CHILE : El ejecutivo cree que la recuperación de Europa y Estados Unidos apuntalará los resultados del agro para la próxima temporada. Anuncia el levantamiento de una planta de productos biológicos en base a quillay en Concón.
Alejandro Heine es alemán y uruguayo. Es decir, es pragmático y afectivo. Está a cargo de los mercados peruano y chileno de Basf, la agroquímica teutona con más de 100 mil empleados. Debe seguir pautas estrictas, como no revelar datos como las ventas de la empresa en Chile. Sin embargo, a la hora de hablar del agro nacional, demuestra un optimismo mayor que el de muchos productores. De hecho, su empresa está redoblando su apuesta en el mercado local con una fábrica de productos contra nemátodos, insectos que atacan las raíces de las plantas, en Concón. Lo interesante es que el insumo provendrá de la poda de ramas de quillay, un árbol propio de Chile, por lo que es un producto renovable.
-El agro chileno ha pasado momentos complejos en los últimos años ¿Cómo ve el panorama para la próxima temporada?
-Vemos muy promisorio el futuro del agro chileno. La respuesta de la compañía a ese futuro es la inversión en la nueva planta de Concón.
-¿Por qué es tan optimista?
-Buena parte de nuestro negocio está concentrado en agroexportadores. Los mercados maduros como Europa, Estados Unidos, están recuperándose. Los países desarrollados van a comenzar a demandar fuertemente. Prevemos que si el dólar acompaña en valores como los que tenemos hoy, las agroexportadoras van a poder posicionarse de una manera competitiva nuevamente y tener un respiro en relación a los años que tuvieron una apreciación muy fuerte del peso. Debería ser un muy buen año para los que se dedican a la agroexportación.
-Sin embargo, hay países de Europa que tienen una situación complicada.
-Ya tocaron fondo y lo que vamos a ver es una recuperación. Van a tener en forma firme un crecimiento. Y no hay que olvidarse de que China también importa uvas de mesa. La ecuación va a favorecer al agro.
Cambio estratégico
La nueva planta en Concón se inscribe dentro de una nueva estrategia de la química alemana. De las ramas del quillay, presente en los bosques esclerófilos de la zona central, se extrae saponina. Aunque la propiedad nematicida de ese compuesto era conocida hace tiempo, Basf se tomó varios años para desarrollar una tecnología para hacerla más eficiente y menos demandante de insumos. Los nematicidas irán orientados hacia la vid, carozos y pomáceas.
-Basf es una empresa conocida por producir agroquímicos sintéticos, provenientes de la síntesis de cadenas de carbón. ¿Qué los motiva a ir por la senda de los productos biológicos?
-Tenemos que trabajar en la sustentabilidad en el futuro, y una de las ramas elegidas son los productos biológicos; es una decisión estratégica de la compañía, de tener un portfolio de productos que no sea exclusivamente derivado de productos sintéticos.
Creemos que todo lo que es renovable es un facilitador de la sustentabilidad de la Tierra. Y no siempre extraer de un producto que no sea renovable. Tenemos que tener un portfolio más equilibrado.
-¿Cuál es la meta de producción de la nueva planta en Concón?
-700 mil litros al año.
-¿Y cómo logran que ese proceso no termine afectando los bosques?
-La ley promueve la extracción de los bosques nativos, bien hecha. Trabajamos en la poda de ramas, no se cortan los árboles. Iremos rotando los territorios durante una determinada cantidad de años. Después las ramas vuelven a crecer, por lo que se vuelve un proceso sustentable. Este proceso lo hicimos en conjunto con la supervisión de Conaf y tenemos la certificación de IMO, de Suiza.
Altos Estándares
-Los chilenos comunes y corrientes en el único momento en que se enteran de la existencia de agroquímicos es cuando hay un accidente en un fundo y sale por la televisión. ¿Cómo evalúa la calidad de la aplicación de esos productos por parte de los agricultores?
-Es adecuada. Comparable con cualquier parte del mundo. La sal es un producto químico, pero si te comes un kilo te vas a enfermar. Errores existen, pero la industria chilena tiene seriedad.
Además, Chile exporta a Estados Unidos, a Alemania, y si nos permiten entrar es porque la agricultura acá está a un buen nivel. Acá tenemos exigencias de calidad y productividad más altas que el resto de América Latina, con estándares como los de los países más desarrollados de Europa.
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