Santa Cruz, es el Departamento que realizó la mayor depredación de sus bosques. El 75% de la desforestación ocurre en este Departamento para uso del agro- negocio. Esto fue visible en las últimas dos semanas de septiembre, periodo en el que se registró el aumento significativo de la desforestación coincidentemente con los anuncios de autoridades del ejecutivo, en ocasión del aniversario de Santa Cruz, del Perdonazo a quienes realizaron desmontes, ampliación del plazo de la FES (Función Económica y Social) y ampliación de la frontera agrícola. Fue como dar vía libre para desforestar y quemar. El argumento: garantizar soberanía alimentaria, exportar y aumentar las divisas para el país.
39.248 focos de calor se han detectado en Bolivia, del 1 al 30 de septiembre de 2012, según Informe de Transparencia Forestal de Herencia (1). El Beni con 17.350 focos de calor, Santa Cruz, con 16.517 focos de calor, La Paz con 3.444, Pando con 992, Cochabamba con 789 focos de calor, Chuquisaca con 83 y Tarija con 73. En el norte amazónico de Bolivia conocida por ser una región que depende económicamente de los recursos del bosque, se han detectado 6.362 focos de calor en todo el mes de septiembre. Los Municipios más afectados son: Ixiamas con 2.963 focos de calor, Reyes con 862, Riberalta con 781, Guayaramerin con 640, Bella Flor con 345 , Filadelfia 94, Bolpebra 91,Puerto Rico 86, San Pedro 85, Santa Rosa 83, San Lorenzo 75, El Sena 43, etc.
Como podemos ver los incendios forestales han continuado en todo el país, pero con mayor intensidad y superficie en el área amazónica donde se sigue devastando las áreas boscosas destruyendo la biodiversidad. Esta realidad nos muestra un escenario dramático de riesgo crítico para los bosques y la fauna y sin acciones contundentes de parte del Estado para frenar la situación. Se dice que las causas son los efectos de los cambios climáticos por las sequias, aumento de la temperatura, disminución de la humedad, pero se omite que la principal causa es la acción humana. Se quema las pasturas para desparasitar y controlar la maleza y se quema el bosque para la agricultura y la ganadería.
El Beni tiene mayor cantidad de focos de calor proveniente de la quema de las pasturas artificiales de sus inmensas pampas de vocación ganadera. Es decir, que el impacto no es significativo respecto a los bosques pero destruye la fauna de las llanuras. Aunque en la zona norte del Beni, de bosques altos, se observa importantes focos de calor que son producto de la quema y tumba de monte virgen.
Santa Cruz, es el Departamento que realizó la mayor depredación de sus bosques. El 75% de la desforestación ocurre en este Departamento para uso del agro- negocio. Esto fue visible en las últimas dos semanas de septiembre, periodo en el que se registró el aumento significativo de la desforestación coincidentemente con los anuncios de autoridades del ejecutivo, en ocasión del aniversario de Santa Cruz, del Perdonazo a quienes realizaron desmontes, ampliación del plazo de la FES (Función Económica y Social) y ampliación de la frontera agrícola. Fue como dar vía libre para desforestar y quemar. El argumento: garantizar soberanía alimentaria, exportar y aumentar las divisas para el país.
La Paz y Pando ocupan el tercer y cuarto lugar en incendios forestales en el norte amazónico y aunque la quema, en gran parte, se inicia en pasturas donde al no existir control y por efecto del viento el fuego se expande hacia áreas de bosque alto destruyendo castañales, gomales, arboles maderables, frutas silvestre y toda la fauna de la zona.
En Bolivia se desforestan 300 mil hectáreas cada año, pero la superficie de incendios es mayor por la quema de los pastizales ganaderos y los incendios de los bosques, producto de la expansión del fuego a raíz de los vientos, la sequedad y la falta de control. Muchos focos de calor no son detectables debajo del follaje denso de los bosques por tanto la superficie afectada siempre es mayor. Si bien es cierto que las causas climáticas de calor y sequías crean condiciones para los incendios, se conoce que son provocados por las personas que buscan la expansión de la frontera agrícola y ganadera a través de la conversión de tierras forestales a tierras agrícolas y ganaderas, con fines económicos. Fundamentalmente por los medianos y grandes productores agroindustriales y ganaderos que representan al agro negocio.
