La Brassica napus, ó “colza”, es una planta de la familia de las brasicáceas, un cultivo alternativo de invierno que, con amplio desarrollo en la provincia y el país, “tiene mercado con liquidez, buenos precios relativos y exportación abierta”, afirmó a AIMCampo el ingeniero Agrónomo Gustavo Bearzi, asesor técnico y encargado de la sucursal Victoria de la Cooperativa. Se cultiva en todo el mundo para producir forraje, aceite vegetal para consumo humano y biodiesel.
Bearzi revisa colza, en un lote en Victoria.
En Entre Ríos, dentro de los cultivos tradicionales de invierno, “históricamente se sembró lino y después trigo, pero con las trabas comerciales que se aplicaron a este cereal durante los últimos cinco o seis años, hace un par de años comenzó la siembra de colza. Así, en 2011 aumentó mucho la superficie de plantación como alternativa al trigo, que en la campaña anterior fue ‘regalado’ a 120 dólares la tonelada”, precisó el ingeniero.
Características
La colza es un cultivo oleaginoso de invierno, se siembra a partir de abril y se cosecha en octubre. “Le da al productor herramientas para empezar a usarla un mes antes que el trigo; su densidad es de cuatro y cinco kilos por hectárea. Primero salen los cotiledones, en forma de corazón, y luego las primeras hojas verdaderas; a partir de la sexta hoja se llega al primer estadio, que es el de roseta, muy importante desde el punto de vista agronómico, ya que se efectúan los controles de maleza, lo que las vuelve resistente a las heladas. A partir de ahí sigue en estado vegetativo, hasta que comienza la etapa de elongación, donde larga las primeras flores, hasta que se cosecha en octubre”.
En diálogo con esta Agencia, Bearzi señaló que “en la siembra, al ser una semilla tan chiquita, hay que sembrarla a muy poca profundidad porque de lo contrario no crece; además debe haber muy poco rastrojo en superficie, ya que de lo contrario es susceptible a las heladas”. Una vez implantado el cultivo y ya en estadio de roseta, tolera bien las bajas temperaturas. “Es fundamental tener al estado de roseta, plantas bien nutridas para evitar los efectos de las heladas”, puntualizó el técnico. Una vez pasada esta etapa y hasta la fructificación, las bajas temperaturas no serán un problema.
“Para el control de gramíneas se puede usar Lontrel, y Camba para el de hoja ancha”, agregó el profesional.
En cuanto a las plagas, Bearzi destacó a la especie Plutella xylostella “polilla de las coles” como la de mayor importancia, y añadió: “con un monitoreo semanal durante las etapas reproductivas y el uso de insecticidas residuales este insecto se controla sin dificultades. No obstante, la etapa más crítica para el cultivo es de la floración hasta la vaina, en adelante”.
En cuanto a la parte sanitaria, “una enfermedad endémica es el Phoma, un hongo de suelo que cuando el cultivo está implantado con mucha historia, hay que dejar pasar tres años en el lote para no tener problemas con él”.
Como dato, debe destacarse que la enfermedad de la necrosis del cuello de la colza (también conocida como «Phoma» de la colza) es responsable de una pérdida de la producción nacional de entre el cinco y el 20 por ciento, y puede acarrear la destrucción de parcelas enteras.
Cosecha, complicada
Bearzi admitió que “una parte que puede aparecer como complicada es la cosecha: hay dos formas de hacerla, una en planta y la otra secando el cultivo para trillarlo después”.
El profesional detalló que si bien este año “la trilla vio más complicada y todavía nos queda aprender mucho para mejorarla, la colza aparece como un cultivo alternativo muy interesante, por el precio altamente competitivo, porque el lote se desocupa un mes antes que el trigo y por su desarrollo”.
Un cultivo que crece en oportunidades
El ingeniero afirmó a Info.Coopar que “la siembra de colza empezó hace tres o cuatro años en la zona de Victoria, y en el caso de Coopar, primero se compró a los productores que la habían sembrado. Al año siguiente vendimos semillas y realizamos algunos tratamientos, y este año podemos asegurar que (la siembra) ‘explotó’, como consecuencia del mercado del trigo, que estaba intervenido. Si bien la colza surgió dentro de los cultivos alternativos, también se sembró arveja, cebada y algunos productores incursionaron con el garbanzo. En el distrito Victoria y parte de Nogoyá, se estima que se sembraron alrededor de 20.000 hectáreas de colza”.
