1 ¿Cómo ve el contexto internacional y su impacto sobre la economía argentina?
Podrá sonar gastado, pero sigue y seguirá siendo cierto que el kirchnerismo ha gozado y probablemente gozará de condiciones económicas internacionales difíciles de igualar por otro Gobierno. Nuestros términos del intercambio, o sea la capacidad de compra de nuestras exportaciones en términos de productos importados, no sólo son récord en la historia desde hace 4 años (con ciclos de alzas y bajas) sino que además, el recorrido hacia ese máximo, ocurrió casi en su totalidad en la última década. Por si fuera poco, la tasa de interés internacional ha estado particularmente baja, el crecimiento económico mundial fue alto y países demandantes de alimentos como China, luego de décadas de crecimientos a tasas altas, comenzaron a tener una envergadura mundial como para afectar (favorablemente en la última década) los precios de nuestros commodities de exportación.
Más no podría pedir un Gobierno para ser uno de los mejores de nuestra historia en vez de uno de los peores.
2 Se habla que podría terminarse el efecto “viento de cola”, una vez que comiencen a retirar los estímulos en los países centrales. ¿Qué efecto puede traer a la Argentina?
Bernanke ha dicho que mantendrá el estímulo monetario (QEIII) hasta que la tasa de desempleo americana llegue al 6,5% (hoy está en 7,6% desde un máximo del 10% en 2009) siempre y cuando la tasa de inflación no supere el 2%. El Reino Unido y Japón también están implementando políticas monetarias expansivas (la excepción es la anquilosada Europa). No me parece que estemos a la vera del fin de los QE.
Pero es cierto también que esta suerte de endogeneización de la cantidad de dinero al logro de objetivos reales de corto plazo o Put gratis que los mercados de renta fija y variable le piden a los principales banqueros centrales del mundo para seguir tomando riesgos (sin tomarlos), ha provocado una inflación de activos que poco tiene que ver, hasta hora, con los datos de la economía real. Así que en el corto plazo y más con los empinamientos que han tenido las yields en las últimas semanas, tendremos que convivir con algo de mayor volatilidad, pero pienso que el escenario más probable es que los estímulos continúen en un marco de menor poder. Sigue el “viento de cola” para la Argentina.
3 ¿Cómo espera que continúe la economía argentina en 2013? ¿Cuáles serán las principales dificultades?
El programa económico lanzado en 2002, continuado luego por el kirchnerismo, se basa en la sustitución de importaciones y un mega Estado que redistribuya los frutos del crecimiento basado en la sustitución. Sustituir importaciones no sólo es cerrar la economía a la competencia importada (Argentina ha destruido el Mercosur). También es someter al agro y al petróleo a todo tipo de impuestos distorsivos y regulaciones para que produzcan alimentos y energía “baratos” (si después terminamos con los alimentos carísimos, con las peores cosechas de trigo de la historia e importando energía, es otro cantar), ningunear a la industria exportadora y considerar al comercio sólo como un costo. El kirchnerismo ha agrandado el Estado como nunca en la historia: casi un 40% del PBI de gasto público con una presión impositiva sobre los que están en blanco del 50% del PBI, más alta que en la ODCE con países con PBI per cápita hasta 4 veces mayor que nosotros. Y por si fuera poco, hoy tenemos el tercer déficit fiscal más grande del último cuarto de siglo, sólo menor al 8% del PBI de la hiperinflación y al 5,4% del PBI del fin de la convertibilidad. Más allá de leves recuperaciones de la economía como la que está ensayando en los últimos meses, lo que se llama “El Modelo” ya fue, se agotó y la primera parada ha sido la estanflación, o sea, pequeñas levantadas (2013) o caídas del PBI (2012) combinadas con una de las inflaciones más altas del mundo. Lo ideal sería cambiar por completo e ir a una economía que cobre impuestos razonables, le devuelva esos impuestos a la gente con buenos bienes públicos y se dedique a comerciar con el mundo en vez de sustituir importaciones como motor del crecimiento. Dentro de “El Modelo” totalmente agotado, la situación financiera se ha ido complicando y seguirá complicada.
4 ¿Qué puede pasar con el dólar? ¿A cuánto llegará el oficial y el “blue” en 2013? ¿Volverá a aumentar la brecha con el informal?
