El productor chileno Antonio Hoces describe a las heladas como un terremoto – eventos impredecibles, con efectos impredecibles. “Las heladas son una cosa extraña, como un terremoto. Van saltando. De repente, afecta todo un sector y en otros no afecta nada. Nos afectó, por ejemplo, al fin de este campo. Ahí tenemos pérdidas casi completas”, dijo Hoces a PANORAMA RURAL desde su campo, Agrícola San Antonio, ubicada cerca de Rengo, en la Región de O´Higgins.
Cerezas sanas en Agrícola San Antonio que sobrevivieron a las heladas.
Y es que esta región, donde opera Hoces, sufrió los peores daños de las siete heladas que afectaron a los productores chilenos a partir de mediados de septiembre hasta principios de octubre. Las evaluaciones son preocupantes para la industria cuyas estimaciones actuales indican que se ha perdido un cuarto del total de la fruta de exportación.
Sin embargo, a pesar de todo, Hoces señala que no se ha perdido toda la esperanza, ya que la devastación de un cultivo o un agricultor no significa necesariamente devastación para la siguiente temporada, explicó.
Caminando por la propiedad de 120 hectáreas de Hoces, junto a representantes de la distribuidora Terrafrut, el efecto desigual de las heladas se hace evidente. Al lado de un huerto de kiwi desolado, los trabajadores se mantienen ocupados con el raleo de las cerezas cuyos árboles están llenos de fruta.
“Con las cerezas, no hubo ningún problema. Si te das cuenta, está toda la fruta. Un grado bajo cero en esta especie, versus esa que está ahí, el kiwi, no es lo mismo. Y te preguntas cómo si están uno al lado del otro”, dijo.
Si la temporada sigue bien, Hoces tendrá cerezas sanas y nectarines para ofrecer a sus compradores en Asia, América del Norte y Europa. Pese a que estos cultivos sufrieron daños menores, sus frutos han retenido el frío y continuaron creciendo en los árboles.
No obstante, el agricultor señaló que los exportadores deben tener precaución y abstenerse de abrumar mercados con fruta de baja calidad como compensación por el bajo volumen.
Pequeños signos de daños de las heladas en nectarines.
“Lo peor que podemos hacer es pensar que porque tenemos poca fruta, hay que mandarla toda al mercado. El mercado no es así, el mercado va a castigarte igual. El mercado demanda fruta de calidad”, aseguró.
El tema de la calidad entra en juego para el resto de sus kiwis y uvas Thompson, las cuales sufrieron grandes daños. Pese a que estos cultivos podrían volver con una segunda brotación, Hoces debe evaluar si la fruta tendrá la calidad o el volumen para competir internacionalmente.
“Vamos a tener que jugar con los mercados y recibir mucha información de las exportadoras para ver cómo va a estar el precio (…) Si los mercados internacionales muestran bajas, podemos empezar a jugar para ver hasta qué porcentaje de producción podríamos ofrecer. Nuestro competidor es Nueva Zelanda. Si Nueva Zelanda tiene poco kiwi, puede ser ventajoso, pero si tienen mucho y los precios no suben, va a ser conveniente dejarlo acá”.
Teniendo en cuenta los bajos precios en el mercado interno, Hoces explica que no valdrá la pena el precio de la cosecha si el kiwi se mantiene en el mercado local, por lo que, o bien la fruta cumple con los criterios para la exportación o que se quedará en la vid.
Antonio Hoces en un huerto de kiwi devastado en gran parte.
De cualquier modo, se espera una caída del 50% en el volumen de las exportaciones de kiwi de la compañía.
Con respecto a sus uvas Thompson, la situación es similar. Las viñas muestran grandes daños y el desarrollo incoherente dificultará la gestión. Si esta área no da frutos importantes en el segundo brote, la fruta restante probablemente irá a la producción de vino blanco.
“Va a ser complicado el manejo en el sentido de que ya hay racimos de 8-10 cm y otros que ni siquiera han salido todavía. Esta es unauva que se trabaja con muchas hormonas, raleo y alargue. ¿Cómo lo vas a hacer con unas uvas listas para raleo y otras listas para alargue”, dijo.
La precaria situación de algunos cultivos muestra el valor de la diversidad. Como Hoces señaló, las heladas demuestran el viejo refrán, “no pongas todos tus huevos en una sola canasta”.
“Si tan sólo hubiéramos tenido kiwi, tendríamos la puerta cerrada con llave. No habría nada que hacer”, dijo.
