Datos de hace unos años revelan que el 70% de la fuente energética del país es alimentada por petróleo, gas natural y carbón, una realidad que puede empezar cambiar gracias a la investigación realizada por varias universidades y que apuntan a desarrollar biodiesel en base a algas e incluso de desechos biológicos industriales.
El tema del abastecimiento energético ha adquirido una fuerte importancia en Chile, un país que carece de grandes fuentes de crudo o gas y al que cada vez le van quedando menos ríos para embalsar. Por ello, cualquier iniciativa que esté orientada en buscar nuevas opciones que aseguren una matriz energética que permita pensar en un mayor desarrollo económico es más que bienvenida.
Otro tema es la intención de encontrar elementos menos contaminantes para no mermar la competitividad del país, pensando estrictamente en las implicancias que tendrá la “huella de carbono” en las empresas, pues a contar de la instauración de este ítem los productos ya no serán valorados sólo por su calidad y precio, sino también por el daño que su producción podría generar en el medioambiente.
En este sentido varias casas de estudios se han dado a la tarea de generar biodiesel, un combustible que surge en base a materia orgánica como algas, plantas herbáceas, oleaginosas y leñosas, residuos de la actividad agrícola y forestal y desechos biológicos industriales, como desperdicios y subproductos de la industria alimenticia. Una de sus ventajas es el costo de implantación que tendría este combustible, pues utiliza la misma infraestructura logística que los derivados del petróleo.
Los esfuerzos de la UFRO
Para el académico del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de la Frontera, Christian Antileo, “Chile requiere de más energía para sustentar su crecimiento energético, y ella no puede basarse en un solo tipo de combustible, petróleo, carbón o gas, sino que se debe pensar en una matriz de materias primas que satisfaga diferentes nichos de mercado”, agregando que en la UFRO han apostado por el biodiesel de aceite vegetal/raps y de microalgas.
El docente de la universidad temuquense señala además que la importancia de este tipo de fuente de energía “radica en ofrecer una alternativa que pueda ser utilizado, por ejemplo, en mezclas con diesel para el parque automotriz o transporte público. Otra aplicación es en el ámbito de los quemadores industriales mineros que usan petróleo seis, que combinado con biodiesel se transforma en un combustible de mejor calidad, disminuyendo el nivel de emisiones de contaminantes atmosféricos”.
Desarrollo desde el Maule
Otra institución de educación superior que comenzó hace unos meses su investigación gracias a la adjudicación del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) es la Universidad Católica del Maule. La iniciativa pretende poner en marcha un equipamiento de control de calidad del biodiesel al amparo del proyecto “Introducción de tres especies forestales oleaginosas adaptables al secano de la zona centro sur de Chile”.
El responsable de este programa, que gracias al FIC contará con 120 millones de pesos para implementar un laboratorio de certificación, es el académico de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UCM, Jorge Contreras. En opinión del docente el objetivo en el mediano plazo es desarrollar una actividad productora de biodiesel, gracias a la disposición de materia prima adecuada y de los equipos que aseguren su calidad. La plantación de las especies arbóreas emplearía suelo marginal por lo que no competiría con la producción agrícola, tal como sucede en Alemania o Estados Unidos, países en los que ya se realizan experiencias similares.
Fuente: Universia Chile
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