La obsesión de Esteban Rincón, quien dejó a un lado sus estudios de microbiología y tecnología en sanidad ambiental, es restar el oficio de esquilar ovejas y tratar la lana pasándola por rudimentarios telares para elaborar artesanalmente prendas en lana virgen.
Él recorre los barrios periféricos de la Ciudad Mitrada y motiva a las personas que tienen ovejas en sus casas para que las tusen y procesen la lana.
Con los hilos que se obtienen el pamplonés está elaborando a mano cobijas, ruanas, abrigos, sacos y bolsos para dama.
Rincón, de 32 años, decidió cambiar de profesión y busca con el diseño rescatar la artesanía, porque considera que es una de las formas de darle valor agregado a los productos o manualidades y más si se combinan con la marroquinería.
Para que la práctica no se pierda y que no solo los abuelos sean quienes esquilen ovejas con fines comerciales, Rincón busca alianzas con jóvenes para reactivar la hilandería, características de las zonas con clima frío.
Partiendo de ello el objetivo es crear productos modernos, como hasta ahora lo ha hecho de forma artesanal. “Estamos haciendo prendas originales, únicas y que hacen parte de la tradición de Pamplona”.
Según Rincón, ninguna de sus creaciones son repetidas y tienen exclusividad. Para hacer realidad sus diseños ha logrado motivar a cuatro señoras que volvieron a retomar la hilandería y tejeduría.
Otro de los intereses que tiene es que con las autoridades del municipio y la Cámara de Comercio se impulse un proyecto para que las nuevas generaciones aprendan a hilar.
Actualmente Rincón tiene en el mercado su primera colección a la que denominó ‘Pamplona, ciudad joven’. Los bolsos los está comercializando en el oriente colombiano y en el interior del país. Por su calidad, son productos tipo exportación.
Se va perdiendo
Este oficio heredado de los primeros pobladores de la ciudad poco a poco ha ido decayendo. Una de las causas es la aparición de prendas sintéticas o térmicas.
“Es un oficio arduo y la gente quiere pagar muy poco por una prenda o por el kilo de lana sin procesar”, dijo. “Otro de los factores es que ante el crecimiento urbano los criadores de estos animales no cuentan con espacios o zonas verdes amplias para que se alimenten los rebaños”.
De acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y las normas sanitarias, las autoridades decomisan los animales cuando los ven recorriendo las calles.
Todavía se ven pocos grupos de ovejas en los altos de Cristo Rey, Juan XXIII, Santa Marta, Tinto Redondo y San Pedro.
Años atrás en las montañas se apreciaban rebaños de más de 100 borregos.
El proceso
Se le dice lana virgen a la primera esquilada por ser más suave, delgada, larga y de buena contextura.
El animal no debe sobrepasar el año de vida y el proceso se tiene que hacer en luna creciente. Se tiene la creencia que si la peluqueada se hace en otra época después no le saldrá a la oveja un pelaje de calidad.
Cuando se esquila una oveja la lana se deja 20 días en reposo y no se debe mojar.
Transcurrido ese tiempo se lava a mano para sacarle las impurezas. Luego se pone a secar y se hila en el huso (elemento de madera en forma de trompo). Al estar procesada se le aplica, si se quiere tintes naturales
Fuente: laopinion.com.co
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