Por el lado de la exportación
En Terrafrut, la empresa exportadora a la que provee Hoces, las heladas también han alentado la necesidad de diversificar.
Desde la oficina central de la compañía en Rengo, el gerente general, Alvaro Larrondo, explicó que la empresa va a desarrollar una serie de categorías de productos para complementar el volumen.
“Dado que las manzanas no han sido tan dañadas, vamos a fortalecer nuestro programa de manzanas y el de peras también. Además, estamos desarrollando el tema de los productos congelados como una nueva área de negocio, así como las pasas“, dijo Larrondo.
“También tenemos un montón de fruta para el mercado interno. Queremos aprovechar las nuevas oportunidades y mirar el lado positivo. Estamos enfocados en el desarrollo de la calidad en la empresa. Esa es nuestra misión, proporcionar fruta de calidad”.
La compañía espera tener alrededor de 60,000 cajas de manzanas y peras para exportación.
Nectarinas que podrían formar parte de la oferta de exportación de Terrafrut.
Por su parte, el gerente comercial de la empresa, Alejandro Rojas, añadió que también buscará abastecer con mayores volúmenes de frutas no tradicionales.
“Junto con esta estrategia de desarrollo, también tenemos una línea de frutas exóticas. Estas podrían ser caquis, granadas o membrillo, que para Terrafrut son exóticas, las que serían, principalmente, para el mercado de EE.UU.”, dijo Rojas.
En las categorías de frutas estándar de Terrafrut, la compañía dice que ha observado un daño del 10-15% en cerezas, alrededor del 15% de daño en nectarines, hasta un 20% de daño en uvas y más del 50% de daño en kiwi.
“En general, esperamos tener alrededor de 15.000-20.000 cajas de cerezas. En cuanto a los nectarines para el Lejano Oriente, esperamos enviar 100.000 cajas si la caída no es muy grande y esperamos enviar alrededor de 40.000 cajas de nectarines amarillos a los mercados de Europa, EE.UU. y América Latina”, dijo Larrondo.
“Al menos es bueno para establecer el mensaje de que vamos a tener este fruto”.
Larrondo estima que los volúmenes más afectados serán los de kiwi y ciruelas, lo que requerirán nuevas evaluaciones para establecer las estimaciones de volumen.
Buscando respuestas políticas
Un mensaje que se repite tanto en el campo como en la oficina es la frustración de una industria que se siente abandonada en gran parte por sus políticos.
“Mi única esperanza como agricultor es que, a partir de esta tremenda crisis, el Estado chileno se dé cuenta de la magnitud de este sector para el país, el número de personas que implica y los millones de dólares que mueve”, dijo Hoces.
“Creo que pasará lo mismo de siempre: los agricultores tendremos que arreglar esto (…) Lo único que pido es que no me molesten en los buenos tiempos o en los malos. Como nunca me han ayudado en los malos momentos, no quiero que me molesten cuando las cosas estén bien”.
“Nadie del Estado ha venido a preguntarme nada [sobre mi campo] y tampoco vendrán”.
Una de las principales frustraciones de esta industria radica en su vulnerabilidad natural como proveedores de productos perecederos y la percepción de que los actores gubernamentales no han proporcionado la protección adecuada en el pasado.
“Un mensaje importante para transmitir, incluyendo a las autoridades de nuestro país, es que en nuestra industria nuestros productores trabajan todo el año para una cosecha. Los exportadores están especializados en el envío a todos los mercados del mundo. Necesitamos una legislación fuerte para proteger esta industria que debe ser considerada una industria importante en Chile”, dijo Larrondo.
“Es el principal empleador de mano de obra en Chile y no podemos permitir que vuelva a ocurrir lo que pasó con la huelga portuaria en medio de la cosecha de cereza y de uva. La temporada pasada tuvimos las uvas durante tres semanas en almacenamiento en frío. Estos son frutos sensibles y necesitamos protección”.
Rojas apoyó el sentimiento de Larrondo, explicando la importancia del sector en la economía general de Chile.
“La fruta fresca es una industria estratégica para el país. Es el tercer mayor productor de ingresos, pero es muy vulnerable. Estamos tremendamente vulnerables debido a la falta de legislación, la falta de decisiones del gobierno”, dijo Rojas.
“La industria de la fruta fresca tiene un efecto multiplicador importante. Un productor como Antonio Hoces genera trabajo. Hay familias que dependen de eso. También involucramos a otros sectores como el transporte, los seguros. Una gran cantidad de industrias se mueven debido a la industria de la fruta fresca. Pero ninguno está asegurado adecuadamente para algo así como una helada”.
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