AGRO 2.0 El agro necesita de actitud para que las cosas pasen

En esos días más del 80% de la soja -19,7 millones de hectáreas, entre 52-55 millones de toneladas-, podrá estar cosechada y todos sabrán cuántos “agrodólares” entrarán al país en concepto de retenciones a las exportaciones. En la medida que no realizamos -a través de políticas públicas o leyes técnicamente fuertes que contengan incentivos a los productores- las rotaciones de cultivos adecuadas y necesarias para la sustentabilidad y cuidado del suelo, y no incorporamos los nutrientes necesarios a través de las fertilizaciones, estamos acelerando su desgaste general. Tenemos aquí la peor relación cereales vs oleaginosas del mundo: Mientras en la mayoría de los países con actividades agropecuarias parecidas la relación es de casi 1 a 1 (por cada hectárea de cereales se siembra otra de oleaginosas) aquí la relación es de 35/65, es decir, solo el 35% corresponde a siembra de cereales (trigo/maíz/cebada), y el 65% es de oleaginosas (mayoría de soja). Habrá muchas hectáreas de la provincia de Buenos Aires y otras en Santa Fe y Córdoba, que no podrán sembrar la cantidad de maíz que se hubieran podido hacer por la inundación. Pero es importante mostrar que el maíz es el cultivo que durante los últimos 8 años, mantuvo el mejor margen de ganancia real para el productor, habida cuenta también de sus múltiples usos y utilizaciones luego de terminado su ciclo. Todos saben muy bien lo que cuesta producir una hectárea de maíz, pero no analizan -además del precio del mercado- la estabilidad de los años en los resultados generales que debería duplicar la cantidad de hectáreas sembradas en condiciones normales. 

Tenemos una gran diversidad de zonas agro climatológicas. Cada zona es apta para hacer determinados cultivos con mejor performance en una zona que otra. Las políticas agropecuarias que apuntan al desarrollo sugieren, aconsejan, conducen y motivan a que los agricultores -los que arrendan, pooles de siembra, grupos inversores- a que produzcan lo que deben en donde deben. No está mal sembrar soja, pero seríamos mucho más competitivos interna e internacionalmente, sembrando lo que se debe donde se debe. Esto, junto con reconocer y tratar de controlar la inflación, buscar una apertura real de los mercados, vendiéndole lo que producimos a todos los países que lo requieran, pondría a la Argentina con una gran competitividad nuevamente.
La siembra de soja está al 40% de los 19,7 millones de hectáreas previstas, (8,2 millones de hectáreas); las de maíz y de girasol avanzaron al 53 y al 97% de los 3,4 y de los 1,8 millones de hectáreas, respectivamente. La cosecha de trigo avanzó al 22% del área apta de los 10,12 millones previstos. Días pasados, en un Foro Regional de empresarios del sector, nos preguntábamos por qué si sabíamos lo que había que hacer para que el sector Agroindustrial tenga el gran desarrollo, no poníamos las cosas en marcha. Y la verdad, y creo también la respuesta, la sugirió el ex Ministro de Agricultura de Brasil en la presidencia de Lula, Roberto Rodríguez: lo que falta es la actitud para hacer que las cosas pasen. Se hacen reuniones, se discuten temas, todos saben lo que pasa, pero nadie, por la razón que cada uno sabrá, toma la iniciativa y rompe la inercia para pasar a la acción. La actitud positiva al hacer las cosas, siempre trae resultados satisfactorios.
Es fácil hablar de crecimiento pero muy pocos hablan de desarrollo. Y es porque el desarrollo de un país, de un sector como el nuestro, necesita de una actitud, de unión, para pensar un país en grande. Cuando uno ve que éramos el 2º exportador de carne bovina del mundo hace apenas 6 años, y hoy somos el 9º,, sabiendo que por ejemplo Paraguay y Uruguay este año exportarán seguramente más carne que nosotros; cuando vemos que por razones comerciales sembramos cada vez menos trigo, cuando vemos que todos los países que nos rodean (Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Colombia) abren sus mercados al mundo, hacen nuevos acuerdos comerciales con el mundo, cuando vemos que mercados como Indonesia, Malasia, Corea del Sur, Polonia, los países árabes y africanos piden desesperadamente alimentos al mundo, y nosotros apenas les vendemos muy poco, ahí es donde nos confundimos. Señores, tenemos que pensar en desarrollo y no en crecimiento solamente. El desarrollo puede ser sustentable y duradero con políticas que apunten a ello. El crecimiento solo es de corto plazo. No confundamos el camino, el mundo piensa en desarrollo. Si queremos estar en el mundo, el desarrollo es la meta. Y si tenemos actitud en nuestro sector, es muy fácil de alcanzarlo en poco tiempo.
Hagámoslo sin pensar en elecciones: escuchémonos entre todos, buscando generar una actitud de diálogo y acción. Ya estamos cerca del fin de este complicado año para el sector. Juntémonos todos, autoridades, oficialismo y oposición, empresarios, entidades, productores, cámaras, y empecemos con actitud a pensar en el país del desarrollo en serio.

Fuente: cronista.com