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Cuando asumí mi nuevo puesto en el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) el mes pasado, observé el llamado Reloj de la Deforestación Mundial en la página web de CIFOR, que indica a los lectores “el número de hectáreas de bosque perdido desde que uno entra a esta página.” El número seguirá aumentando mientras más tiempo se quede en nuestra página web. En ese momento, tomé nota y pensé en regresar a esta característica y revisar qué es lo que comunicamos y porqué. Al abrir este recuadro surgen una serie de preguntas interesantes, algunas de las cuales intentaré abordar en este texto.

En primer lugar, ¿qué está mostrando el reloj? Es importante observar que hay tendencias tanto positivas como negativas, y que el reloj solamente muestra la tendencia negativa. Es decir, existe un área considerable de bosque ganado a lo largo del tiempo y un área perdida aún más grande. En la edición del Global Forestal Resources Assessment (Evaluación de los Recursos Forestales a Nivel Mundial) (FRA, por sus siglas en inglés) del 2000, que es producido por mi anterior empleador, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las pérdidas estimadas (deforestación) fueron de 14.8 millones de hectáreas por año (MHa/año) y las ganancias 5.6 Mha/año, dando como resultado un cambio neto de área de -9.4 Mha/año. En FRA de 2005 no se analizaron los cambios brutos y netos, sino que se presentó una tasa de deforestación de 13Mha/año o 0.41 hectáreas por segundo (ha/s) para el periodo 1990-2005, como la suma de todos los informes de país que mostraban una tendencia negativa. Esto es de por sí una subestimación, ya que no se toman en cuenta las variaciones dentro de los países, por más que el actual reloj usa este cifra. Las cifras de FRA 2010 ya están disponibles y muestran una tasa más baja de cambio de área neta de -5.2 Mha/año para 2000-2010. El informe FRA de 2010 indica igualmente una deforestación “cercana a 16Mha/año” para 1990-2010, en base a análisis similares a los de FRA de 2000. Se dice que esta cifra es “más precisa”, pero no se hace referencia a la forma en que se calculó.

En mi opinión, no existe en este momento ninguna alternativa apropiada a la información de FRA, basada en informes de país para el cambio global de áreas forestales. Se han hecho varios intentos científicos para inferir los cambios empleando datos globales de percepción remota, pero típicamente estos ilustran los cambios en la cobertura de árboles (que es diferente a cambios en el área forestal), y ha habido distintos acercamientos y aspiraciones para verificación en campo. Si bien la ciencia está avanzando en este campo, el estatus oficial de las cifras de FRA las hace de uso más apropiado.

Sin embargo, lo que realmente cambiará la situación serán los hallazgos de un levantamiento global con percepción remota llevado a cabo por la FAO y la Comisión Europea (CE), realizado a través de alrededor de 10,000 muestras a nivel mundial, que involucran la experiencia local y verifican los cambios en el terreno. Los resultados preliminares confirman discrepancias en los datos reportados por los países, incluyendo sobreestimados de la deforestación en África, como ya se ha mostrado en FRA 2000 (ver página 316). A nivel mundial, el estudio confirma la tasa de deforestación reportada en FRA 2000 y posteriormente, e igualmente confirma las ganancias considerables de bosques en muchas regiones. Los resultados finales podrían cambiar la forma en que vemos la dinámica del uso de la tierra, así como también sus tendencias inherentes.

La siguiente pregunta sería ¿porqué la cifra de deforestación se elije como el único indicador de tendencias forestales proporcionadas al público en general? Este no es un fenómeno nuevo. Cuando se seleccionaron los indicadores para las Metas de Desarrollo del Milenio hace más de 10 años, este era el indicador forestal a elegir (a pesar de que para ser claros, el indicador es el cambio de área neta y no la deforestación). No solamente tuvo resonancia política, sino que hubo un conjunto de datos disponibles para cada país (un criterio para informar los indicadores de las MDM). Esto significó también que los temas forestales estuvieron firmemente ubicados bajo la meta del medio ambiente (MDM-7) y solamente eran visibles bajo este encabezado. Desde los informes muy tempranos (por ejemplo Zon 1910) hasta las deliberaciones sobre REDD+ en la actualidad, el cambio de área forestal ha sido el concepto que se ha quedado en la mente de las personas dentro y fuera de la comunidad de especialistas en silvicultura. Resulta irónico entonces que la cifra hable más sobre desarrollos de agricultura que de silvicultura. El cambio de área forestal no parece estar particularmente bien correlacionado con las contribuciones de la silvicultura al desarrollo sostenible.

Fuente: ECOticias.com

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