Las personas que siguen una dieta de adelgazamiento pueden consumir cerveza de forma moderada sin que, por ello, se comprometa el tratamiento de su obesidad. "No hay un fundamento claro y sólido de que las bebidas fermentadas, por las calorías que contienen, puedan engordar", ha señalado a Efe el doctor Fernando Goñi, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Basurto (Bilbao). Esta es una de las conclusiones de la campaña informativa de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y el Centro de Información Cerveza y Salud que se está difundiendo a través de los servicios de Endocrinología de los principales hospitales españoles.
"En el tratamiento dietético del obeso es ineludible asumir de antemano el más que probable consumo tan arraigado en nuestra cultura de bebidas fermentadas (cerveza y vino) por parte del paciente", ha indicado el doctor Goñi.
Este endocrino ha explicado que la campaña plantea el papel de la cerveza dentro de una estrategia de adelgazamiento sobre la base de que su prohibición absoluta por su aporte calórico "no es sostenible para la mayoría de los obesos españoles".
"Lo que hay que procurar es que aquel que le gusta la cerveza y quiere adelgazar y sabemos que la va a tomar, lo haga de forma moderada y equilibrada, y que sepa que eso no va a influir en su tratamiento dietético".
Según este doctor, "hay que desmitificar el concepto de la barriga cervecera y que por tomar cerveza se engorda, porque hay estudios que demuestran que no es así".
Tres cañas equivalen a unas 250 ó 300 calorías, las mismas que aportan tres yogures.
El doctor Goñi deja claro que siempre se habla de consumo moderado (dos o tres cañas diarias en el hombre y una o dos en la mujer).
"La piedra angular del tratamiento del paciente obeso sería el cambio de hábitos de vida (ejercicio y dieta equilibrada), pero debe estar siempre dentro de unas metas realistas y asumibles para el paciente".
El problema de tomar unas cañas es que éstas van casi siempre acompañadas de las tapas, que suelen ser alimentos bastante grasos, con una densidad calórica importante. Por ello, según Goñi, hay que establecer estrategias.
Primero: la sed hay que calmarla con agua y, una vez calmada, ya se puede disfrutar de una cerveza. Además, hay que sustituir la tapa hipercalórica por una vinagreta, unos pepinillos, etc.
El doctor Goñi ha insistido en que a la persona que quiere adelgazar no se le puede prohibir absolutamente todo. Esa era la estrategia del médico clásico, que ya no es válida.
Además del bajo contenido alcohólico de la cerveza, también tiene posibles beneficios para la salud por su contenido en vitaminas del grupo B, folatos, minerales y antioxidantes.
"Permitiendo al paciente que se tome dos o tres cervezas de vez en cuando con sus amigos vamos a lograr que el mantenimiento del peso que ha perdido sea más realista y más factible".
Fuente: agroinformacion
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