En el caso de la pequeña parcela campesina que chaquea y siembra de forma cíclica y rotativa, siempre es controlado para evitar la expansión del fuego. Es decir, que el impacto del sector campesino es menor y existe un manejo y una tradición de controlar los incendios. Aunque, es visible en las últimas décadas el asentamiento sistemático de colonos de occidente en tierras bajas cambiando el uso del bosque para la agricultura y el cultivo de Coca.
Los efectos de los incendios, en general, son la pérdida de biodiversidad, de la flora y la fauna, y de millones de micro organismos. Los efectos directos sobre la fauna son la gran mortandad de animales ya que los incendios ocurren en primavera y la mayoría de las especies tienen crías o huevos depositados. Cuando los incendios son de envergadura la mortandad animal se produce porque no pueden escapar del área a excepción de las aves.
Los efectos de los incendios en pasturas y bosques son la erosión hídrica posterior a causa de las lluvias y el viento que arrastra la tierra que queda suelta desprovista de la capa de raíces, hojas y follaje. A mediano y largo plazo se convierten en tierras erosionadas y degradadas que solo pueden ser útiles a través del uso de abonos que encarecen la producción agrícola.
Los efectos más graves son la reducción de la intensidad de lluvias. Las lluvias pueden disminuir a causa de la desforestación y la degradación de pastizales. Sucede que la evaporación y transpiración de los pastos y bosques produce lluvias y por tanto mantener los bosques es mantener los servicios de transpiración reciclando el agua.
Pese a la gravedad de los efectos a mediano y largo plazo en el país, nadie se compra el problema en el ejecutivo y legislativo y por tanto no se le da la importancia debida. Existe la idea de que el bosque no tiene valor de pie una vez que se han explotado las especies maderables comerciales. Prevalece el valor de cambio del uso de suelo para el agro negocio, para la producción y la exportación de alimentos. Estas acciones se justifican como actividades lucrativas que producen riqueza y desarrollo.
Bolivia se quema y nadie puede parar los incendios forestales indiscriminados y sin control que están destruyendo de forma acelerada la biodiversidad de las áreas boscosas. Las instituciones del Estado plurinacional encargadas de fiscalizar, controlar y sancionar no tienen la capacidad y la voluntad de frenar este ecocidio permanente. Existe un reglamento específico para desmonte y quemas pero no se cumple y no se aplica. Los infractores no hacen caso a la norma y prefieren pagar la multa posterior antes que solicitar la autorización respectiva. Se presume que la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT) no aplica la norma por falta de personal y falta de capacidad técnica y operativa.
La ABT tiene la obligación de desplegar mecanismos de control y sancionar el chaqueo y la quema ilegal pero lo hace, después de ocurrido el desastre. Lo que se venía haciendo era cobrar multas una vez identificados los propietarios infractores a través de imágenes satelitales. Sin embargo, gracias al perdonazo, los que han desforestado están libres de sanciones y alentados a seguir quemando y dañando el medio ambiente de manera irresponsable.
Las gobernaciones y los municipios también tienen la obligación de coadyuvar, coordinar y ejecutar acciones de control y fiscalización pero solo se observan acciones aisladas y dispersas por falta de conciencia y compromiso. Este año no se han activado las campañas de prevención contra el fuego. No hemos visto campañas de concientización en medios de comunicación. Lo que si hemos visto es la publicidad permanente en favor de la imagen de las autoridades, de todos los niveles, haciendo gestión pública. Más importante parece el culto a la autoridad que la defensa de nuestros recursos naturales y el medio ambiente.
Lo que se necesita es evitar que siga ocurriendo el desastre desplegando todas las acciones de prevención porque cuando hay incendios forestales, no se puede combatir el fuego por las dimensiones de la superficie y por la inaccesibilidad ya que no hay caminos dentro del bosque. ¿Cuántos bomberos necesitaríamos y como transportar el agua? Es una misión imposible por tanto mejor es prevenir y controlar y para ello tiene que haber voluntad política del Estado Plurinacional de las gobernaciones y municipios.
