En años con elevado promedio de precipitaciones o tipo “Niño”, como se presenta en esta campaña de cosecha de trigo, es normal detectar la presencia de elevados porcentajes de espigas con granos dañados por el hongo Fusarium sp, que trae como consecuencia el desarrollo de granos anormales que quedan junto a los granos sanos y limpios al momento del almacenaje o comercialización, superando muchas veces las tolerancias permitidas. Es importante tener en cuenta, además, que los granos dañados afectan directamente y en gran medida la calidad de las harinas, luego de la molienda.
Es por eso que durante la etapa de cosecha la regulación de la máquina no debería generar demasiada molienda en la paja de trigo y trillar solamente la porción de la espiga con granos sanos, para posteriormente facilitar el trabajo del sistema de limpieza y provocar el volado de los granos de menor peso hectolitrito durante la limpieza.
Regulación del cabezal triguero
Si el cultivo se presenta en posición erecta o “normal”, intentar que la cuchilla de corte trabaje unos 30 cm por debajo de la espiga y no más abajo, de esta forma se disminuye la relación paja/grano y se facilita la labor de trilla en el rotor o cilindro. En días ventosos, esta altura de corte más cercana a la espiga obliga a utilizar una pantalla protectora de tejido, tipo “sorguera”, para evitar el volado de las espigas desde el cabezal, ya que las mismas tienen menor peso al poseer menor paja. Por esta misma razón, se debe tener precaución en la regulación de la velocidad de giro del molinete, para que el trabajo del mismo, no sea una causa más del voleo de espigas.
Regulación del sistema de trilla
Es importante regular la agresividad del sistema de trilla tratando de trillar sólo los granos con calidad comercial. Como primer punto, sería importante iniciar el trabajo con un 17 por ciento a 18 por ciento de humedad del grano, de forma tal de lograr una mayor diferencia en el peso específico entre el grano sano, entero y con mayor humedad y el grano atacado por Fusarium, que va a estar mucho más seco. De esta forma la cosechadora puede trabajar con esa diferencia de peso específico entre granos sanos y granos enfermos. Es importante lograr esta diferenciación porque los sistemas de limpieza de las máquinas cosechadoras están diseñados para diferenciar el grano de la paja, y no granos de diferentes características. Al momento de regular un rotor o cilindro, se debe evitar un excesivo desmenuzado de la espiga, tratando de trillar el grano sano y dejar adherido a las puntas y colas de espiga a los granos enfermos de Fusarium o afectados por heladas tardías, algo que también ocurrió en determinadas zonas del país durante esta campaña.
Tomando como promedio un cilindro de 610 mm de diámetro (trilla convencional), trabajando con 17 por ciento-18 por ciento de humedad del grano, se debe intentar comenzar el trabajo con 1.000 rpm o menos del cilindro y una separación cilindro/cóncavo de 15 mm. Para estas condiciones, en la trilla axial, se recomienda comenzar el trabajo con 100 a 150 rpm menos y cerca de 20 mm de separación entre rotor/camisa. Esta recomendación es un punto de partida, a partir de la cual por prueba y mediciones de pérdidas se debe ir ajustando la regulación de acuerdo a cada lote en particular, recordando siempre la idea de realizar una trilla lo menos agresiva posible en lotes atacados por Fusarium sp.
Para ambos sistemas de trilla, se debe tener presente siempre que se esta trabajando con material más húmedo.
Regulación del sistema de limpieza
La velocidad del ventilador o turbina de limpieza se deberá trabajar hasta el máximo rango de velocidad, ajustando la regulación del zarandón a esas condiciones.
Durante las primeras mediciones de pérdidas, se deberá analizar si las colas y puntas de espigas que estén saliendo por cola poseen algún grano todavía de valor comercial. De no tenerlo, no se cambiará nada en la regulación, pero si aún quedan granos con valor comercial, el tercer sector del zarandón se deberá abrir lo necesario como para enviar a retorno esa cola y punta de espiga para recuperar ese grano de valor comercial.
En condiciones normales del cultivo se aconseja una zaranda de 8 mm, pero para el caso de lotes afectados con Fusarium, hace falta una presión de limpieza mayor, por lo tanto se aconseja usar una zaranda de 7 mm.
Fuente: El Diario - - Villa María - Córdoba
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