Un programa de desarrollo integral para el campo sacó de la pobreza a 53 millones de brasileños, consolidó la seguridad alimentaria y colocó a ese país como uno de los mayores exportadores de productos agropecuarios.
Es más, el plan iniciado hace dos décadas e impulsado por los últimos gobiernos incorporó a la producción agropecuaria una de las zonas más estériles de territorio carioca: un total de 250.000 hectáreas que antes se destinaban a ganadería extensiva.
El ejemplo fue presentado ayer en Bogotá, por Adoniram Sanches, exsecretario nacional de Agricultura Familiar en el Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil, y Aguinaldo José de Lima, director del Instituto Brasileño de Cachaca-IBRAC y consultor del Consejo Nacional del Café en Brasilia, invitados por la Fundación Buen Gobierno al primer seminario sobre ‘Fortalezas y Debilidades del Modelo Agrícola Brasileño’.
Según Sanches, el modelo es incluyente.
En él participan el Estado y la empresa privada: el sector público construye las políticas y los empresarios privados son los que fortalecen las explotaciones.
Agregó que “Colombia es un país que tiene mucha tierra, una base política importante, y puede armar con el sector privado, cooperativo y público una ecuación para el desarrollo rural.
Por su parte, el Director y del Instituto Brasileño de Cachaca-IBRAC señaló que el modelo agrícola brasilero rompió paradigmas, porque en su implementación se pensó de manera integral: preservación del medioambiente, mercado competitivo y modernizado, tecnologías propias; trabajo con una visión de sostenibilidad, combinando la economía, recursos humanos, medioambiente e innovación tecnológica.
Indicó que los tratados de libre comercio se pueden aprovechar y ser una oportunidad para países como Colombia. Explicó que la mezcla de pequeña, mediana y gran agricultura no solo pueden convivir, sino hacer negocios juntos, y obtener resultados compartidos. “Lo importante es que haya acciones integradas”.
Entre tanto, el exministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, aseguró que los nuevos TLC que está firmando Colombia con otros países traen beneficios, como el caso del pactado con Corea, ya que el interés de esa nación es importar alimentos.
“Todos los estudios muestran que estos tratados de segunda generación, como el de Corea ahora, ojala China después y el mismo Japón, son con países que necesitan importar comida, y ahí tendremos las de ganar”, afirmó Restrepo.
A su turno, el excodirector del Banco de la República Juan José Echavarría, miembro de la Junta Directiva de la Fundación Buen Gobierno, dijo que la productividad del café brasileño es un ejemplo a seguir por Colombia para recuperar su competitividad.
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