La superficie frutícola nacional ha aumentado entre los años 2010 y 2012, aumentando 21.700 hectáreas, equivalentes a un aumento de un 8% del territorio. Para la temporada 2014, se espera un incremento de un 15% al año 2010. Frente al escenario de aumento en hectáreas, la industria tiene que lidiar con la escasez de mano de obra, que durante este año se estima entre 50.824 y 80.930. Para el próximo año se estima entre 60.708 y 100.975 trabajadores.
La escasez de mano de obra sin lugar a dudas ha sido suplida por incrementos en la productividad laboral, sin embargo, estimaciones futuras más precisas del déficit de mano de obra deberán considerar las realidades técnicas y productivas, como, por ejemplo, la mecanización y el mayor uso de tecnología, propias de cada especie y sus principales variedades a nivel regional.
Se espera que para la temporada 2014, un incremento en la superficie frutícola, equivalente a un 2%. Además se estima que el rubro frutícola localizado entre las regiones de Atacama y de Los Lagos podría llegar a un total de 113 mil trabajadores.
El déficit de mano de obra llegaría a 60.708 trabajadores. De acuerdo a lo explicado anteriormente, esto se sustentaría en una proyección de crecimiento lineal de la superficie frutícola, considerando la alternativa de tres meses destinados a cosecha y labores complementarias y 26 días de trabajo al mes.
Una de las soluciones que se plantean es la integración de la fuerza laboral extranjera, para ello se requiere utilizar entre un 11% y 19% de trabajadores extranjeros en el sector agrícola. Considerando el marco legal actual, que permite utilizar hasta el 15% de extranjeros.
La Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura sugiere avanzar en la tramitación legislativa del proyecto de ley de Migración y Extranjería, ingresado a la Cámara de Diputados el 4 de junio del presente año. Que considera generar un nuevo tipo de visas de trabajo, de carácter temporal (trimestral y mientras dura la cosecha en verano), como la OCDE sugiere para estos casos y como la ofrecen otros países competidores, entre los que destacan Australia y Nueva Zelanda, es conveniente y viable.
Además se hace necesario estimular los flujos migratorios de trabajadores entre las regiones del país, como también optimizar los procesos de reclutamiento de mano de obra y acceso a la información entre las empresas y las oficinas de intermediación laboral (OMIL) de las municipalidades, donde recurren los trabajadores cesantes.
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