El ser humano se está volviendo más carnívoro de acuerdo con un estudio publicado este lunes en Proceeding of the National Academy of Sciences.
Aunque en varios países el consumo ha decrecido, el notable aumento en China e India revierten la tendencia y muestran hoy un mayor consumo de carne por parte de la humanidad.
El estudio analiza en detalle qué come la gente así como las tendencias de un país a otro. Es además la primera vez que los investigadores han calculado el nivel trófico de la humanidad, una métrica usada en ecología para posicionar una especie en la cadena alimenticia.
Esa métrica pone las plantas y algas, que producen su propio alimento, en el nivel trófico 1; los conejos, que comen plantas están en el 2; los zorros, que comen herbívoros, en el 3; el bacalao, que se come otros peces, en el 4; los osos polares y las orcas, que no tienen casi depredadores y comen otros mamíferos, están en el 5, el nivel máximo.
El estudio conducido por Sylvain Bonhommeau, del French Research Institute for Exploitation of the Sea in Sète, estima el nivel trófico de la humanidad en 2,21 para 2009, lo que la sitúa a la par con otros omnívoros como los cerdos y las anchoas.
“Estamos más cercanos a los herbívoros que a los carnívoros”, dijo. “Eso cambia la idea preconcebida de que somos el máximo depredador”.
El estudio analizó los cambios en la alimentación de 176 países entre 1961 y 2009 con base en 102 tipos de alimentos recopilados por la FAO.
En 50 años el consumo de grasas y carne se movió hacia la cima de la red alimenticia con un 3% o 0,06, lo que para expertos es alto.
El nivel trófico de un organismo se calcula al sumar los niveles tróficos de los alimentos sn su dieta y la proporción en la que son consumidos. “Un cambio de 0,1 significa que está consumiendo considerablemente más carne o alimentos derivados de animales”, dijo el experto Thomas Kastner, citado por Nature.
Los cambios no son uniformes alrededor del globo. Países como China e India, donde muchos habitantes van saliendo de la pobreza y comen más que arroz, muestran un marcado aumento en su nivel trófico, pero otros como Islandia, Mongolia y Mauritania, donde las dietas tradicionales se centran en carne, pescado o lácteos, han visto declinar sus niveles tróficos al diversificar el consumo.
Lo que parece trivial tiene consecuencias ambientales; caloría por caloría el impacto medioambiental de producir carne, contando desde el uso del agua a las emisiones de carbono, es varias veces mayor que producir verduras y frutas. Un estudio de la FAO halló que 18 por ciento de las emisiones globales de gases de invernadero provienen de la ganadería, mucho más que todas las formas de transporte combinadas.
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