Científicos de la Universidad de Talca analizan las características del fruto para convertirla en una alternativa para los agricultores
La frutilla chilena o Fragaria Chiloensis (nombre científico) es una variedad de color blanco con manchas rojas cuyo sabor y aroma son mucho más intensos que la tradicional frutilla roja que abunda en el mercado. Estas características, hacen de este fruto un ejemplar bastante costoso, que puede llegar a los $12 mil pesos chilenos el kilo.
No obstante, el cultivo de la frutilla chilena conlleva grandes dificultades, por lo que el interés de los agricultores por dedicarse a este fruto es escaso, pese a la alta cotización en el mercado.
Dado lo anterior, la doctora María Alejandra Moya, Bioquímico, PhD. y profesora titular del Instituto de Biología Vegetal y Biotecnología de la Universidad de Talca, contó en exclusiva a
www.portalfruticola.comdetalles sobre el proyecto y los avances de la investigación.
“Comenzamos a trabajar en la frutilla chilena en el año 2007 gracias al financiamiento del proyecto PBCT-Anillo (ACT-41). Y el año pasado conseguimos recursos a partir de un nuevo proyecto Anillo (ACT-1110) financiado por Conicyt”, dijo.
“El interés por trabajar en esta especie surge de los reportes históricos que se tenían de ella, que la destacaban como una especie de frutilla nativa de frutos de gran tamaño y de color blanco-rosado, de aroma frutoso intenso y elevado dulzor. Ha sido cultivada en Chile durante años por los Mapuche quienes han sabido propagar esta especie a menor escala en huertos familiares”, agregó Moya.
Además, mencionó que la frutilla blanca sería la madre de la Fragaria x ananassa, la especie más cultivada en el mundo y destacó la gran resistencia de esta variedad a condiciones adversas.
“La especie presenta una buena resistencia a patógenos y a condiciones de estrés abióticos como salinidad del suelo y baja temperatura”, señala.
Pese a lo anterior, la frutilla chilena tiene un muy corto período de floración y de post cosecha, el que se limita a un par de semanas al año, a diferencia de la frutilla tradicional que alcanza los 8 meses. Esto, entre otras características, buscan mejorar para potenciar su producción y comercialización.
De este modo, Moya asegura que “hemos estado investigando ciertos aspectos de la frutilla chilena asociados a la calidad. Es así como hemos identificado los compuestos volátiles que otorgan el aroma frutoso del fruto y cómo éstos se sintetizan en él. Hemos avanzado en el esclarecimiento de la mayor tolerancia de esta especie a la infección por patógenos que son devastadores para la frutilla comercial como Botrytis cinerea, que provoca la pudrición gris”.
Y agrega que “su color exótico, blanco-rosado, ha resultado ser el producto de un interesante proceso de regulación génica mediada por factores de transcripción que se encuentran incrementados en esta frutilla. Por otra parte, los niveles de moléculas con poder antioxidante (catequinas) y capacidad anticancerígena (ácido elágico) están aumentados en sus frutos, lo que permite pensar en su comercialización como alimento funcional”.
A raíz de lo anterior, el equipo de investigador y especialmente para la Dra. Moya, este tipo de iniciativas deberían multiplicarse, sobre todo porque Chile ha potenciado mucho el sector frutícola, convirtiéndose en el segundo más importante intercambio comercial después del cobre.
De esta manera, y enfocándose en la investigación, la investigadora considera que alargar la vida útil de la frutilla chilena es un factor importantísimo para su comercialización, a la vez que entregaría a los pequeños agricultores nuevas oportunidades para ingresar al mercado internacional.
Las características de esta fruta la destacan como una excelente oportunidad para la producción de berries exóticos en Chile, de comercialización como alimento funcional, la cual además potenciaría el desarrollo de los pequeños agricultores y de las culturas étnicas.
“Existen desafíos importantes por abordar en la frutilla chilena. La frutilla en general es un producto muy delicado, con una vida de estantería de sólo unos pocos días. En el caso de la frutilla chilena, esta situación es aún más crítica, porque se ablanda más tempranamente que las variedades de frutilla comercializadas en la actualidad. Hemos confirmado la participación de un grupo extenso de proteínas que participan en el ablandamiento de la frutilla chilena, mediando el desensamblaje de la pared celular”, sostuvo.
Finalmente, aseguró que su equipo seguirá investigando aquellas características relacionadas con la calidad de la fruta para conseguir extender su vida útil.
“Seguiremos abordando las temáticas antes señaladas, colocando énfasis en aquellas asociadas a calidad de fruta. Estamos empeñados en descifrar como se desarrolla y regula el proceso de maduración de esta frutilla, para luego poder diseñar estrategias que permitan conservar la calidad de esta fruta. Esperamos conseguir un fruto más duradero y de gran calidad organoléptica”.
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