Se busca dar solución a problemas de firmeza, pudrición y hongos en el fruto
Para potenciar la exportación de arándanos frescos chilenos, Fundación Chile, con el apoyo técnico del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludable – CREAS y la Universidad Técnica Federico Santa María, desarrollarán nuevas tecnologías de innovación en los envases, que permitirán mejorar la condición de arribo delarándano a mercados internacionales.
Se probarán tecnologías de innovación asociadas a envases activos y atmósfera modificada, que buscarán solucionar los problemas de firmeza, pudrición y deshidratación del fruto. Además, esta solución permitirá potenciar los envíos a Europa y Asia, evitando la alta concentración que actualmente absorbe EE.UU.
La aplicación de un ecodiseño permitirá que los arándanos conserven su calidad en largos trayectos, hecho que fortalecería la competitividad de la industria nacional.
El beneficio de estos envases es disminuir la acción de los hongos que actualmente se controla con CO2 en atmósfera modificada, lo que amplifica los problemas de ablandamiento, además de disminuir la tasa de respiración de los frutos. Todo esto enfocado a disminuir los problemas de condición y evitar la disminución de las ventas en el extranjero, las cuales rondan los US$100 millones por temporada.
Gabriel Leyton, director de Vida Útil de Alimentos y Biotecnología de la Fundación Chile, conversó con PRA para contarnos más detalles de este proyecto – financiado por Innova – y su metodología.
“Actualmente, las exportaciones han tenido un crecimiento muy alto y esos volúmenes generan complicaciones a las exportadoras ya que – debido a los largos trayectos – se disminuye la calidad del arándano, nos referimos específicamente a la firmeza del fruto y al hongo”, dijo.
Con respecto a la tecnología, Leyton comentó que el ecodiseño surgió a través de estudios que determinaron que los productos terminados sólo pueden ser mejorados en un 20%, en relación a su impacto ambiental. Así, mediante a esta metodología, lo que se busca es considerar el impacto en el medio ambiente –y reducirlo- desde el proceso de diseño del producto.
Fotografía: Gabriel Leyton
“Los productos, una vez que se diseñaron, desarrollaron y están listos para su uso sólo pueden ser mejorados en un 20% en su nivel de impacto ambiental, por lo tanto, lo que busca ésta metodología es que todo esto se analice desde su diseño y confección inicial en términos de sus niveles de impacto ambiental”.
“Es una metodología que se está implementando hoy día como un elemento objetivo para evaluar la sustentabilidad de los productos. Por eso lo estamos incorporando en el desarrollo de estos nuevos envases, para no cometer el error de que, al no considerarlo en un comienzo, sólo se podría mejorar el impacto ambiental en un 20% una vez terminado”.
No obstante, Leyton destacó que este proyecto no tiene como finalidad el impacto medioambiental, sino que se enfoca en la calidad del arándano de exportación y en potenciar su competitividad en los mercados más lejanos.
“La finalidad de este proyecto no tiene relación con el medio ambiente. Sólo hemos querido incorporar el elemento ambiental porque está siendo más considerado por los consumidores, pero el tema central del proyecto es mejorar la calidad del arándano de exportación de Chile a EE.UU., Europa y Asia”.
Y es que, de acuerdo a lo señalado por Leyton, el trayecto en barco, sobre todo hacia el mercado asiático, toma demasiados días. Esto afecta la condición del fruto, la cual alcanza entre un 10% a un 30%, lo que influye directamente en la disminución de las ventas.
“Esta tecnología apunta a aumentar las ventas, especialmente para los mercados más lejanos. Hoy en día es muy difícil llegar en barco a Asia porque los trayectos son muy largos, el fruto tarda más o menos 60-70 días desde que se cosecha hasta que el consumidor lo adquiere”, dijo. Una cantidad de tiempo considerable, “comparado al trayecto en avión cuyo periodo baja a 10-15 días”.
“El mercado asiático representa el 2% de las exportaciones y esperamos que a través de esta tecnología se mejore la post cosecha y este porcentaje aumente, considerando la cantidad de personas que hay allá”, agregó el director de Vida Útil de Alimentos y Biotecnología de la Fundación Chile.
Consultado sobre la posibilidad de incluir otras frutas en el proyecto, Leyton señaló que “hoy día estamos enfocados en el arándano, pero tenemos todas las intenciones de evaluar esta tecnología en distintos frutos. El asunto es que cada fruto tiene diferentes problemas, por lo tanto, es imposible replicar esta tecnología en otros productos, pero lo que sí se puede hacer es replicar la metodología de investigación”.
“En el caso del arándano los problemas son la firmeza y el hongo. En otros puede que la deshidratación sea más importante que la firmeza, etc. Ahí van variando los elementos a solucionar y una vez identificados vamos a buscar la solución”.
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