Cuando asumió como director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI), la máxima organización internacional especializada en el aceite de oliva, el agrónomo francés Jean-Louis Barjol tuvo que hacer frente de inmediato a un informe que cuestionaba la calidad de los aceites de categoría virgen extra -así es como se dice correctamente, según el experto- que importaba Estados Unidos.
Era enero de 2011 y el documento no era cualquier cosa. El país norteamericano es el mayor comprador mundial de aceite de oliva, sus consumidores tienen un alto grado de conciencia de sus derechos y de exigir calidad en los productos, sobre todo en alimentos, y el documento que cuestionaba la calidad de los aceites importados lo había elaborado la Universidad UC Davis, por lo que estaba en riesgo la imagen del producto y el mercado mundial del aceite de oliva.
Desde entonces que el tema de la calidad ha seguido siendo un motivo de preocupación para el COI y para distintos países importadores, como Brasil, que creó con la ayuda del organismo normativas estrictas que aseguren la calidad de los aceites y la seguridad alimentaria de los consumidores.
Sobre ese tipo de cuestionamientos, la situación de Chile, el avance de la industria local y las perspectivas para el mercado mundial del aceite de oliva conversó Barjol en exclusiva con Revista del Campo.
-¿Qué impresión tiene de la industria chilena?
-Es muy dinámica. Es joven en términos de ánimo, con mucha voluntad de ir adelante, de querer comerse el mundo… Pero más adelante va a venir un momento de más tranquilidad, cuando lleguen a cifras más grandes.
Se prevé que van a exportar 14 mil toneladas este año, pero si el día de mañana hay que exportar 30 mil toneladas no será la misma historia, por lo que va a haber una evolución en el sector. Es una industria a la que todavía le queda espacio para crecer y madurar en su organización, pero veo a ChileOliva muy dinámico, por lo que no es algo que me preocupe.
Lo que me gustaría es que Chile, como ha logrado ser el exportador número diez a nivel mundial, se incorpore al COI, para que se beneficie de lo que hacemos, porque si cambiamos algunos parámetros es importante que haya un representante que diga si es conveniente o no, si no la industria chilena va a estar frente a decisiones en las que no ha participado.
Considero que hay una experiencia interesante e innovadora en Chile, porque la industria se ha construido con la última generación de tecnología, lo que puede aportar a los demás países.
-¿El incorporarse al COI depende de los productores?
-Depende del país. Yo vengo de Uruguay, que se incorporó en julio, y ha sido una voluntad del sector profesional que convenció al gobierno de que vale la pena, y el Parlamento votó la adición.
En Chile debería ser similar. Una decisión conjunta entre los productores de toda la cadena local y del Gobierno, que lo valora por su política global. Por eso, además de participar en el encuentro anual de los productores, me reuniré con las autoridades chilenas.
Cuestionamiento a la calidad
-Este año hubo en Chile un reportaje de televisión donde se denunció que la calidad de algunos aceites no correspondía con su etiquetado. ¿Qué opinión tiene el COI respecto de estos cuestionamientos?
-El papel del COI es hacer un trabajo como de notario, porque pedimos a cada país que nos mande a sus expertos químicos y organolépticos, y con esa base adoptamos nuestras propias normas. Así, los países miembros del COI -que suman el 98% de la producción mundial de aceite de oliva- se comprometen a adoptar la norma, porque es un tratado internacional.
Sin embargo, el COI no controla ni fiscaliza lo que se hace en cada país. Lo que hacemos es impactar a nuestros miembros diciendo que para adoptar nuestra norma necesitan como mínimo contar con un laboratorio y un panel de cata reconocido por nosotros.
-En Chile se generó una discusión, porque, aparentemente, el reportaje se basó en un análisis sensorial y no en uno químico. ¿Hay un tipo de análisis más determinante para asegurar la calidad?
-En el COI, la norma es única y anda con dos piernas. Una es el análisis químico físico y otra es la organoléptica. Para que un producto pueda tomar como referencia que es un virgen extra tiene que cumplir varios criterios químicos y físicos, y también los organolépticos, que están muy claros: no tiene que presentar ninguno de los siete defectos que están fijados y tiene que tener algo de los tres atributos positivos. Todo eso, en conjunto, es la base que hemos fijado para medir la calidad.
