contra de un proyecto minero.

Las formaciones alternativas se desarrollan desde nuestras propias organizaciones, valorizando y transmitiendo los conocimientos campesinos, de campesino/a a campesino/a.

Después de Sao Paolo, en 2004, los y las jóvenes de Europa hemos definido una “plataforma de jóvenes” donde compartir nuestros problemas y reivindicaciones. De esos encuentros han nacido dos grupos muy importantes en nuestra lucha: Reclaim the Fields (RTF), organizado entre individuos; y las y los jóvenes de CEVC, representando dentro de la organización a la juventud.

¿Cómo desarrollar el relevo en el campo?

Aún reconociendo que las alternativas que se construyen son muy importantes e impactantes, hemos de decir que son insuficientes para alcanzar el modelo de sociedad que queremos y necesitamos. En efecto, desarrollar el relevo y la instalación de jóvenes tiene que ser un proyecto común entre toda la ciudadanía. Debe ser una lucha compartida.

No queremos hablar más de las ayudas a la producción o de las subvenciones de la PAC. Nuestras organizaciones pelean para salvar las migajas de una política de ayudas que mata a las y los campesinos, que explotan al ser humano y los recursos naturales. El próximo periodo que regulará la PAC está pensado hasta el 2020. Con la edad media de las personas agrícolas de hoy, y con unas políticas que no contemplan el relevo generacional, pocas personas quedarán para reemplazar. ¡Así no encontraremos la solución!

Por eso, exigimos una reforma agraria integral, que además de asegurar una redistribución de las tierras, vaya dirigida a la instalación sostenible de muchas personas. Igualmente necesitamos formaciones ligadas al modelo productivo agroecológico, fundamental para el desarrollo de la Soberanía Alimentaria. Y, por último, queremos salir de la visión única de “granja familiar” y abrir los ojos a otros tipos de estructuras agrícolas, en consonancia a realidades sociales fuera del modelo hetero-patriarcal.

¡…y dentro de nuestras organizaciones!

Muchas de nuestras organizaciones han desarrollado formaciones campesinas, ya lo hemos dicho. Muchas de ellas transmiten las ideas políticas de la Vía Campesina, pero, en general, parece que poco nos ayudan a organizarnos. Las y los jóvenes de América Latina, por ejemplo, con buena formación política, han entendido que para realizar esta lucha hay que ir al campo “agrícola” y también al campo “político”

En Europa, nuestras organizaciones se abren poco a poco a la juventud pero aún con dificultades. Hay que vencer la falta de confianza hacia nosotros y nosotras y hacia los planteamientos y acciones que proponemos. Es necesaria una apertura importante de las organizaciones a la juventud y sus nuevas formas de trabajar, de comunicarse, etc.

Conclusión

Todas y todos, jóvenes y adultos, hemos de tomar conciencia de que la prioridad para la Soberanía Alimentaria es “la juventud” y la búsqueda de soluciones efectivas para su instalación. ¡Sin eso, no hay futuro! Si no queremos enfrentarnos a un futuro sin personas jóvenes en el campo, a un futuro de la agricultura sin campesinado, de las tierras acaparadas por el agronegocio en un modelo de producción insostenible… está claro que tenemos que avanzar juntos, campesinado, jóvenes y mayores, y el resto de actores de la sociedad que queremos ‘otro mundo posible’ para hacer posible el relevo y la instalación en el campo hacia fórmulas de soberanía alimentaria.

Fuente: alainet.org

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