En la medida que se avanza en la cosecha de trigo y cebada se buscan alternativas para la producción que no cumplirá con los estándares para molienda y malteo. Lo positivo –en un marco de perjuicios productivos– es que hay demanda en el mundo por este tipo de producción y eso llevará a que el agricultor obtenga precios mejores a los que podría esperar en otro año complicado por las lluvias.
La premisa es analizar bien los lotes cosechados para detectar la incidencia del fusarium y trabajar mucho en la cosecha y prelimpieza para tratar de bajar el porcentaje de toxina. A nivel comercial la publicación Monitor Agrícola informó que la semana pasada se armó el primer barco de trigo forrajero. Al ser un negocio por barco completo y con ritmo de carga se logró un valor sobre los US$ 300 por tonelada.
Aunque los precios por otros negocios sean menores lo cierto es que el productor podrá tener un precio por el forrajero que sería superior al valor de trigo de exportación en plena cosecha del año pasado. En el caso de las malterías, las dos firmas de plaza ya anunciaron que recibirán en acopios la cebada que no cumpla con las exigencias industriales para malteo con el fin de comercializarlas en el mercado interno o a través de la exportación.
Se estudian los mercados a los que se podría llegar y es claro que el componente de riesgo del negocio provocará una diferencia importante entre el precio que finalmente se consiga para la exportación y el que reciba el productor, aunque este tendrá una rápida salida para este tipo de lotes.
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