-Existe una situación internacional que se conoce como “fraude italiano”, y es que en ese país compran aceite de otras procedencias y lo venden como italiano. ¿Qué ha hecho el COI al respecto?
-Eso lo dudo, porque la reglamentación es muy clara. A nivel internacional, lo que confiere el origen de un producto no es una mezcla.
Si una empresa compra un aceite que refina y lo mezcla con uno virgen para hacer un aceite de oliva, en ese caso sí, el refinado da el país de origen.También es legal si un operador compra aceite lampante, lo lleva a su país, lo refina, le quita sus defectos, lo mezcla con uno virgen y lo vende como original de su país. Sin embargo, mezclar dos aceites virgen extra y decir que viene de mi país, no.
A nivel del COI hay toda una reglamentación del etiquetado donde eso se contempla, y sé también que en Europa se ha sacado una regulación que matiza ese tema, que si mezclas aceites de varias procedencias tienes que poner los nombres de los países, o poner como origen Unión Europea (UE).
-Eso lo dice la Unión Europea, pero como COI, ¿tienen una regla en esa línea?
-Nosotros tenemos un reglamento de etiquetado.
-¿Incluye el precisar la procedencia de los países?
-(Encoge los hombros) No lo sabría de memoria.
-Como ustedes no fiscalizan, ¿asesoran a los gobiernos para hacerlo?
-Sí. Por ejemplo, la reglamentación en Brasil ha evolucionado y desde el año pasado están con la norma COI. Eso es un trabajo de la asociación de importadores, de los locales y de nosotros. Les hemos dado apoyo para que utilicen nuestra norma.
-¿Han recibido solicitudes de ayuda de parte de Chile en temas de normativa?
-De momento no, pero me reuniré con las autoridades y, seguramente, hablaremos de este tema.
Perspectivas globales
-¿Cómo viene la temporada a nivel mundial?
-Tuvimos una temporada 2011-2012 con producción muy alta y acumulación de stock. Después vino una con una fuerte reducción de producción, sobre todo en España, lo que fue un golpe tremendo que provocó una reducción del stock mundial y un incremento de los precios, que a su vez generó en tiempos de crisis una reducción del consumo.
Lo que estamos esperando es que la campaña que va a empezar se recupere en términos de producción. Creemos que España va a estar mucho más alto, al igual que Portugal. Por el contrario, Grecia, que había aumentado mucho, y Túnez, van a bajar.
Es decir, vamos a volver a un mercado de tres millones de toneladas, y no a los 3,3 millones que teníamos en 2011-2012.
-¿Cómo está evolucionando el consumo mundial?
-Habitualmente, cuando bajaba la producción bajaba el consumo, porque más del 80% se consumía en los países productores. Pero con la globalización hay una demanda que no tiene en cuenta que no hay aceite en un país, entonces la caída del consumo ha sido mucho menos fuerte.
El consumo se sigue desarrollando, con una diversificación. No están solo los clásicos, que son Estados Unidos -el motor del sistema-, la UE y Brasil, que no ha parado de incrementar sus importaciones, sino que detrás vienen países que están creciendo. Como ejemplo mencionaría a India, que tiene un ritmo de desarrollo muy fuerte, pero todavía con cifras pequeñas, y hoy vamos a llegar a las 10 mil toneladas.
-¿Qué mercados son los más importantes para Chile y hacia dónde debe apuntar la industria local?
-Los mercados clave son los que tienen un conocimiento del producto, porque un país que quiere afirmar una postura de diferenciación, como Chile, le facilita ir a países maduros.
Investigar nuevos mercados parece una apuesta de dinero muy importante, pero he oído que es lo que prevé ChileOliva, porque van a hacer campañas en Rusia, Japón y China.
3 millones de toneladas de producción mundial se espera para la temporada 2013-2014.
¡Necesitas ser un miembro de AGRO 2.0 para añadir comentarios!
Participar en AGRO 2.0