La buena idea de sembrar papa con bajos insumos químicos ha tenido resonancia en el ámbito agrícola de la provincia de Matanzas. Luego de obtener alentadores resultados a pequeña escala, este año se probará con la plantación de 24 hectáreas en una unidad de la Empresa Agropecuaria de Máximo Gómez.
Los altos costos de este cultivo y el uso de los agroquímicos son algunas de las mayores preocupaciones de los productores del tubérculo a nivel mundial. Los biocidas (plaguicidas, herbicidas, insecticidas, bactericidas) son sustancias de gran impacto ambiental.
En atención a ello y a la necesidad de sustituir importaciones, investigadores matanceros tratarán de validar esta alternativa con la siembra de papa, que se auxiliará básicamente de materia orgánica. Las tierras para llevar a cabo dicha experiencia ya están listas, en la que participarán, además, dos productores individuales de la zona.
El experto Francisco Reyes, especialista de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, menciona que en los ensayos realizados allí a pequeña escala (una hectárea) durante tres años consecutivos, han obtenido entre 18 y 25 toneladas de forma progresiva. En las dos últimas campañas utilizaron semilla nacional.
Dice que se trata de una papa de menor calibre, mejor textura, y con mayor contenido de materia seca, cualidad que aporta más bondades para su conservación no solo en frío. Quienes la han consumido exaltan su agradable sabor.
El doctor Giraldo Jesús Martín, director de la Estación Experimental, precisa que por el método convencional en Cuba se aplican entre 15 y 18 productos químicos para contrarrestar las principales enfermedades y plagas que atacan al tubérculo.
Sostiene que con esta experiencia se sustituyen todos los productos químicos y los fertilizantes de manera parcial, pues todavía es preciso una porción de fórmula de esas sustancias para completar la nutrición del cultivo y el control de la hierba. Considera, sin embargo, que el país estará en posibilidades de producir a la vuelta de unos años todos los productos biológicos necesarios para sustituir los químicos.
Comenta que más que competir con la papa convencional el propósito es ir reduciendo las áreas tradicionales de ese cultivo, y en virtud de ello se piensa en los proyectos de desarrollo local donde un grupo de productores seleccionados pudieran producir la papa suficiente para determinado territorio.
Aunque los agricultores se resisten a abandonar los productos sobre los que parece haberse edificado su sustento, los beneficios de la papa con bajos insumos químicos y de mínimo impacto son incuestionables.
Mientras tanto todas las miradas se dirigirán hacia la experiencia que se desarrollará en la Empresa Máximo Gómez. Allí está el riego garantizado, existe una tradición papera y hay personas que conocen el cultivo. Esta papa estará asegurada y se analiza un sistema de pago diferente para proteger a los productores.
Fuente: perlavision.icrt.cu
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