Cómo aprovechar la riqueza hídrica del sur del país para regar cultivos del centro y del norte es la ecuación que intenta resolver la Comisión Nacional de Riego (CNR) al estudiar la factibilidad de una Carretera Hídrica que permita sumar 228 mil hectáreas -equivalentes a la suma de las 32 comunas del Gran Santiago- para uso agrícola entre Arica y Valparaíso.
Para ello se evalúa el costo y la rentabilidad de dos trazados alternativos, un ducto terrestre y otro submarino, o de instalar plantas desaladoras de agua de mar, si es que los costos lo permiten.
El análisis realizado por CNR -en conjunto con la Universidad de Chile- consideró el desarrollo de 16 nuevas áreas agrícolas bajo los mil metros sobre el nivel del mar, las que en total demandarían 93 metros cúbicos por segundo (m³/seg) de agua.
Algunos de los territorios que podrían mejorar su productividad, según el estudio, son Taltal, Los Choros, Chucumata, Limarí, Caldera-Copiapó y Huasco-Freirina.
En sus conclusiones, el trabajo también destaca que el costo por metro cúbico de agua estaría en torno a los 70 centavos de dólar. "El efecto del costo del agua de riego sobre los flujos de caja permitiría un margen por sobre el punto de equilibrio del negocio para los cultivos de flores, tomate y papa", añade el análisis.
Las alternativas
Por el momento, el Ministerio de Obras Públicas, a través de la Dirección de Obras Hidráulicas y con asesoría del Banco Mundial, realiza un análisis para determinar cuál es la rentabilidad de la idea de suministrar agua al norte del país.
"El proyecto de Carretera Hídrica corresponde a dos iniciativas de empresas privadas, ambas de consorcios internacionales. La primera plantea un trazado de tubería submarina y, la segunda, una tubería terrestre. Además, se incluyó una tercera opción, que es la construcción de plantas desaladoras de agua de mar", explica la ministra de Obras Públicas, Loreto Silva, quien añade que "se espera tener los resultados preliminares a fines de este año, los cuales estarán respaldados y validados por el Banco Mundial".
La opción submarina plantea construir una tubería de 2.500 kilómetros de extensión -a una profundidad de entre 100 y 250 metros- para trasladar agua desde los ríos Rapel, Maule y Biobío a un costo de unos US$ 15.000 millones.
La otra alternativa iría por tierra, en forma paralela a las carreteras, con un valor de US$ 16.000 millones.
La proyección de costos de la tercera opción, sobre la base de una red de plantas desaladoras, todavía está pendiente.
"El potencial es tremendo", dice Felipe Martin, secretario ejecutivo de la CNR, quien explica que el estudio es parte de varios otros que buscan establecer la factibilidad de la Carretera Hídrica.
Pese a los resultados positivos que han arrojado los análisis preliminares, aún no se toma una determinación de si esta iniciativa se concretará o no.
"Necesitamos tener un proyecto que permita tomar esa decisión y en este minuto falta información para tomarla. Estamos trabajando al mayor ritmo posible para tener esa información disponible, que permita a este gobierno o a futuros gobiernos tomar una decisión al respecto", dice Martin.
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