Los expertos dicen que maximizar la eficiencia en la producción de forrajes es el eje para transformar a la ganadería de carne y leche.
Los forrajes conservados son la síntesis de la agricultura y la ganadería porque se debe pensar en la calidad del alimento para el ganado al momento de sembrar los cultivos. “Hay que tener el mejor maíz y el mejor sorgo, cosecharlo de manera eficiente para tener una mejor carne y leche”, señaló Mario Bragachini, coordinador del Proyecto Precop del INTA.
“Tenemos que producir la mayor cantidad de forrajes conservados por hectárea con herramientas de la agricultura de precisión, fertilización balanceada, el riego complementario y la eficiencia en cosecha”, explicó Bragachini y agregó: “Para tener éxitos con la ganadería, primero, hay que ser buen agricultor”.
Estimaciones del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA 2) pronostican que la Argentina pasaría de producir 2.6 millones de toneladas de carne por hectárea a 3.8 millones para 2020. “Esto significa un incremento del 46% y 40.000 nuevos puestos de trabajo”, dijo Bragachini y agregó: a la par, “la producción de leche aumentaría un 76%”.
El tecnico del Inta tambien hizo foco en cómo lograr la mayor cantidad de kilos de materia seca disponible en madurez fisiológica, cómo cortarlo en el estado fenológico adecuado para silo o heno y cómo almacenarlo sin perder calidad.
De acuerdo con Bragachini, si se ajustan las prácticas en todo el proceso de conservación, se pueden minimizar las pérdidas a menos del 10%, mientras que en el pastoreo directo llegarían al 40%.
Miriam Gallardo, especialista en forrajes conservados del INTA Castelar –Buenos Aires– afirmó que si bien los forrajes son un clásico para los productores, siempre hay novedades interesantes para exponer.
Fuente: on24
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