Se sabía que desde hace tiempo el Ministerio de Hacienda de nuestro país se encontraba haciendo lobby para conseguir una reclasificación del nivel de riesgo país de Chile, el cual es aplicable a los instrumentos de deuda emitidos por el Estado.
Finalmente, hace una semana se supo del resultado de dicho esfuerzo, la clasificadora de riesgo, Standard and Poor’s mejoró la clasificación chilena desde A+ hasta AA-, el lugar más alto conseguido en la historia de clasificaciones de un país latinoamericano. Para contextualizar, es importante que usted comprenda que la clasificación impacta directamente en el costo de financiamiento del gasto público e indirectamente en el costo de financiamiento de empresas. En otras palabras a mejor clasificación, menores tasas exigidas.
Por otra parte, debemos considerar el contexto económico internacional de dicha mejora en el acceso a financiamiento del estado chileno, en primer lugar: tasas de interés en economías desarrolladas “históricamente” bajas, en segundo lugar: fuerte aumento en el flujo de capitales hacia economías emergentes (entre las que nos encontramos) con el consiguiente impacto en apreciación de la moneda local y/o devaluación del dólar para el caso chileno.
Se cree que en perspectiva de mediano plazo dicha devaluación tendería a mantenerse. Sumemos a esto el actual nivel de tasas de interés en el país, que a juicio de operadores financieros o se mantendría o subiría, lo que impulsa la llegada de capitales extranjeros y consecuentemente aprecia el peso chileno. Un gran dolor de cabeza para quienes tienen dependencia directa del tipo de cambio, y si sumamos los recientes efectos de las condiciones climáticas, el dolor es mayor.
Cabe destacar el rol del Banco Central, en este tipo de disyuntivas, puesto que entre sus funciones está la mantención de la política monetaria estable y el control de la inflación, entre otras. Quien a su vez recibe las presiones de los sectores exportadores, los que piden a gritos la intervención cambiaria. Lo cual se ha probado en periodos pasados, no ha tenido efecto más que de “maquillaje” pues el mercado tarde o temprano ajusta el tipo de cambio. Más temprano que tarde diría yo.
Esta situación de incertidumbre cambiaria, considerando la matriz agroindustrial de la provincia de Ñuble, merece nuestra atención y a estas alturas no queda más que reaccionar, por una parte buscar la eficiencia y disminución en los costos de producción (riesgo operacional) y por otra parte transferir el riesgo de tipo de cambio (riesgo financiero).
A priori lo aconsejable es utilizar derivados de tipo de cambio y a posteriori (lo que probablemente es más cercano a la realidad local), se sugiere pagar salarios en dólares, lo que para un trabajador local, no es atractivo, pero si lo será para un trabajador extranjero, lo que sería posible si se aprueba la iniciativa de migración laboral que actualmente se está analizando, justamente debido a la escasa mano de obra en el sector agrícola.
Solo el tiempo y la experiencia nos dirá que pasará con el tipo de cambio en nuestro país, pero por lo pronto, creo que la mantención a la baja es lo más probable.
Fuente: ladiscusion.cl
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