El desarrollo de la agricultura, asociado a la aplicación de innovaciones tecnológicas, servirá para que América Latina deje de ser la región más desigual del mundo, y beneficiará especialmente al Cono Sur, una de las mayores reservas alimentarias de la humanidad. "Se mira al Cono Sur con mucho interés como reserva alimentaria, pero aún no podemos saber con precisión hasta dónde llega el potencial de nuestra región" en este sentido, admitió a Tierramérica el secretario ejecutivo del Programa Cooperativo para el Desarrollo Tecnológico Agroalimentario y Agroindustrial del Cono Sur (Procisur), Emilio Ruz.
En la última década, la población mundial aumentó en más de 1.000 millones de personas, destacó Ruz. Con el crecimiento demográfico, la demanda de alimentos también se disparó, así como la consecuente necesidad de la generación de energía. "Hay un futuro muy estimulante para el Cono Sur americano, porque la agricultura va a ser por primera vez una actividad de primera línea gracias a la creciente demanda de alimentos. Antes solo era una parienta pobre de la economía", señaló el experto.
La actividad rural es capaz hoy de ofrecer condiciones para mejorar la calidad de vida de quienes trabajan y habitan en el campo, aseguró Ruz, quien en su calidad de representante de Procisur participa en la Segunda Conferencia Mundial sobre Investigación Agrícola para el Desarrollo, que comienza este lunes 29 en la sudoriental ciudad uruguaya de Punta del Este. El encuentro, que convoca hasta el jueves 1 de noviembre a expertos, técnicos, autoridades y protagonistas del sector, es organizado por el Foro Mundial sobre Investigación Agrícola, en colaboración con el Consorcio CGIAR.
Para Ruz, "todavía hay una parte que corresponde a los sectores políticos, que toman las decisiones, para que esas mejoras se concreten". Asimismo y debido a las grandes inversiones, el sector rural en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay ya es una herramienta para la reducción de la pobreza, destacó.
En cuanto a Europa, tiene ocupadas sus áreas agrícolas, mientras que los países asiáticos también presentan tierras prácticamente saturadas para el cultivo, además de estar expuestas a constantes desastres naturales. "Queda entonces una parte de África subsahariana con un potencial importante. Y el Cono Sur de América, que todavía tiene áreas en las que puede expandir su agricultura o iniciar un proceso de intensificación del uso sustentable del suelo. Es decir que tiene un espacio para mejorar la productividad", dijo Ruz.
Los países fundadores del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aún ofrecen áreas con alto potencial para la producción de alimentos, afirmó. Las posibilidades de crecimiento del sector agrícola en el Cono Sur son muy grandes y se incrementarán en las próximas tres o cuatro décadas, proyectó el investigador brasileño Sérgio Salles Filho, del Departamento de Política Científica y Tecnológica de la Universidade Estadual de Campinas (Unicamp).
Salles Filho trabaja desde hace 12 años en asociación con Procisur y, en los últimos tiempos, contribuyó con Ruz en el estudio "Posibles escenarios para la investigación, la innovación y el desarrollo en los países de Cono Sur". El estudio, que será presentado en el foro de Punta del Este, buscó trazar el futuro y la tendencia de la agricultura en los países de la región, saber el potencial de las reservas alimentarias, la evolución de las poblaciones rurales y cuáles son las posibles vías de desarrollo del sector.
Países como los del Mercosur, Bolivia, Chile tienen en la agricultura una actividad económica fundamental al abastecer a los mercados europeos y asiáticos, indicó Salles Filho a Tierramérica. La seguridad alimentaria y la producción agrícola más sostenible deben pasar por la incorporación de innovación tecnológica en las áreas rurales, planteó. Actualmente, la región ya se volvió un atractivo para ese tipo de inversiones.
Las innovaciones tecnológicas tienen lugar a medida que avanzan las condiciones económicas y de mercado, aclaró Ruz. Y "es evidente que hay un proceso de innovación de la agricultura", dijo. Las áreas rurales atraviesan una transformación en busca de una "agricultura de precisión" y más inteligente, que sea capaz de emplear maquinarias de última generación, mantener un sistema de almacenamiento y logística, además de aplicar insumos de acuerdo a la especificidad de cada tierra y utilizar de forma más eficiente los recursos ambientales.
Para lograr esto, "tenemos que hacer que la tecnología, el uso del suelo, de la maquinaria y de las telecomunicaciones, y la biotecnología conversen" entre sí, señaló Ruz. El secretario ejecutivo de Procisur admitió que todavía es un desafío compatibilizar la producción agrícola y la sostenibilidad, así como aliar la preservación ambiental con la seguridad alimentaria. Pero sostuvo que esta compatibilidad "es real". "Se puede perfectamente intensificar, optimizar y hacer un uso muy eficiente de los recursos, con alto conocimiento ecológico y manteniendo el equilibrio sin hacer un deterioro muy grande del ambiente", dijo.
Pero, para que sea viable, es necesario tener marcos institucionales. "Tiene que haber una regulación sobre cómo manejar estos temas controvertidos", apuntó. Ruz alertó que "el gobierno debe prepararse científicamente, con el máximo de información, y el uso de la tecnología debe tener un respaldo técnico, regulatorio, sin causar ningún daño a la salud humana, al ambiente o la economía del país".
Por su parte, Salles Filho, optimista, vislumbra "una drástica reducción de la pobreza gracias al aumento de la producción a gran escala, en paralelo al dinamismo que adquirirá la pequeña actividad agrícola profesionalizada y enfocada a nichos específicos, como la uva y el vino en Chile, Argentina y Uruguay, y una pecuaria especializada en estos dos últimos países".
Fuente: revistaproagro.com
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