Ventajas
La colza tiene la ventaja de ‘desocupar’ el lote un mes antes que el trigo. “Con el trigo, sembrándolo desde principios de mayo hasta mediados de junio o julio, el lote se desocupa en noviembre o diciembre, pero en el caso de la colza, esta instancia se produce en octubre o principios de noviembre. Si se hace una soja encima de la colza, si bien sería un cultivo de segunda, por la fecha se convierte en primera respecto a la otra, desde el punto de vista productivo”.
Otro aspecto favorable de la colza es su exploración radicular, pivotante y profunda. “La gente de Aapresid comparó su comportamiento y la recomienda como cincel biológico, porque rompe el piso de la capa compactada”.
Desde el punto de vista comercial, la colza tuvo “muy buena aceptación y excelente cotización. El año pasado cotizó la tonelada arriba de los 400 dólares, cerca de los U$S 480. En 2012, la mayoría fijó por encima de U$S 460, y algunos llegaron a 500 dólares, lo que al valor que tiene el trigo en la actualidad, da una relación de dos a uno. Otra ventaja que hizo crecer al cultivo es que ahora operan dos exportadoras en el puerto de Rosario, lo que facilita mucho la logística y la entrega”.
El dato
La colza posee un alto porcentaje de aceite de excelente calidad y un residuo de extracción de alto nivel proteico. Su incorporación en los sistemas de producción presenta numerosas ventajas para el productor y para la industria.
Cebada, otro cereal alternativo
La cebada es otro cereal alternativo de invierno, y pertenece a la familia Poaceae. En la zona de Victoria “fue poca la siembra en comparación con la colza, la arveja y el trigo. Diríamos incluso que se ubica en cuarto lugar”.
Se siembra a partir de mayo y en esta cosecha habrá poco porque “muchos lotes resultaron dañados por el granizo que cayó en la zona el 21 de octubre pasado. En años como este, muy húmedos, este cultivo es muy susceptible a las enfermedades foliares, muy parecidas a las del trigo”.
Con relación al precio, cuando empezó la campaña tenía un valor similar al del trigo, que “arrancó a 140, 150 y hasta 160 dólares. Mucha gente se apuró a vender porque años atrás llegaba la cosecha y la secretaría de Comercio Interior cerraba la exportación, no había más ROE verde, no se podía vender más trigo”.
Esa circunstancia influyó para que gran cantidad de productores se apuraran a realizar un contrato forward, y vendieran a 160 dólares la tonelada. “Después, el trigo se vendió hasta a 200 dólares la tonelada y en ese momento, que aparecieron los primeros forward de cebada, este cereal estaba siempre 20 dólares por arriba del trigo; cuando éste estaba a 200, la cebada estaba a 220 dólares, pero después se quedó –seguramente ante la amenaza de subir las retenciones-, o bien, al precio lo planchó el gobierno. Hoy, el trigo está por tonelada, 20 dólares por encima del valor de la cebada -240 a 220-”.
¿Qué es un forward?
“El contrato forward es un pacto entre dos partes, una de las cuales se compromete a vender, en una fecha futura, cierta cantidad de un producto a un precio determinado, y la otra se compromete a comprar esa misma cantidad a ese precio”, indicó el asesor técnico y encargado de la sucursal Victoria de Coopar.
En este caso, el objetivo de la parte que se compromete a vender es asegurar la cantidad de dinero que recibirá por su producto, de tal forma de no depender de las condiciones que existan en el mercado de ese bien al momento del vencimiento del contrato. Por otro lado, la parte que se compromete a comprar se asegura la cantidad de dinero que tendrá que pagar para obtener el bien, y de esta forma deja de depender de lo que suceda en ese mercado. Un ejemplo clásico es el de productor de trigo y el molinero.
El primero desea asegurar lo que recibirá por su cosecha, mientras que el segundo desea fijar lo que deberá pagar por obtener el trigo que requiere para su proceso.
Fuente: AIMCampo, Info.Coopar
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