Una reja de 25 metros por lado, más un cerco perimetral de acero, enterrado a 1,20 metros para que los animales no puedan escarbar y arrancar. Estos son parte de los requerimientos que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) formuló a La Serena Zoo, para que el 15 de junio pueda recibir a sus dos nuevos residentes: una pareja de tigres de Bengala de nueve meses, los que ya se aproximan a los 200 kilos, cada uno.
Erwin Vernal, director del recinto, cuenta que los permisos y controles sanitarios son exigentes, pero destinados al cuidado de los ejemplares y no a las medidas de seguridad de los visitantes: “No hay normativas puntuales que detallen qué materiales o protocolos se deben adoptar para cada animal. Quizás en la ambientación falta más hincapié, pero la regulación viene de uno mismo, al asesorarse por buenos veterinarios”.
La seguridad en los zoológicos de Chile y los estándares que los rigen, cobró relevancia luego que el fin de semana un niño resultara lesionado en un recinto de Quilpué, tras colocar sus dedos en la reja de la jaula de los papiones (ver recuadro).
Según explican los directores de los zoológicos consultados por este medio, la regulación de estos recintos está dada por dos normas. La primera es la Ley de Caza 19.743, que especifica que estos son “centros de exhibición” y deben ser fiscalizados por el SAG. La segunda es la Ley de Protección Animal 20.380, que en su quinto artículo detalla que estos lugares tienen que “adoptar todas las medidas necesarias para resguardar la seguridad de las personas”.
Para el director del Parque Metropolitano, Mauricio Fabry, la normativa actual “es un poco incompleta y no cuenta con estándares de seguridad establecidos”.
“Hace falta ampliar la categoría de zoológicos y acuarios, que haga la diferencia con otros centros de exhibición de animales y, dentro de eso, que estos centros de exhibición, criaderos y zoológicos, tengan estándares mínimos para mantener los animales y la seguridad”, añade.
Iván Sánchez, director del zoológico Parque Safari, de Rancagua, donde los visitantes miran a los leones desde dentro de un 4x4 enrejado, afirma que la normativa podría ser más pormenorizada: “El SAG hace visitas y fiscaliza, pero no dice en detalle cómo tienen que ser las rejas o las mallas. Nosotros aplicamos los máximos estándares de seguridad, por nuestra investigación”.
Una opinión similar tiene Pablo Carvajal, dueño del Lampa Zoo, quien plantea que “las recomendaciones que puede hacer el SAG no son una obligación”.
Consultados por La Tercera, en el SAG de la V Región sostuvieron, mediante una declaración, que el servicio “realiza anualmente las fiscalizaciones de manera presencial” a estos recintos, con el propósito de “corroborar que las instalaciones mantengan las condiciones de bienestar de los animales y seguridad con que se inscribieron”. Añadieron que “no existe una normativa adicional a la Ley de Caza y su reglamento que indique cuáles son las medidas de seguridad que deben implementar los zoológicos”.
Sin embargo, recalcaron que se “contrató a expertos en el área para realizar un estudio que indique en detalle las condiciones mínimas de funcionamiento de estos” y que “se espera implementar lo anterior en el breve plazo, para así optimizar la evaluación de las medidas de seguridad y bienestar animal con que cuentan estos planteles”.
Fuente: latercera.com
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