Con el ritmo de devaluación que viene mostrando el dólar oficial, lo más probable es que termine 2013 en el entorno de los 6 pesos. La brecha del “blue” que había llegado a superar el 80% a principios de mayo, hoy está en un 60%. Si el Gobierno quiere mantener a raya la presión que su agotado programa económico genera sobre los precios, el dólar libre (“blue” o “blue del blue”) y las reservas del BCRA, lo puede hacer en el corto plazo (por ejemplo, hasta las elecciones) de la manera que lo hizo hasta ahora desde mayo: sigue emitiendo al 35% anual pero subió las tasas de interés aprovechando una ligera recuperación de la industria por autos y de la construcción (hoy son los dos “hedge” que la gente usa contra la inflación) y mandó a la ANSES a vender títulos públicos en dólares. Pero cuidado. Hay 3 cosas importantes a monitorear junto con lo anterior para ver qué pasa con la inflación, el dólar y las reservas del BCRA hasta fin de año. Una: ¿cómo sale el juicio en NY con los holdouts y qué hace el Gobierno frente a ese fallo? Dos: ¿hasta dónde Cristina avanza en su guerra contra la Justicia para doblegarla? y tercero: ¿cuán agresivo será el PJ no K con Cristina después de las elecciones si queda claro que la Presidente no tiene chances de un tercer mandato ¿la presionará para que haga un ajuste que ella no quiere hacer?
Tomando en cuenta que en el corto plazo el Gobierno cuenta con capacidad de maniobra por las reservas que tiene en el BCRA pero que en el segundo semestre el fisco necesita de mucha emisión para pagar sus cuentas más los factores políticos nombrados antes, me parece que el fin de 2013 será con brecha firme y clima financiero movido.
5 ¿Podrá llegar a alcanzar los porcentajes de Venezuela? ¿Por qué?
Si bien en la Argentina “nunca digas nunca” (en 2001 se confiscaron los depósitos 4 meses después de una Ley del Congreso de intangibilidad de los depósitos) no me imagino y mucho menos de acá a fin de año brechas de más del 300% del dólar. La Argentina tuvo brechas cercanas a las venezolanas a principios de los 70 cuando el país era una matanza y un caos sociopolítico, inflación de 3 dígitos y con déficits fiscales de 12% del PBI.
6 ¿Hay quienes señalan que la cosecha de soja de este año puede solucionar el problema cambiario e incentivar el nivel de actividad. ¿Cree que sea factible?
Son dos cosas distintas. La mejor cosecha de la presente campaña más la aceleración del crecimiento de Brasil, harán que luego de la leve recesión de 2012, la economía Argentina se expanda un módico 1.5%/2.0% en 2013. El tema cambiario tiene que ver con que si el dólar real (el poder de compra del dólar) está atrasado o no. Está mal decir que el dólar se atrasa porque la inflación supera a la devaluación del peso. Si hay un problema de tipo real de cambio es porque hay problemas en las variables reales que determinan el tipo real de cambio en el largo plazo (“equilibrio).
En ese sentido, sin duda que hoy hay un problema de atraso del tipo real de cambio, aunque menor que a fines de 2001. El gasto público y su “gemela”, la presión impositiva, son insostenibles para un país de ingresos medios como Argentina. Además, está la destrucción de empleo que hay en el sector privado y la caída en las ganancias de las empresas como indicadores que nuestros costos en dólares están desalineados. Otra cosa es que el financiamiento monetario y con reservas del déficit fiscal, llevará a que algún día, se devalúe más fuerte el dólar oficial que el 17% anual de hoy para recuperar las reservas perdidas y mejorar a su vez el resultado del fisco. El día que eso ocurra, más vale tener pensando un plan antiinflacionario para no escalar con la tasa de inflación.
7 ¿Qué hace que haya tanta demanda de dólares?
Desde que hay estadísticas oficiales de Balance de Pagos con una metodología consistente en 1992, se ve que durante los años buenos de la convertibilidad (1992-1999), la salida de capitales de argentinos (formación bruta de activos externos) al exterior fue de u$s 53.000M, 2.4% del PBI. Con Néstor Kirchner (2003-2007) bajó a u$s 17.300M o 1.8% del PBI. Con Cristina se agudizó mucho. En el período 2008-2012 fue de u$s 82.000M o 4.2% del PBI. Y si agregamos los años de la peor crisis de nuestra historia (2001-2002) la fuga de capitales de argentinos en los últimos 20 años llega a u$s184.000M. Una locura: un país de ingresos medios desangrándose por dos décadas consecutivas dándole crédito al resto del mundo por el equivalente a 3.3% de su PBI anual. Sin embargo, si la cuenta incluyera todo lo que los extranjeros han apostado a favor del país en el mismo período (IED y préstamos externos), el número de fuga (neta) se reduce a u$s 65.300M, 1.5% del PBI). A lo largo de las últimas dos décadas el nuestro altísimo atesoramiento de dólares compensó parte del efecto expansivo sobre la economía que en los 90 tenía la IED (ahora en virtual extinción) y que en la última década tuvo una de las más extraordinarias subas de nuestros términos del intercambio de la que se tenga memoria. Las confiscaciones de depósitos, la alta inflación, la hiperinflación, los cambios permanentes en las reglas de juego, la arenga pesificadora de los últimos 2 años, la obsesión persecutoria del gobierno kirchnerista de los que quieren hacerse o gastar dólares, han provocado una creciente pérdida de confianza en la gente por la moneda emitida por el soberano (el BCRA), lo que ha dejado de tamaño pequeño y carácter volátil a la demanda de dinero. Flor de desafío para los gobiernos que vienen
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