Por Marcos Gerding Ing. Agrónomo, M. S. Centro de Producción de Insectos Benéficos, BioBichos Ltda
El
Control Biológico es una herramienta eficiente y limpia para el manejo de plagas agrícolas. Básicamente consiste en identificar, producir y liberar enemigos naturales para la reducción de un organismo plaga.
El primer gran éxito de control biológico en Chile fue la introducción, en 1921, del parasitoide, Aphelinus mali (Hymenoptera: Aphelinidae), responsable del control del pulgón lanígero (Eriosoma lanigerum), este insecto logró la reducción sustancial de las poblaciones de la plaga (González y Rojas 1964). Recién a fines del siglo XX se aprecia un resurgimiento en la población de este insecto, posiblemente atribuida a las aplicaciones de insecticidas para el control de la polilla de la manzana.
Hasta el año 1983, Zúñiga (1985), señalaba que se habían introducido 76 especies benéficas para el manejo de plagas, de estas 66 fueron para el control de insectos con parasitoides y depredadores, tres fueron entomopatógenos, tres insectos fitófagos, un acarófago y un patógeno de nemátodos.
Foto: Encarsia formosa parasitando ninfas de mosquita blanca
Todas estas introducciones fueron efectuadas para desarrollar programas de control biológico clásico, es decir se importaron los agentes benéficos, se multiplicaron en laboratorios y se liberaron sin intervención posterior. Así se lograron importantes éxitos en el control de plagas como el pulgón lanígero del manzano, la conchuela acanalada de los cítricos, conchuela negra del olivo, pulgón verde pálido del trigo, pulgón verde de la alfalfa, pulgón de la espiga, pulgón ruso del trigo, polilla europea del brote del pino, y en malezas como la hierba de San Juan.
Entre los años 1903 y 1983 un 55%, del total de las especies de insectos benéficos introducidos al país, se establecieron positivamente, pero no todos se consideran exitosos en el control de la plaga para la cual fueron introducidos.
Desde ese año en adelante la proporción de introducción/éxito se ha incrementado sustancialmente debido a que se han mejorado las técnicas de crianza en los laboratorios, se cuenta con mayor conocimiento de la biología de cada especie plaga y benéfica, además el mejoramiento de los medios de transporte ha incidido en que las introducciones de insectos lleguen en mejores condiciones que en el pasado, cuando los envíos se hacían vía marítima.
Pero no todo el control biológico está basado en introducciones de agentes benéficos al país. En Chile existe una gran diversidad de especies benéficas que mantienen a muchas especies plagas en niveles poblacionales que no afectan la producción de cultivos. Destacan por lo conocido coccinélidos, sírfidos, taquínidos, carábidos, avispas, chinches, hongos entomopatógenos, y ácaros. Muchas de estas especies han servido en planes de introducción a otros países como EE.UU., Brasil, Francia, Bolivia, Perú, Argentina, Japón, India (Zúñiga, 1985).
Foto: Crisoperla consumiendo huevos de chanchito blanco
Los éxitos más recientes de control biológico clásico tienen que ver con la introducción de enemigos naturales para el control de los pulgones del trigo (1976-1980), del pulgón ruso del trigo (1987-1990), de la polilla del brote del pino (1987-1992), de la mosquita blanca del fresno (1995-2000), de mosca doméstica en Isla de Pascua (1982- 1984), etc.
En los últimos años se ha ido incrementando el interés en el uso del control biológico tanto de plagas como enfermedades, lo cual se refleja en el aumento de empresas dedicadas a este rubro.
Para que las buenas perspectivas en el uso de este sistema se mantengan en el tiempo, es importante considerar la calidad del material biológico que se comercializa así como, evaluar el establecimiento de los organismos que se liberan y sus potencialidades de control.
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