El arroz es una gramínea anual perteneciente al género Oryza originaria del sur de India, desde donde se extendió a China, Corea y Japón. Los árabes lo implantaron en España y, desde ahí, al resto de Europa. Su llegada al continente americano fue de la mano de Cristóbal Colón. El género Oryza incluye 23 especies de la cuales 21 son silvestres. Los parientes salvajes del arroz cultivado son una valiosísima fuente de variabilidad genética. Es una especie terófita, es decir, completa su ciclo de desarrollo durante la estación favorable, permaneciendo en forma de semilla durante los períodos desfavorables.
Características del suelo inundado
El arroz se adapta a todo tipo de suelos, desde suelos arenosos difíciles de inundar y con una gran facilidad para perder los nutrientes por lixiviado, hasta suelos arcillosos mucho más pesados y con una alta capacidad para retener agua. La topografía del suelo no influye directamente sobre la productividad del cultivo pero puede influir aumentando los costes de producción y dificultando la mecanización. Por ello la nivelación es una parte importante de la preparación de la parcela.
Dadas la condiciones de cultivo, hay algunas características que es interesante conocer:
La salinidad y el pH, por lo general, son problemas poco importantes ya que, debido a las características de cultivo, se mantienen en niveles aceptables. El arroz tolera bien la salinidad, en el caso de zonas costeras bajas donde los acuíferos subsuperficiales son generalmente salinos o hipersalinos la mejor forma de controlar la salinidad del suelo es aumentando la columna de agua para que la sobrepresión mantenga las sales por dejado de las raíces y evite la salinización por capilaridad. El hecho de mantener sobre el suelo una columna de agua permite reducir la salinidad haciendo que no sea un inconveniente a la hora de que se desarrolle el arroz. En cuanto al pH, éste tiende a neutralizarse al inundar las parcelas, manteniéndose alrededor de 6.6, tardando más o menos en alcanzar este nivel en función del tipo de suelo, de los niveles de materia orgánica, de la población microbiana y de la temperatura.
Otro factor relevante y poco tenido en consideración pese a su fuerte influencia sobre la dinámica de los nutrientes es la concentración de oxígeno presente en el suelo. Los suelos inundados son anóxicos y las aguas que los cubren fuertemente hipóxicas. En las condiciones de cultivo, la dinámica de los nutrientes no es igual a la que encontraríamos en suelos drenados y con un nivel medio-alto de oxigenación. Pocas horas después de la inundación del suelo, éste tiene los poros saturados, está desestructurado y ha perdido la capacidad de intercambio de gases, pudiendo encontrar zonas totalmente anóxicas. Algo de oxígeno se mueve a través del agua de inundación y oxigena una capa de 2-3 cm en la superficie del suelo que permite la germinación del arroz. Durante el desarrollo del cultivo la rizosfera se mantendrá oxigenada gracias a un sistema fisiológico presente en las plantas de arroz que les permite transportar el oxígeno desde su parte aérea hasta las raíces, creando una interfase de oxidación-reducción. De esta manera se pueden diferenciar dos capas en el suelo: la superior, oxigenada y aeróbica y la inferior, reducida y anaeróbica. En la parte aeróbica el nitrógeno es estable en forma nítrica (NO3) y otros compuestos oxidados, teniendo lugar reacciones de descomposición aeróbica de la materia orgánica, fijación de N atmosférico y nitrificación por oxidación de aminio y nitritos. Mientras que en la capa anaeróbica predominan los procesos de reducción como la desnitrificación. El fósforo disponible en el suelo aumenta con la inundación debido a la reducción de sulfatos férricos a fosfatos ferrosos, a la liberación de P de componentes insolubles de Fe y Al y a cierta liberación de fosfatos de calcio cuando existe elevada concentracion de CO2 en el suelo.
Preparación del suelo
Fangueo
Después de la cosecha anterior, la primera labor a realizar durante los meses de diciembre y enero es el fangueo. Esta labor se lleva a cabo con los campos inundados con un bajo nivel de agua y lo que se pretende es mezclar con el barro todos los rastrojos y restos del cultivo anterior. Se lleva a cabo con sustituyendo las ruedas traseras del tractor por ruedas de hierro.
Meteorización
Tras el fangueo se deja secar el suelo para su posterior meteorización. Una vez secos las acciones irán dirigidas a alzar el suelo para crear una capa donde se pueda desarrollar la planta. La primera pasada de gradas o fresadora nos ayudará a que la tierra se acabe de secar, una segunda pasada, nos permitirá sacar a la superficie los rizomas de adventicias perennes y desmenuzar los terrones dejando el suelo preparado para el abonado.
Nivelación
En este momento para nivelar las parcelas que lo necesiten, fundamental para la evolución del cultivo y el control de adventicias. Este proceso requerirá que la tierra esté un poco más desmenuzada lo cual hará necesario otra pasada con la fresadora que permita un trabajo más eficaz de la niveladora. Una vez finalizada esta tarea el suelo queda compactado de nuevo haciéndose necesario otra pasada con el arado.
Abonado
Ahora sólo nos queda abonar la parcela de acuerdo a la riqueza del suelo sobre el que se encuentre la explotación, su posterior arado y la parcela está lista para ser inundada y sembrada.
¿Realizáis otras labores para preparar el terreno? ¿Qué maquinaria utilizáis para llevar a cabo dichas labores?
Fuente: agroterra.com/blog
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