Los incendios forestales, la desforestación del bosque y la expansión agrícola son parte de un mismo problema que el Estado Plurinacional, mediante sus órganos competentes, no los ha encarado con seriedad ni los ha asumido en su verdadera magnitud. Existe omisión porque escapan al problema y mientras tanto se destruye nuestro patrimonio de la biodiversidad. Creo que se trata de falta de visión, comprensión y capacidad para entender esta realidad y buscar soluciones que superen el modelo neoliberal extractivista.
El fondo del problema está en el modelo de explotación irracional de nuestros recursos naturales, en este caso de los recursos del bosque y la tierra. Se traduce en la mercantilización y acaparamiento de la tierra para el agro negocio, por eso hay una inusitada compra de tierras por colonos y empresarios nacionales y extranjeros con el objeto de convertir las tierras boscosas en tierras ganaderas y soyeras. Dicho sea de paso la tendencia en el país es el monocultivo de la soya que no garantiza seguridad alimentaria pues un pequeño porcentaje se queda para el consumo en el país y el resto va a la exportación y la fertilidad de la tierra se desgasta. ¿Será que el uso mayor de la tierra que no tiene vocación agrícola, por pequeños grupos de poder empresarial latifundistas, destinados a la producción de alimentos para la exportación resolverá el problema de la seguridad alimentaria del país? ¿Por qué no se fortalece al pequeño productor en tierras con vocación agrícola, recuperando áreas con tecnología adecuada para garantizar una verdadera seguridad y soberanía alimentarias? Las experiencias en el mundo enseñan que la soberanía y la seguridad alimentarias no vendrán jamás de parte de los grandes agroindustriales sino del pequeño agricultor campesino e indígena. Tampoco vendrán solo de la gestión agrícola sino de la gestión de los bosques y cuencas.
Necesitamos saber ¿Cuáles son las tierras con vocación forestal, cuáles son las áreas con vocación ganadera y cuáles son las áreas de vocación agrícola? Es un crimen ambiental seguir desforestando áreas de vocación forestal para destinarlas a uso agrícola o ganadero y el Estado debe hacer respetar esas vocaciones del territorio si es que de verdad respetamos a la madre tierra y queremos armonía y sostenibilidad para las generaciones futuras. Reclamamos pues, coherencia entre el discurso de defensa de la madre tierra y las políticas públicas sobre la gestión de los recursos naturales del país.
Con la participación amplia y sincera de todos los actores siempre habrá respuestas imaginativas, creativas y con fundamento para la gestión del bosque. Se necesita fortalecer las actividades de recolección de bienes del bosque que generan recursos sin destruirlo: la recolección de la castaña amazónica, la extracción de la goma, la actividad maderera con buen manejo, la apicultura, la piscicultura, la artesanía del bosque, la bio-medicina, la bio-tecnología, los bio-cosmeticos,etc. Con técnicos especializados y la sabiduría local, se puede mantener el bosque de pie generando ingresos dentro de una economía solidaria y respetando el medio ambiente.
En el caso de las pampas benianas también se necesitan respuestas serias y creativas pues el manejo adecuado de los pastizales o sabanas nativas para la cría de ganado puede ser rentable conservando la biodiversidad como lo muestran otras experiencias en Argentina, por ejemplo.
Tal como esta la situación, no puede continuar, por eso apelamos a la conciencia de nuestros gobernantes y de las fuerzas sociales a cambiar de visión y de actitud ante el modelo de explotación irracional de los recursos naturales para el confort de una elite que se enriquece a costa de la destrucción de la biodiversidad.
Hay pues que repensar y debatir el modelo depredatorio de explotación irracional de los recursos naturales, en este caso de los recursos del bosque y del recurso suelo y tierra. La participación de la sociedad en su conjunto es vital porque sólo reivindicando el derecho de participación se podrá generar conciencia ambiental y hacer que las autoridades cambien de actitud.
Fuente: Ecoportal.net
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