Mientras la provincia chilena de Petorca (V región) entra en su sexto año de sequía, los productores de palta que siguen en el negocio deben aprovechar lo que más puedan de un entorno implacable. Para entender mejor esta difícil realidad, PANORAMA RURAL viajó junto a la exportadora Cabilfrut/Mission a la zona, donde huertos abandonados contrastan con los muy organizados y exuberantes campos verdes. Aquí fuimos testigos de los esfuerzos y avances en la zona de Petorca.
Lechos de ríos vacíos, suelo árido y troncos depaltos pintados de blanco para evitar las quemaduras de sol, todo con la esperanza de que puedan volver a la producción una vez más. Árboles diminutos que luchan por la vida con los 130 mm de lluvias recibidas durante el invierno, lejos de los 400 mm necesarios para tener reservas, pero suficiente para tener el mínimo de subsistencia. Paltos con hojas de tonos amarillo y marrón.
Estas escenas son del Valle de Petorca, una de las zonas más afectadas por la sequía en la provincia del mismo nombre. En medio de este panorama, Ignazio Spadaro del equipo de exportación de Cabilfrut relata que en esta zona se solían producir 15.000 kg. de la fruta cada año, pero actualmente la producción es prácticamente insignificante.
Este valle representa los extremos de los problemas de la sequía en la provincia, lo que, según el presidente de Cabilfrut/Mission, Juan Pablo Cerda, han dado lugar a un número importante de plantaciones que no están produciendo.
“En la zona tenemos 8 mil hectáreas como industria. De estas, un tercio se ha perdido, otro tercio se ve seriamente afectado y el resto está en buena forma”, dijo.
“Hay un montón de gente acá que solía depender de la palta, que quiere trabajar duro todo el día, pero, realmente, no hay mucho que hacer cuando no tienes nada de agua”.
Troncos en una propiedad Petorca pintados de blanco para evitar las quemaduras solares.
“Para muchos es como el título del libro de Gabriel García Márquez ‘Crónica de una muerte anunciada’. Estamos en el punto más bajo de un ciclo que ya hemos estado experimentando durante mucho tiempo. Si no llueve el año que viene, habrá muchos más productores que simplemente no tendrán volúmenes de palta para vender”.
Para hacer frente a este problema, Cabilfrut tiene producción en varias zonas clave del país y se han plantado, estratégicamente, paltas más al sur, donde el acceso al agua es más abundante, con el objetivo de recuperar los volúmenes perdidos. Sin embargo, las raíces de la empresa se encuentran en Petorca –en la localidad de Cabildo, para ser exactos- donde están trabajando para sortear todas las dificultades y mantener los campos funcionando.
“En nuestro caso, hemos sacrificado un tercio de nuestras plantaciones para poder ejecutar el resto adecuadamente. Hemos invertido millones en infraestructura, agua y derechos de agua para poder seguir produciendo”, dijo Cerda.
No hay cosas a medias en la agricultura
Para Cabilfrut, la adversidad de la sequía ha obligado no sólo a tomar decisiones difíciles, sino también a organizar muy bien las plantaciones para aprovechar al máximo la poca agua disponible. Un ejemplo es la propiedad de 370 hectáreas llamada “La Viña”, que tiene una combinación de laderas y huertos planos, que son abastecidos por siete embalses construidos por la empresa.
“Hemos decidido eliminar algunos sectores que estaban sanos, pero donde no teníamos suficiente agua para el riego de todos ellos, así que todo lo que se ve de color café es el lugar donde los árboles han sido cortados recientemente”, indicó Cerda.
“Las áreas que están limpias son zonas donde hemos quitado árboles. En este momento no utilizaremos esas áreas hasta que tengamos seguridad del agua cuando las lluvias regresen, pero plantaremos en el futuro”.
Cabilfrut construyó siete embalses en su propiedad de La Viña para apoyar la producción de paltas.
El gerente del campo La Viña, Allent Vega, llegó cuando los embalses se encontraban en construcción en 2009, infraestructura que ha sido clave en el mantenimiento de la operación, incluyendo las presas que se llenan en invierno, las cuales son netamente para abastecer en los veranos secos y otros embalses que se llenan desde pozos a 80 metros bajo tierra.
“Estamos trabajando con los consultores y personas que saben mucho sobre riego en Chile, quienes nos han ayudado mucho en la definición de nuestra estrategia”, dijo Vega.
“Ellos también nos ayudaron a decidir qué áreas son prácticas para seguir produciendo. Se trata de evaluar la cantidad de agua que tengo y cómo puedo utilizarla para regar bien las plantas, ya que la agricultura no funciona con cosas a medias”.
Para garantizar el nivel adecuado de riego, el equipo de Vega utiliza instrumentos que miden la humedad del suelo cada 10 minutos, creando un gráfico descargado al computador que indica cuánta agua se debe utilizar en la siguiente ronda.
“También tenemos estaciones meteorológicas en el campo que nos permiten medir las necesidades reales de la zona donde te encuentras. También hacemos un montón de control manual a través de la observación: hay una forma de percepción a mano para ver la cantidad de agua en el suelo. Eso se hace todas las semanas”, señaló.
Aparte del uso directo del agua, Vega mencionó otras técnicas clave del manejo de huertos para garantizar mejores rendimientos y calidad de la fruta.
(Izq. a der.) Estelfio Oyanedel, Juan Pablo Cerda, Ignazio Spadaro, Allent Vega.
“Estamos tratando de mantener una altura de 2.5 metros para la poda, de manera que el árbol no crezca más de tres metros. De esta forma las personas pueden cosechar con sus propias manos”.
“Si son más grandes, demandan más agua, por lo que si los mantienes más pequeños, la demanda será un poco menor. Así tienes un uso más eficiente del agua”.
La polinización es otro aspecto importante en la gestión para Vega, ayudado mediante el uso de polinizadores de paltos, como Zutano y Bacon, que representan el 10% de los árboles, distribuidos al azar a lo largo del campo.
“A través de las abejas que alquilamos de un apicultor, se llega a una buena polinización. Es un costo importante, pero a medida que hemos aumentado la cantidad de abejas en las cajas, hemos tenido mejores resultados”.
A pesar de la sequía, Cabilfrut continúa suministrando paltas al mundo, gestionados con normas autoimpuestas para asegurar la mejor calidad para sus clientes, incluyendo el tamaño, la apariencia y la materia seca.
La capacidad de su planta de empaque en Cabildo puede que no sea tan alta como en 2009, cuando la producción se situó en niveles récord, pero el administrador, Ramón Escobar, dijo que hay continuidad en el trabajo prácticamente todo el año.
“En febrero hubo un poco de calma lo que significó, para ese tiempo, que algunos trabajadores estacionales no estuvieran aquí, pero regresaron rápidamente en marzo”, dijo.
Mientras que el río cerca de la planta puede que no esté fluyendo, Cabilfrut ha tomado las medidas necesarias para garantizar el suministro. Al igual que muchos en la industria, Cerda espera que los proyectos de infraestructura respaldados por el gobierno puedan ayudar a recuperar la pérdida de producción.
“El agua fluye desde los Andes a través del río Aconcagua, alcanzando la región de paltas del Valle de Quillota, al sur de Petorca, mientras que el otro principal afluente es el río Choapa que está demasiado lejos de nosotros, al norte, corriendo a través de Illapel y Vallenar” dijo.
“Nuestra esperanza es que podamos utilizar mejor este recurso y no perdamos buena agua en el océano. Ha habido discusiones sobre la construcción de embalse en la zona desde hace mucho tiempo, pero sólo necesitamos que el gobierno actúe. Estamos dispuestos a pagar por el agua, es sólo una cuestión de acceso para nosotros”.
“Hay otro proyecto que propone la construcción de un conducto desde el sur, donde hay una gran cantidad de agua, hacia el norte, donde hay escasez. Esto sería principalmente para la industria minera, pero el sector agrícola podría beneficiarse si sigue adelante”.
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